Hará unos dos años que vimos de casualidad una película Tailandesa (suena rarísimo acostumbrados como estamos a que gran parte del cine que vemos sea americano, con algunas intrusiones europeas) llamada “El Elefante Azul”.
Tengo que decir que nos cautivó desde el inicio, aunque el segundo tercio de la película puede resultar un poco aburrido para los que estén acostumbrados al cine de acción. Pero puedo afirmar rotundamente que vale la pena, de hecho como nos la regalaron en DVD la hemos vuelto a visionar algunas veces más.
Este film que dura 79 minutos y está dirigido por Kompin Kemgumnird, se presenta lleno de aventuras, ternura, amor y compañerismo El protagonista es Khan Kluay que pasa de ser un bebé bajo los cuidados de su mamá, a convertirse en el “Elefante Real” del recién proclamado Rey del Reino de Siam.
Sabréis que la que fue Siam es hoy Tailandia, y este nombre hace referencia al pueblo thai (cuyo significado es ‘libre’). Parece que es la única nación de Asia Meridional que nunca perdió la libertad, y de hecho esta película de la que hoy os hablo relata unos hechos ( según he leído están basados en una leyenda) que hacen referencia precisamente a las ansias de liberarse del dominio de Birmania.
Pero volvamos a Kan Kluay: es un elefante valeroso que demuestra un gran coraje y un sentido de pertenencia familiar. Siendo aún niño emprende una aventura en busca de su padre (sin saber que corrió un trágico destino) alejándose de su madre a la que tarda muchos años en volver a ver.
En su camino se cruza el príncipe de Siam que es retenido por el rey de Birmania, y con el que entabla una fugaz amistad. También con Kon Shuay que se convertirá en compañera inseparable y lo llevará a casa del cuidador de elefantes que pasado un tiempo estará encargado de entrenarlos para que sirvan a las tropas de Siam en su lucha por la independencia.
Para mí uno de los momentos más intensos de la película se produce cuando durante el torneo que disputan los elefantes para ser dignos de convertirse en Elefante Real, Kan Kluay se reencuentra con el ahora rey de Siam. Este último anuncia: ‘este elefante como nuestro pueblo es pequeño de tamaño, pero grande de corazón: ha luchado contra fuerzas que le superaban, no por codicia o por poder, sino para proteger a un ser querido, todos debemos seguir su ejemplo… pueblo mío, hoy he encontrado a mi Elefante Real’
Sin embargo cuando Kan a recuperado a su madre y sabe que su padre murió en una batalla, debe tomar una decisión, regresar a la paz del hogar, o acompañar a su pueblo y devolver la dignidad a los suyos.
Es una película que refleja claramente valores muy positivos como el coraje, la persistencia a la hora de conseguir lo que se desea, la protección a la familia y la defensa de los ideales.
En el desenlace no puede faltar la unión de Kan y Kon, y el regreso al hogar para continuar una vida llena de paz y prosperidad. El pequeño ‘gran’ elefante es nombrado protector de Siam y cuenta la leyenda que sus descendientes aún viven.
No me olvido del fiel amigo de Kan desde que este era niño, se trata de un ave mensajera que se autodenomina 'el sargento Jay', ambos permanecen juntos en los buenos y malos momentos.
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