‘La pérdida de audición por ruido es acumulativa y que ocurre de forma gradual a lo largo de los años’, por lo tanto cada vez que nos exponemos a un ruido excesivo (y hacemos lo propio con nuestros hijos) ponemos en riesgo nuestra salud.
Esta es una aclaración de la entidad de atención a la deficiencia auditiva CLAVE, desde dónde se alerta sobre las lesiones irreversibles que pueden causar muchos de los juguetes que encontramos en cualquier casa con niños. Son aquellos que superan los 80 decibelios, y los padres deberíamos actuar de forma responsable a la hora de comprar, y si es necesario denunciando, puesto que las advertencias adecuadas no siempre están expresadas en las cajas. Siempre hablamos de desechar embalajes, no dejar jugar a niños de menos de tres años con piezas pequeñas; recordamos que los juguetes no pueden obstaculizar lugares de paso o quedarse en medio de una escalera. ¡Pero pocas veces somos conscientes de los peligros asociados al ruido que provocan los juguetes!; este ruido puede ser hipnotizador o molesto para los niños, irritante para los padres, y hasta dañino para los oídos de los peques.
Hay juguetes que generan ruído de entre 110 y 135 decibelios: el mismo que provoca un avión al despegar o un concierto de rock. Artículos que parecen tan inofensivos como la figura parlante de Buzz Light Year, la espada de las tortugas Ninja, Dora la exploradora o el ordenador portátil de Barbie superan los 100 dB cuando se conectan a todo volumen y encabezan la famosa lista de juguetes peligrosos realizada por la entidad norteamericana Sight and Hearing
Hay otros productos que no superan los 90 decibelios, pero provocan un ruido tan constante que igualmente es perjudicial si su uso se prolonga más de 15 minutos. Situación a la que podemos añadir que esos 90 dB se pueden convertir en 120 cerca del oído, porque no se juegue conforme a las recomendaciones de uso (que a veces sirven de poco una vez enfrascados en el juego).
Recomendaciones a los padres
Una de las recomendaciones (además de asegurarnos previamente de la cantidad de ruido que genera el juguete) es revisar aquellos lugares donde se guardan los juguetes como cajas de madera o plástico en las que chocan mientras el niño rebusca o vacía su contenido. Una buena idea es forrarlas con tela para reducir el impacto sonoro. Pero sigamos,
Escuchar antes de comprar, en línea con las pautas establecidas por la American Speech and Hearing Association (SHA). Así, si el sonido resulta muy fuerte para un adulto, también lo será para un niño. Lo mejor es elegir aquellos artículos con limitador o control de volumen y que, por supuesto, cumplan la normativa europea y lleven la marca CE. También se pueden tomar otra serie de medidas como quitar las baterías o colocar cinta adhesiva en los altavoces para amortiguar y reducir el volumen. Y si resulta demasiado fuerte, una buena idea es restringir su uso para áreas de juego en el exterior. Todo aquello que sea necesario antes que permitir un daño auditivo en el niño.
CLAVE pide a los padres que revisen si los juguetes pueden perjudicar la audición de sus hijos con la misma minuciosidad que lo hacen con aquellos que contienen piezas pequeñas con las que pueden atragantarse. 'Nos hemos acostumbrado al ruido sin pensar en los daños que puede provocar. Muchas familias creen que no es un problema del que deban preocuparse hasta que sus hijos sean adolescentes, cuando escuchan su música, se someten a largas sesiones de videojuegos, van a conciertos o frecuentan ambientes ruidosos, pero esto es un error'.
Parece que si los padres compran regalos ruidosos transmiten a los niños la idea de que la salud auditiva no es importante. Se debe educar a los más pequeños en la importancia de conservar su capacidad auditiva como medida de prevención, por lo que hay que favorecer en todo momento hábitos de escucha saludables
Y por último recordar que también debemos cuidar otros hábitos como escuchar la televisión a un volumen exagerado.
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