Ayer celebramos el Día Internacional de la Familia 2009 y este año el lema que se eligió es: "Las madres y las familias: retos de un mundo cambiante".
Con este motivo se ha difundido el mensaje del Secretario General de la ONU, Ban Ki -moon. Y como era necesario ha hecho un llamamiento universal para la protección de las madres, como garantes de la seguridad y la salud de sus hijos.
Me ha gustado que una de las cosas que ha subrayado es el importante papel de la madre en el desarrollo sano de los niños, lo que, en mi opinión, nuestra sociedad industrial está socavando en pro de una mayor productividad. Las madres y los hijos necesitan estar juntos y desarrollar con tiempo y protección esa relación emocional que es la base sobre las que los niños aprenden vivencialmente la importancia del amor y la empatía.
"Las madres tienen un rol decisivo en las familias, que son una fuente potente de cohesión social e integración. La relación madre-hijos es fundamental para el desarrollo sano de los niños. Las madres, además, no son únicamente fuente de cuidados: también contribuyen al sustento de sus familias. Sin embargo, la maternidad sigue causando para las mujeres problemas serios e incluso peligro para su vida."
Una de las cuestiones fundamentales es la necesidad de implantar sistemas de salud que garanticen un parto seguro para todas las madres, incluídas las de países con menos recursos. Desgraciadamente, aunque en los países desarrollados existan movimientos que reclaman que la medicalización del nacimiento no interfiera en su natural desarrollo, hay millones de madres para las que el parto termina en muerte por la imposibilidad de acceder a unas mínimas atenciones médicas.
Y es que una cosa no está reñida con la otra. Los partos naturales o los partos en casa son seguros si hay una atención adecuada, pero no lo son donde la mujer no recibe ningún seguimiento y donde las condiciones de salubridad son deplorables. Para todas es necesario poder acceder a atención médica durante el embarazo y a tener disponibles servicios en caso de necesidad o emergencia.
El nacimiento de un hijo, que tiene que ser causa de regocijo, es un riesgo grave para la salud para demasiadas mujeres en los países en desarrollo. La mejora de la salud de las madres es el Objetivo de Desarrollo del Milenio para el que se ha registrado el grado de progreso más bajo. Una mujer que vive en uno de los países menos adelantados corre un riesgo 300 veces mayor de morir dando a luz o a causa de complicaciones resultantes del embarazo que una mujer que vive en uno de los países desarrollados. Debemos reducir los peligros del embarazo y el parto preparando a los sistemas de salud para que presten servicios de planificación familiar, asistencia profesional durante el parto y atención obstétrica de emergencia.
La violencia que sufren sobre todo las mujeres y madres o el acceso a la educación, que en muchos países es imposible para nosotras, es otra de las causas de esta necesidad indispensable que el día de ayer quiere hacer patente.
Los actos de violencia contra las mujeres, muchas de las cuales son madres, siguen figurando entre las infracciones más frecuentes de los derechos humanos en la actualidad. Tienen consecuencias de gran alcance, porque ponen en peligro la vida de mujeres y niñas, causan daños a sus familias y comunidades y corroen la estructura misma de la sociedad. Poner fin a la violencia contra las mujeres y prevenirla debe ser una prioridad clave para todos los países. También debemos asegurar el acceso universal a la educación. La educación de las mujeres y las niñas tiene beneficios no sólo para cada familia sino también para los países en su totalidad, porque moviliza la contribución que las mujeres pueden hacer al esfuerzo general en pro del desarrollo. Las estadísticas también demuestran que es mucho más probable que las madres que han recibido educación aseguren la asistencia de sus hijos a la escuela, lo que significa que los beneficios de la educación trascienden las generaciones.
Respecto a la conciliación, y este punto es uno de los que disiento parcialmente en su exposición, no se soluciona prioritariamente con la creación de guarderías, que aunque son necesarias, no pueden ser la solución ideal. La productividad no lo es todo. Invertir en que las madres puedan pasar más tiempo con sus hijos si es su deseo es una posibilidad que ignora en el mensaje, y ese, en mi opinión, es el camino adecuado para lograr que los niños y las madres sean más felices: que la libertad no se limite a la posibilidad de producir más.
Para apoyar a las madres en su misión de prestar cuidados a sus familias, tenemos que desarrollar y ampliar políticas y servicios de asistencia familiar, como guarderías infantiles, que alivien parte de la carga de trabajo que tienen las mujeres. Tanto las mujeres como los hombres necesitan un apoyo público más eficaz para compartir por igual las responsabilidades laborales y familiares. Las familias constituidas sobre la base del reconocimiento de la igualdad entre mujeres y hombres ayudarán a crear sociedades más estables y productivas. En este mundo cambiante tenemos muchos retos que enfrentar, pero hay un factor que permanece constante: la trascendencia permanente de las madres y su contribución invalorable a la formación de la próxima generación. Reconociendo sus esfuerzos y mejorando sus condiciones de vida, podemos crear un futuro mejor para todos.
En cualquier caso, y matizaciones aparte, "Las madres y las familias: retos de un mundo cambiante" lema del Día Internacional de la Familia 2009, me parece un acierto que debe ayudarnos a reflexionar sobre la importancia de la maternidad en la creación de sociedades mejores.
Via | Naciones Unidas En Bebés y más | Feliz Día de la Familia