Los niños en el colegio o en casa mordisquean los bolígrafos o los lápices y los dejan literalmente ametrallados. Parece que sobre esa idea una marca de chicles ha pensado que ahí hay una oportunidad de negocio importante y sobre todo que en los lápices, en vez de esas gomas que muchas veces no borran y se rompen, se puede poner un chicle como mejor reclamo. Además así evitan comerse trocitos de lápices, de la pintura que los recubre o del plástico de las capuchas de los bolígrafos.
Se trata de la goma de mascar Gang que para promocionar su producto se asoció con la agencia brasileña ageisobar y entre otras colaboraciones han editado el vídeo que ilustra el artículo. Las imágenes muestran qué pasa con los alumnos en una situación que puede ser estresante para ellos. Así que lo que hacen es que les entregan los lápices con el chicle a los alumnos en las escuelas en una situación difícil, en este caso los exámenes.
Obviamente es una situación llevada al límite porque me parece que no se puede mascar chicle en las aulas, o al menos no se debería hacer. De hecho creo que no se debería hacer nunca en un espacio cerrado y en el que el silencio es un valor a respetar, como por ejemplo, bibliotecas, museos u hospitales. Y en el trabajo tampoco me parece que sea una práctica recomendable.
Para que los niños estén en casa escribiendo historias, haciendo los deberes o jugando un rato creo que el lápiz con el chicle puede ser una buena opción para que estén relajados y entretenidos. Creo que el producto triunfará y quién sabe si a lo mejor sirve de inspiración para que mientras los chicos mascan desarrollan una interesante capacidad creativa.
Vía | EspacioIJ Más información | Agencia Brasileña Ageisobar