A menos que haya sido una costumbre en tu familia, dejar los zapatos en la puerta es algo que posiblemente relacionas con las culturas asiáticas. Este hábito, que muchos vimos quizás por primera vez en animes y series japonesas, no solo es una cuestión de tradición cultural: es algo que todos deberíamos hacer.
Porque una vez que te enteras de todo lo que metes a tu hogar en la suela de tus zapatos al llegar de la calle, quedas horrorizado. Esto es lo que dice la ciencia sobre el hábito de dejar los zapatos en la puerta.
Polvo, bacterias... y materia fecal
Estas son algunas de las cosas que diversos estudios han encontrado en el interior de las casas. En un estudio de 2017 se encontró que en el 26,4% de los zapatos y el 24,7% de las puertas o entradas está presente la bacteria Clostridium difficile -una bacteria altamente contagiosa y responsable de infecciones y enfermedades estomacales-, y que ésta se encontraba con mayor frecuencia en parques (24.6%) y hogares (17.1%).
En otra investigación de 2023, se concluyó que el 57% de las partículas de polvo encontradas en interiores se habían originado en el exterior, y que la suela de nuestros zapatos puede contener desde plomo hasta materia fecal. Si no nos los quitamos al llegar a casa, paseamos eso y más por toda la casa.
Otro estudio encontró múltiples bacterias en la suela de los zapatos, entre las que se incluían la E. coli, conocida por causar infecciones intestinales; Klebsiella pneumoniae, una fuente común de infecciones en heridas y neumonía; y Serratia ficaria, que puede ocasionar infecciones en el tracto respiratorio y heridas.
Además de estos, otros estudios han encontrado en los zapatos diversos gérmenes y bacterias resistentes a los medicamentos que provocan enfermedades difíciles de tratar, señalando la suela de los zapatos como un posible vector de transmisión de patógenos.
El problema de esto es que no es una simple cuestión de meter "suciedad" a nuestros hogares, sino de los riesgos que esto representa para nuestra salud por todas las enfermedades que podemos padecer a causa de ello.
Si tenemos bebés o niños pequeños en casa, que gatean y se llevan sus manitas a la boca después de tocarlo todo, el riesgo es aún mayor para ellos, con un sistema inmunitario menos fortalecido.
Andar descalzos no es la solución
Quizás después de leer todo esto ya no vuelvas a meter tus zapatos más allá de la entrada de tu casa y prefieras andar descalzo. Pero esto también tiene su riesgo, ya que andar descalzo o solo con calcetines puede aumentar el riesgo de caídas o infecciones en los pies.
Por otro lado, no debemos caer en el error de crear un ambiente excesivamente limpio dentro de casa. Tener un poco de polvo o suciedad es bueno para nuestra salud, ya que nos ayuda a desarrollar y fortalecer el sistema inmune y puede reducir riesgo de padecer alergias y asma. Lo que debemos hacer es intentar prevenir que las bacterias tóxicas entren a nuestra casa a través de nuestros zapatos.
La recomendación, además de limpiar el suelo y aspirar alfombras con frecuencia (por lo menos dos veces por semana), es que dejemos los zapatos que usamos fuera de casa en la puerta y los cambiemos por zapatos exclusivos para el interior de nuestro hogar o unas zapatillas de estar por casa.
Haciendo esto, y limpiando las suelas de nuestros zapatos de calle un par de veces a la semana, dejamos de acarrear todos esos patógenos por nuestros hogares, limitando su acceso y reduciendo el riesgo de enfermedades para todos.
Foto de portada | Lisa Fotios en Pexels