Mientras que para muchos de nosotros resulta obvio que el castigo físico a los niños, además de resultar humillante, puede dejar señales en su personalidad, todavía hay quien argumenta que las nalgadas o cachetes no se pueden considerar como maltrato.
Al respecto puedo decir que para saber si se considera o no maltrato, además de atenernos a la definición del término, podríamos preguntarles a los receptores de los golpes, puede que su opinión nos sirva de algo. Y también me gustaría dejar claro que aunque sí que se pueden establecer diferencias entre una paliza y un par de tortazos, estas se mueven en el terreno de la moralidad y las consecuencias físicas, no obstante al niño se le hace daño emocional independientemente del grado de violencia, y esto es por lo que se transmite al pegar.
Puesto que en otras ocasiones ya hemos hablado en el blog acerca de este tema, hoy me gustaría acercaros la visión de dos estudios canadienses realizados este año, y de los que puede que ya hayáis oído hablar. Joan Durrant (de la Universidad de Manitoba) y Ron Enson (del Hospital Pediátrico del este de Ontario), afirmaban a principios de año que ‘a largo plazo, el castigo físico se relaciona con graves problemas de salud mental, como adicciones, depresión o ansiedad’.
El castigo físico se asocia con mayores niveles de agresividad
Los autores de este estudio habían analizado investigaciones publicadas en los últimos 20 años, y no tuvieron ningún reparo en afirmar que, sin excepción, el castigo físico se asocia con mayores niveles de agresividad contra los padres, los hermanos, los pares y los cónyuges. De hecho, los niños que reciben azotes tienden a volverse más agresivos con el tiempo que los que no son maltratados.
Creo que no nos tenemos que sorprender por estas reclamaciones: al fin y al cabo los padres somos un espejo en el que los peques se miran, y a su vez, en los niños proyectamos de forma consciente o inconsciente sentimientos y formas de actuar.
El estudio fue publicado en la Revista de la Asociación Médica Canadiense (CMAJ). Joan Durrant y Ron Enson, manifestaron tras analizar los resultados que el castigo físico también está asociado con problemas mentales como depresión, ansiedad, y consumo de tóxicos
Al parecer el castigo con golpes es capaz de cambiar y modificar áreas enteras en el cerebro que están vinculadas al rendimiento, aumentando al mismo tiempo la vulnerabilidad hacia el desarrollo de algún tipo de adicción
Los investigadores hablan sobre la posibilidad de la prevención de problemas sociales mediante la conciencia de las consecuencias de los golpes contra los niños, y una actuación parental más equilibrada, ahora mismo me viene a la cabeza la Guía sobe ‘Cómo Educar en positivo’, porque nos puede orientar a los padres que buscamos una relación más cercana y empática con nuestros hijos. Sobre todo teniendo en cuenta que muchos tampoco adoptaríamos un estilo educativo en el que estuvieran presentes otros tipos de castigos, o sistemas basados en los premios.
Trastornos de salud mental que se asocian con los golpes recibidos durante la niñez
Tracie Afifi (también de la Universidad de Manitoba) el pasado mes de julio, un estudio en la revista Pediatrics. Junto con sus colaboradores, había utilizado datos de 34000 personas de más de 20 años. El equipo halló la evidencia de que hasta el siete por ciento de varios trastornos de salud mental se asociaban con el castigo físico recibido durante la infancia.
Existen mayores probabilidades de trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, que incluyen depresión mayor, trastorno de pánico, trastorno por estrés postraumático, agorafobia y fobia social. Varios trastornos de la personalidad y el abuso del alcohol y de las drogas también se relacionan con el castigo físico
El doctor Andrew Adesman es jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Pediátrico Steven, este especialista ha detectado limitaciones en el estudio de Tracie Afifi, sin embargo reconoce que la investigación nos da motivos para evitar el castigo físico. El doctor realiza una observación muy interesante: ‘en los centros de salud se encuentran mensajes de todo tipo relacionados con prácticas y hábitos saludables, y sorprendentemente, nunca se orienta a los padres sobre cómo evitar los golpes a los niños’.
Aún hoy en día muchas personas argumentan que los golpes contra las mujeres (por ejemplo) no son equiparables a los castigos físicos a los niños, puesto que los primeros pretenden la sumisión, y los segundos van encaminados a corregir un comportamiento. Pero en realidad cuando se pega a un niño también se pretende doblegar su voluntad, aunque en el fondo los padres sientan impotencia por una situación que les desborda, y ante la que disponen de pocos recursos para actuar.
Imagen | zaxl4 En Peques y Más | Los castigos físicos no sirven para educar y son una vulneración de los derechos infantiles, En Italia se ha iniciado una campaña para decir NO al castigo físico contra los niños