Últimamente vengo observando una actitud que se repite en los niños pequeños, especialmente en mi hija que pronto cumple tres años y se dedica a destrozar los castillos de arena que tan laboriosamente hemos levantado.
Ya no me esfuerzo tanto en perfeccionar las almenas, hacer puertas y ventanas o incluso marcar los ladrillos. Ella está impaciente porque diga: "Ya lo hemos acabado, ¿te gusta?", para demostrarme con sus patadas, culadas y manotazos ¡que lo prefiere en su estado original de amasijo de arena!
No importa si son castillos, pirámides, patos, cocodrilos o sirenas, no importa la altura del ingenio, aunque más emoción cuanto más alto (como cuando apila cajas de cartón...), no importa si usamos molde o lo hacemos totalmente con las manos, al final lo que cuenta es que se destrocen bien.
Y cuanto más rápido mejor. Así que si queréis tener un recuerdo fotográfico de vuestra construcción antes de que acabe deshecha, tenéis que ser rápidos con la cámara...
Lo malo es cuando se dedica a destrozar los castillos de los demás... Si paseamos por la orilla, ya me tenéis a mí oteando a distancia los alrededores de los castillos de arena para ver si tienen "dueño" o no, porque seguro que a la pequeña le va a apetecer chafarlos.
Así que definitivamente no importa el objetivo con el que construyamos los castillos arena, al final también resulta divertido destrozarlos.
Cuanto más grandes, mejor (más tiempo dura la diversión). Al fin y al cabo, los castillos de arena son un arte efímero y lo que importa es el buen rato que pasamos levantándolos... y destruyéndolos. Oye, que también yo le he encontrado el gustillo al asunto demoledor de construcciones...
Foto | Carissa GoodNCrazy en Flickr-CC En Bebés y más | ¿Dónde quedaron los castillos de arena?, Cubo, pala y rastrillo para bebés, Complementos ideales para los niños en la playa, Para construir castillos de arena este verano