Una revisión realizada por la Universidad de Middlesex, ha concluido que el acceso de los niños a la pornografía, influye en sus actitudes hacia las relaciones afectivas y sexuales. Nos cuentan que (mientras son pequeños) la exposición se produce más de forma accidental que intencionada, y también que aumenta conforme crecen.
En lugar de adoptar una postura ideológica particular, el informe se basa en la evidencia (se han revisado 41000 artículos de literatura académica), y se propone estimular el debate entre las personas que tengan una responsabilidad educativa hacia los niños. El acceso a pornografía por parte de los menores se produce off y on line, aunque en los últimos años es más común utilizar Internet como herramienta para encontrar contenidos pornográficos.
Antes de adentrarnos en la investigación que os presento, me gustaría comentar que es un tema que me preocupa especialmente, en primer lugar porque la exposición a pornografía cuando se trata de niños pequeños (8, 9, 10, 11…) es forzada y no corresponde a sus intereses naturales hacia la sexualidad. En segundo lugar porque me da un poco de miedo pensar en las consecuencias que pueda tener esa exposición.
Y si no tengo dudas de que muchos escolares en primer curso de Secundaria han accedido a contenidos de este tipo (yo misma he contrastado esta información al trabajar con adolescentes), os tengo que decir que niños aún más pequeños no tienen ninguna dificultad en visionar imágenes inapropiadas para su desarrollo emocional y afectivo.
Basta un compañero que les despierte la curiosidad, o varios preguntándoles ‘¿cómo es que no has visto aún este vídeo de que hablamos?’, basta un ordenador con conexión a Internet en la habitación, y sin control parental instalado (los hay, no creáis), basta un poco de desinterés por parte de los adultos en saber qué ven los niños en el ordenador…
Miranda Horvath es profesora titular de la Universidad de Middlesex, y nos cuenta que ‘los niños y jóvenes necesitan espacios seguros en los que pueden hacer preguntas acerca de la sexualidad, y también hablar de sus experiencias con la pornografía. Los adultos debemos educar y apoyar a los menores, también debemos ayudarles a desarrollar relaciones saludables con las otras personas’
El porno no sirve para educar en sexualidad... trabajar las relaciones afectivas sí
Las restricciones en las películas en el cine o los video clubs no sirven de nada en la actualidad, lo que sirve es que los adultos ejerzan sus funciones educativas con los más pequeños. No tenemos ni idea de cuáles son las implicaciones de que los niños pequeños accedan a pornografía, porque más allá de comportamientos más o menos evidentes (lenguaje, gestos, etc.) puede influir en las actitudes hacia las relaciones sexuales.
La investigación ha sido impulsada por la Oficina para el Comisionado de la Infancia de Inglaterra. Se pretende llamar la atención sobre la idea de que los niños pueden desarrollar resiliencia a la pornografía (es decir: podrían asumir situaciones límites y sobreponerse a ellas).
Entre los cambios de actitud que pueden originarse está el mantenimiento de relaciones sexuales a edades más tempranas, los comportamientos sexualmente violentos, y el sometimiento de una de las partes de la relación.
En mi opinión, los padres no podemos eludir la responsabilidad de hablar sobre las relaciones saludables, y la salud sexual con nuestros hijos. Exploremos primero nuestras dificultades, y abordemos después el tema con la mayor naturalidad posible. La educación es nuestra única herramienta para proteger a los niños frente a un entorno que les ofrece una cantidad de estímulos que no siempre son asumibles por sus cabecitas.
Sue Berelowitz del Comisionado para la Infancia de Inglaterra, describe como entre las causas de los abusos sexuales protagonizados por jóvenes como agresores, se encuentra el visionado de películas pornográficas. Parece evidente que existe correlación entre la exposición a escenas porno, y el comportamiento de los niños: ‘los pequeños necesitan una guía que les muestre que una relación sexual sana excluye la violencia’.
En mi opinión, el estudio se mantiene alejado de posturas morales, centrándose únicamente en el impacto que puede tener la pornografía en niños pequeños. Todos sabemos que a partir de la adolescencia los chicos y chicas, quizás más los primeros, tienen curiosidad por ver este tipo de imágenes, pero una cosa es acceder a fotografías de revistas a esas edades (ocurría cuando éramos más pequeños, ¿no?), y otra que un niño de 10 años esté viendo vídeos violentos y sádicos en su casa, o en la de un amigo.
Ya vimos hace algún tiempo que los niños practican sexting con imágenes inspiradas en la pornografía, y en definitiva, creo que nuestro papel es intentar que adquieran la capacidad para desarrollar su sexualidad de forma saludable, sin ser violentados, y sin que comentan abusos sobre otras personas.
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