Desde ‘Más allá del magisterio Infantil’ nos cuentan que la ‘indefensión aprendida’ es un fenómeno que se basa en la ausencia de expectativas, y la creencia de no poder conseguir las metas.
El concepto fue desarrollado por Seligman, quien realizó una serie de experimentos con animales a los que sometía a frecuentes descargas eléctricas de las que no podían escapar. Los animales llegaron a aprender que no era posible huir, y dejaron de resistirse. En posteriores experimentos con estudiantes universitarios, se vio como la indefensión aprendida ‘interrumpe el desarrollo normal y el aprendizaje, y conduce a problemas emocionales, especialmente depresión’.
He aprendido leyendo Mediación y Violencia, que esta indefensión aprendida en niños, puede desembocar en ansiedad y depresión, si está asociada a conductas de hostigamiento (acoso escolar), y puede ser dañina en los primeros años de vida. Esto es debido a que si no se tiene control sobre el entorno, no se sientan bien las bases del futuro desarrollo emocional.
En ocasiones, hemos comentado que el niño víctima de bullying, debe pedir ayuda a un adulto, y aunque la teoría es así, no siempre ocurre en la práctica, precisamente por esta indefensión. Y es que el niño hostigado, acaba pensando que no puede hacer nada para evitar o defenderse de la situación.
La exposición a acontecimientos incontrolables, produce indefensión, debido al desarrollo de una expectativa según la cual, estos acontecimientos, son independientes de la conducta. Una vez que los animales y las personas adquieren la creencia de que no pueden influir sobre los acontecimientos adversos, sobreviene la indefensión
Una vez que hemos visto en qué se puede traducir la indefensión aprendida en niños y adolescentes en edad escolar, me gustaría comentar que hay opiniones que sitúan las causas de la misma en la sobreprotección por parte de los padres. O también en determinadas pedagogías (memorísticas, que recurren en exceso a los suspensos como método de presión, etc).
Es más que evidente que la misión de los profesores, y más en la actualidad, debería ser motivar a los alumnos hacia los aprendizajes creativos y el descubrimiento de sus intereses, también tienen un papel muy importante en la prevención de los problemas de hostigamiento.
Pero si queréis saber mi opinión, creo que pocos niños están preparados (sea cual sea el estilo educativo de los padres), para soportar el acoso escolar; a no ser que se les haya educado para agredir y someter a los demás.
Es un tema muy interesante, en el que próximamente ahondaremos más, ya que la indefensión aprendida (estando o no relacionada con el bullying), puede influir negativamente en los resultados académicos de los estudiantes, aún cuando los otros factores sean favorables.
Y también nos preguntaremos si la ‘indefensión (o desesperación) aprendida’, se puede deshacer.
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