Sabemos que muchas enfermedades se pueden prevenir vacunando a los pequeños y es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no cumplir con el calendario de vacunación supone poner en riesgo la salud de los niños. Las principales vacunas son contra el sarampión, las paperas, la rubéola, el tétanos, la difteria, la tos ferina, la hepatitis B o la poliomielitis y como se puede ver en el gráfico, de Leon Farrant y que hemos visto en Microsiervos, no vacunarse puede considerarse como un acto inconsciente y nada solidario con el resto de personas.
El gráfico compara la incidencia de ciertas enfermedades cuando las personas no se vacunan (izquierda) respecto a qué pasa cuando se vacuna (derecha) indicando la caída por el uso en el centro. Los datos se publicaron en el 2011 y hacen referencia al impacto de las vacunas comparando el principio del siglo XX con el del siglo XXI utilizando datos de Estados Unidos. En el gráfico se puede ver que la disminución es total en la poliomelitis, la viruela o la difteria aunque muchas del resto están en el 99% de efectividad. Así que se puede concluir que el impacto de las vacunas es innegable y que es una buena idea vacunar a nuestros hijos.
Además de ese gráfico, en el artículo de Microsiervos se indicaban las causas de la muerte comparándolas con las de hace 100 años. Y es que al empezar el siglo XX se moría de neumonía, gripe, tuberculosis e infecciones gastrointestinales. En la actualidad las mayores incidencias de la muerte, teniendo en cuenta que el número total también ha caído de forma notable, es que se muere principalmente de enfermedades del corazón, cáncer, problemas respiratorios, accidentes, Alzheimer o diabetes. También el suicidio progresa de forma preocupante para vivir en una sociedad moderna y con los países utilizando importantes recursos para dotar de bienestar a sus ciudadanos. Los datos son de los Estados Unidos de América.
El número de muertes por cada 100.000 personas era de 1.100 en el año 1900 mientras que en el año 2010 el número de muertes se reduce a casi la mitad, 600 por cada 100.000 personas. En este gráfico también sería bueno conocer la esperanza de vida porque seguro que hemos alcanzado edades en las que es casi normal que nos muramos de un ataque al corazón al haber limitado la agresividad de muchas enfermedades. Seguro que la ciencia mantiene su progresión y estas cifras quizá sean un mal recuerdo dentro de 100 años.
Más información | Microsiervos Imagen | New England Journal of Medicine and Surgery, Leon Farrant (2011)