Creo que es muy interesante ver el trabajo realizado por Gabriele Galimberti que se ha dado la vuelta al mundo realizando imágenes de los niños y niñas de muchos países con los juguetes que para ellos son los más preciados. Cada foto cuenta una historia no sólo por los juguetes que se ven en la imagen, cuya cantidad y variedad sorprende, sino por el entorno en el que se realizan las fotografías.
Es posible que para muchos niños no sean ni siquiera los juguetes más preciados sino que simplemente son los que tienen y con los que pasan mucho tiempo mientras crecen y probablemente asumen otras responsabilidades.
El fotógrafo es Gabriele Galimberti al que recomiendo visitar en su página en Internet donde se pueden ver muchos más trabajos suyos de gran calidad. Al parecer una de las cosas que comprobó Gabriele mientras realizaba las imágenes fue que no todos los niños estaban dispuestos a compartir sus juguetes con él y que al parecer aquellos que tenían muchos eran más lentos para compartirlos.
Para las jugueteras el estudio es impactante porque hay juguetes que se repiten a través de generaciones e independientemente del país. Por ejemplo, las niñas adoran las muñecas, los niños están encantados con los dinosaurios (que les protegen de los malvados en sus sueños), los camiones, los coches y los monos de peluche. Y con ellos buscan construir una realidad llena de imaginación y creatividad, con el juego como único objetivo.
Y evidentemente el contexto influye, en las imágenes se puede ver como hay juguetes que muestran el entorno en el que evoluciona el niño. En la India el Monopoly triunfaba porque la idea de construir casas y hoteles es lo que se hay alrededor, en Méjico los camiones son reflejo de la plantación de azúcar junto a la que vive el peque. Aunque en realidad, me preocupa la visión del niño ucraniano con ese despliegue de armas en su habitación.
Y también influye la educación que damos los padres. En la imagen se puede ver que una madre letona taxista llena la habitación de coches de juguete de su hijo, o el agricultor italiano que regala a su hija útiles para aprender a manejarse en el entorno rural.
Es muy significativo ver que los niños valoran jugar y divertirse con juguetes no electrónicos y que les permiten crear mundos de juego sencillos, con los que resuelven sus sueños y consiguen protección. Recomiendo revisar las imágenes y desde luego poner en contexto lo que pasa en nuestros hogares para que reflexionemos sobre la educación que reciben nuestros hijos, especialmente de sus padres/madres.
Vía | Karina Ibarra Más información | Feature Shoot Más información | Gabriele Galimberti