Una revista australiana dirigida a familias con niños acaba de desatar una nueva polémica acerca de los límites éticamente permisibles en las imágenes de niños posando. La publicación se llama “Haven” y se distribuye en Nueva Gales, y forma parte de un proyecto más amplio que se completa con una página web desde la que se ofrecen consejos para crecer y explorar como familias, formando parte de una comunidad.
En “Haven” informan y recomiendan sobre temas relacionados con la salud, el ocio, la belleza de mamá, y muchas otras cosas que seguro resultan interesantes a sus lectores. Muchos de los cuales han querido ver un reflejo de la tendencia a la hipersexualización de la infancia en la imagen de portada Es una niña que puede tener unos 11 o 12 años, y está de pié apoyándose el pilar de un edificio que podría ser una piscina cubierta. Lleva un conjunto de roba circense estilo ‘vintage’ diseñado para la ocasión, que se ha querido interpretar como roba interior, y está despeinada. En la imagen se ve como calza unas bailarinas, sujeta una esfera con mango, y no lleva maquillaje (o al menos yo no lo veo).
Al contrario de algunas opiniones que he leído, ni la pose ni la expresión facial me parecen ser sugerentes, y mucho menos sexys, más bien parece que desafía un poco al adulto (una actitud muy normal a esas edades). He leído algunos comentarios afirmando que parecía estar recién levantada de la cama por el pelo, o que eso era lo que insinuaba, pero además de que (obviamente) el peluquero ha hecho un buen trabajo despeinando (ya lo querría mi hija para sí); que un niño salga de la cama no tiene ninguna connotación erótica, a no ser que como le ha pasado algunos lectores, nos empeñemos en verlo.
Por otra parte, el cuerpo de la niña difícilmente podría incitar a los trastornos de la alimentación porque no está delgadísima, indico esto último porque se han leído también insinuaciones al respecto. A mí sólo me queda por apuntar que más bien me recuerda a aquella polémica exposición (con niños de edades similares) en la que disfrazando a los pequeños con elementos a veces provocativos - en el mejor sentido de la palabra - se pretendía reflejar el fin de la inocencia, como característica inherente a los 10 u 11 primeros años de la vida.
Para calmar los ánimos, la revista ha agradecido el interés de sus lectores, tanto si han vertido críticas positivas como negativas, y se ha aclarado que en ningún momento han pretendido ofender a nadie. Se sorprenden por la percepción negativa que algunas personas han tenido.
Nos gustaría saber qué opináis vosotros sobre esta fotografía.
Vía | The Australian Más información | Haven, en Facebook En Peques y Más | Las niñas reciben el mensaje de que han de ser imposiblemente bellas desde muy jóvenes, y después se dan contra un 'muro'