Reconozco que el tema de las grasas en alimentación es un poco complejo, y sería muy fácil confundir conceptos. Por eso, a la vez que os presento este Decálogo sobre las grasas en la alimentación de niños y adolescentes, intentaré aclarar un poco cuáles son las grasas que podemos encontrar en los alimentos (por si me dejo algo, en el punto 2.- del documento mencionado hay una explicación a la que os remito).
Las grasas son alimentos que actúan como combustible, y pueden encuadrarse dentro de los grupos de alimentos energéticos y plásticos (a la vez). No todas ellas son útiles, y además algunas son perjudiciales. Empecemos por las grasas insaturadas: monoinsaturadas (en el aceite de oliva, frutos secos, huevo…) y poliinsaturadas - u Omega 6 / 3 - (legumbres, pescados, leche…); son protectoras de las arterias, por lo que podríamos considerarlas grasas útiles.
Encontramos también diferentes alimentos con grasas saturadas (mantequilla, queso, helados, carnes grasas, cremas) que conllevan el riesgo de acumulación de colesterol en las arterias. De todas las grasas, parece que las grasas trans, tienen peor fama, porque contienen muchos ácidos transgrasos, siendo peligrosas para la salud del corazón y las arterias. Entre ellas encontramos alimentos procesados, mantequillas, alimentos fritos, …
Dicho esto, me queda adelantar algunos puntos del Decálogo mencionado (lo tenéis aquí completo), y animaros a implantar una alimentación saludable y equilibrada en vuestros hogares, por el bien de todos.
Las grasas son un componente importante en la dieta humana, pues proporcionan energía, pero también son clave en varias funciones biológicas, incluidos el crecimiento y el desarrollo. Los lípidos son el principio inmediato más energético (9 kcal/g), por lo que su consumo es fundamental a lo largo de toda la edad pediátrica, especialmente en los periodos de rápido crecimiento: los 2-3 primeros años de vida y la adolescencia. Más del 90% de las grasas de la dieta son triglicéridos.
Los lípidos son importantes tanto por su aporte calórico como por su función en la prevención de las enfermedades crónicas más prevalentes.
Es preferible utilizar aceites vegetales, especialmente de oliva. Y en caso de consumir grasas untables escoger margarinas ya que son ricas en grasas poliinsaturadas y actualmente no son fuente de grasas trans, o las grasas de origen animal.
Según datos de consumo en nuestro medio, la ingesta de grasa total en la población pediátrica española es adecuada cuantitativamente hasta los 3 años, y es algo superior a lo recomendado en escolares y adolescentes. Sin embargo, existen grupos de población que consumen claramente por encima de estas recomendaciones, proporcionando un alto aporte calórico y aumentando el riesgo de obesidad.
- El exceso de consumo, o la ingesta desequilibrada de grasas, puede ser perjudicial para la salud. Para adecuar la cantidad de grasa de la dieta se deben hacer las siguientes recomendaciones prácticas:
1.- Eliminar la grasa visible de las carnes.
2.- Consumir pollo sin piel.
3.- Disminuir el consumo de embutidos, utilizando siempre los más magros.
4.- Valorar recomendar el uso de leche semidesnatada a partir de los 2 años.
5.- Para aumentar la calidad de la grasa de la dieta las recomendaciones prácticas son: aumentar el consumo de pescado a 3-4 veces a la semana si es blanco, y al menos a 2 veces a la semana si es azul; utilizar aceites vegetales, especialmente de oliva; en caso de consumir grasas untables, escoger margarinas, ya que son ricas en grasas poliinsaturadas y actualmente no son fuente de grasas trans o grasas de origen animal; utilizar formas culinarias sencillas: hervido, plancha y horno.
Los fritos, aunque contribuyen aumentar el contenido calórico de los alimentos, pueden utilizarse si es con aceite de oliva con una fritura a alta temperatura y de poco tiempo
En el último punto del Decálogo, nos cuentan desde la Asociación Española de Pediatría que las grasas (o lípidos) son parte importante de la alimentación, como fuente calórica y por tener efectos preventivos de enfermedades crónicas. Es verdad que los pediatras en las revisiones de rutinas, deben ofrecer las pautas para evitar el exceso de algunos alimentos y promover la alimentación saludable, pero en definitiva, somos los padres los que debemos disponer de una información veraz, para poner en práctica cuando cocinemos o preparemos alimentos para los niños.
Por eso, no dudéis en consultar al médico si necesitáis información sobre alimentación infantil, pero tampoco lo hagáis cuando tengáis que eliminar o reducir determinados alimentos de la dieta de vuestros hijos. Habíamos hablado sobre el exceso de proteínas, y acerca de los problemas que puede ocasionar el consumo desproporcionado de azúcar, en principio asimilar toda esta información puede parecer difícil, pero sólo lo será hasta que los hábitos estén instaurados, mientras tanto, mucha persistencia y dedicación.
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