He leído en Internet que Changi, el aeropuerto de Singapur, es muy moderno y está lleno de atractivos, entre ellos la impresionante limpieza de sus instalaciones que incluyen además piscina, duchas, ordenadores con Internet gratuita o cine. Changi está 20 kilómetros al noreste del centro de Singapur, en el extremo este de la isla. Singapur es el tigre asiático, una ciudad, isla y país que con casi 5 millones de habitantes se ha convertido en un icono mundial. Junto con Bangkok y Hong Kong, Singapur es actualmente uno de los atractivos del Sudeste Asiático.
En el vídeo que ilustra el artículo, y que hemos visto en Microsiervos, se puede ver una fascinante escultura que se ha instalado en ese aeropuerto. Se trata de Kinetic Rain y aprovecha todas las tecnologías robóticas actuales para conseguir unos efectos preciosos y que en directo tienen que resultar espectaculares. La escultura está compuesta por 1.216 gotas fabricadas en bronce que cuelgan de unos finos hilos y que con los motores incluidos en el soporte, hacen que las gotas suban y bajen. El efecto es mucho más espectacular cuando el software utilizado se pone en marcha haciendo que los motores, de forma coordinada, faciliten que las gotas jueguen en el espacio creando un resultado hipnótico.
Cada vez vamos a ver más este tipo de obras que combinan arte y tecnología. Lo que se me hace más raro de entender es que se ubiquen en un aeropuerto, un lugar en el que más allá del atractivo de los aviones se me hace difícil considerarlo como un sitio para visitar y además apreciar obras de arte.
En este vídeo se puede ver a los autores explicando el proyecto. Está en inglés e incluye subtítulos en inglés:
Vía | Microsiervos