A la hora de pensar en un futuro como familia, muchas parejas se preguntan cuál es el número ideal de hijos. Si bien socialmente se tiende a considerar que dos hijos es el número perfecto, lo cierto es que no hay una respuesta para semejante pregunta, y cualquier opción es buena según las circunstancias de cada uno.
En este sentido, si ya tenéis dos hijos puede que en algún os hayáis planteado ir a por el tercero, pero os entren dudas sobre los cambios que pueda conllevar convertirse en una familia numerosa.
Como madre de tres hijos me gustaría compartir con vosotros los cambios más significativos que se producen en el día a día en una familia de clase media, así como aspectos a tener en cuenta si os estáis planteando tener un tercer hijo.
El trabajo se multiplica, pero también es una oportunidad de involucrar a los niños y fomentar su autonomía
Una de las primeras cosas que debes saber si te planteas tener un tercer hijo es que la faena en casa se va a multiplicar... ¡y mucho!
Por ejemplo, si quieres evitar que la pila de ropa sucia llegue al techo, poner lavadoras se convertirá en una tarea casi diaria. También se vuelve imprescindible mantener diariamente el orden en casa, sobre todo en lo que respecta al tema de juguetes, cuentos, ropa y otros artículos cotidianos.
Pero esto también supone una oportunidad de fomentar la autonomía de los niños desde pequeños, enseñándoles la importancia de involucrarse en las tareas del hogar para que todo marche sobre ruedas, al tiempo que ganan en confianza y seguridad, y mejoran su autoestima.
Tendrás que reajustar los gastos
Si el bolsillo acusa pasar de uno a dos hijos, convertirse en familia numerosa supone todo un reto económico. La cesta de la compra crece y se encarece, y ciertos momentos del año como las navidades, las vacaciones o la vuelta al cole pueden causar auténticos quebraderos de cabeza.
Asimismo, los planes caseros en familia y las actividades en la naturaleza ganan popularidad en detrimento de otros planes de ocio, como salir a comer fuera de casa, ir al cine o visitar un parque temático. Este tipo de actividades se acaban convirtiendo en pequeños "lujos" que solo es posible disfrutar de vez en cuando, pero quizá por ello se valoran y agradecen mucho más.
En cuanto a los gastos que implica la llegada de un tercer bebé, salvo los pañales y toallitas, es posible que no necesites comprar nada, pues con dos hermanos mayores hay muchas posibilidades de heredar todo tipo de artículos, ropa y juguetes.
Tendrás que replantearte el cuidado de los niños
Encontrar a un familiar o amigo dispuesto a quedarse al cargo de tres niños mientras haces alguna gestión, puede resultar a veces complicado. ¡Y ya no hablamos de lo que supone dejarlos a dormir fuera de casa! Y es que si esa persona también tiene hijos, añadir de golpe tres más no siempre es posible.
Con los abuelos sucede algo similar, ya que por mucha voluntad y ganas que tengan de quedarse con los nietos, el trabajo que dan tres niños podría suponerles un importante sobreesfuerzo.
En nuestro caso, este tema lo solucionamos separando a los niños: dos de ellos se quedan al cargo de un familiar o amigo, y el tercero al cargo de otro. De todos modos, este tipo de situaciones suelen ser puntuales y siempre es posible encontrar una solución.
Tres hijos para dos brazos y un inmenso corazón
Atender a tres hijos a la vez puede ser difícil, y en ocasiones incluso estresante.
Desde mi experiencia, uno de los momentos más delicados es cuando llevamos a los tres niños al parque, pues cuesta no perderlos de vista ni un segundo, o atender las necesidades de uno sin descuidar lo que hacen los otros. Otras situaciones complejas pueden salir a la calle cuando los tres son pequeños, ir a un centro comercial o hacer la compra en el supermercado con los tres.
Mi consejo es que mientras que el pequeño de tus tres hijos sea bebé, te apoyes en el porteo, tanto dentro como fuera de casa ya que esto te permitirá seguir poniendo tus ojos y manos a la completa disposición de los otros dos. También recomiendo vestir a los tres niños con el mismo color llamativo de camiseta, a fin de localizarlos rápidamente en un solo golpe de vista.
Pero a pesar de vivir situaciones estresantes en ciertos momentos, es maravilloso comprobar cómo los niños entienden desde muy pequeños la importancia de cuidarse y protegerse unos a otros.
La logística familiar se complica, pero la creatividad se dispara
Desde que eres madre/padre: ¿ves al pediatra de tu hijo más que a tus amigos? ¿Te resulta complicado llegar puntual a los sitios? ¿Eres de los que detesta el chat de padres del cole? ¿Hiperventilas cuando toca revisar el cabello del niño ante el aviso de pediculosis? ¿Te abruma pensar en cómo organizar a tu hijo una fiesta de cumpleaños? ¿Te cuesta encontrar un hueco en la agenda para tener una tutoría con el profesor de tu peque?...
¡Pues ahora imagina todas estas situaciones multiplicadas por tres!
No cabe duda de que la logística familiar se va complicando a medida que aumenta el número de hijos. Pero siempre he pensado que esto también hace que aumente nuestra creatividad a la hora de solucionar problemas, eliminemos expectativas y no nos compliquemos con cosas que tienen fácil solución.
Se descubren nuevas formas de viajar
Dejando a un lado la logística del día a día, hay otro aspecto que también cambia notoriamente cuando se amplía la familia (aunque no se trata de algo imprescindible ni importante): las vacaciones de verano.
Para empezar, irse de vacaciones supone un importante gasto para cualquier familia, pero en el caso de las familias numerosas este gasto se dispara. Si además, estás acostumbrado a alojarte en hoteles, debes saber que la mayoría carecen de habitaciones grandes para toda la familia, por lo que deberás contratar dos habitaciones o suites especiales (con el importante gasto que esto supone).
Pero existen opciones más económicas, cómodas y "amigables" para las familias grandes, como los campings con alojamiento en bungalows o autocaravana, los apartamentos vacacionales o las casas rurales. Este tipo de alojamientos nos permiten una gran libertad y flexibilidad, por lo que las vacaciones se acaban disfrutando mucho más.
La organización y las rutinas se vuelven imprescindibles
Las rutinas y los horarios son buenos y necesarios en una casa con niños, pero en el caso de las familias grandes se vuelven imprescindibles. Para facilitar el día a día es fundamental promover la autonomía de los niños desde que son pequeños, enseñándoles rutinas básicas de higiene, sueño, comida y estudios, entre otras.
También considero que es importante la planificación en la cocina y no dejar nada a la improvisación. En este sentido, preparar un menú semanal de comidas y hacer batch cooking se convierte en una gran ayuda para aprovechar mejor el tiempo y comer de forma saludable.
Es probable que tengas que cambiar de coche
La seguridad de los hijos en carretera es primordial, y para ello es imprescindible que viajen a contramarcha (ACM) el mayor tiempo posible, o en su defecto hasta los cuatro años como mínimo.
Pero no en todos los turismos caben tres sistemas de retención infantil instalados a contramarcha y de forma correcta. Por ello, podría ser necesario tener que comprar un coche nuevo con tres plazas traseras completamente independientes (cada una con su respectivo sistema Isofix) y, ya de paso, con un mayor espacio interior y de maletero.
El espacio en casa se reduce, pero el hogar siempre está lleno de vida
Aumentar la familia implica también tener que realizar algunos cambios en casa que quizá no te habías planteado. Por ejemplo, es probable que tus hijos tengan que compartir habitación, toque buscar espacios de almacenaje en los sitios más insospechados o tengáis que comprar un sofá más grande y una mesa de comedor en donde quepáis todos.
Pero aunque el espacio en casa se reduzca, notareis que aumentan las risas, voces, gritos, canciones, juegos, peleas, reconciliaciones, besos... en definitiva, ¡tendréis un hogar siempre lleno de vida! Y todo ello sin mencionar lo bonito que debe ser reencontrarse en un futuro con los hijos y sus respectivas familias.
Dos hermanos, dos tesoros
Dicen que quien tiene un hermano tiene un tesoro, así que tener dos hermanos supone tener dos tesoros grandes y maravillosos de los que disfrutar y aprender cada día.
Crecer con dos hermanos es tener siempre dos compañeros de juego; es entretenerse juntos allá donde vayan; es aprender a compartir, gestionar conflictos, discutir sin herir, esperar turno, ayudarse mutuamente... Como padres es precioso comprobar día tras día la sólida relación que se va forjando entre ellos.
Volver a tener un bebé en casa
Tener un tercer hijo también significa que volverá a haber un bebé en casa durante un tiempo, ¡y eso es algo absolutamente maravilloso! Los bebés nos hacen mejores personas, sacan lo mejor de cada uno, nos llenan de paz y nos permiten volver a descubrir la vida a través de cada paso que dan.
Pero además, tener un tercer bebé nos da a los padres la oportunidad de hacer las cosas de otro modo (si es que nos quedamos con alguna "espinita clavada" con nuestras anteriores experiencias) y de disfrutar de su crianza de forma más plena y consciente, pues mejor que nadie sabemos que el tiempo pasa demasiado deprisa y pronto lo echaremos de menos.