Ruido: “sonido inarticulado, por lo general desagradable”; lo que acabáis de leer es la primera acepción que encontramos al buscar el significado de Ruido en el diccionario de la RAE. Y lo contrario a ruidos, es lo que se escuchaba en el que debía ser el pueblo más tranquilo y silencioso del mundo.
Cualquiera que lo visitara llegaba a sospechar que los habitantes tenían miedo de despertar a alguien que durmiera bajo de las casas, ¡pero qué idea tan extraña! ¿no? En ese pueblecito sólo había unas fechas en que el bullicio se apoderaba de las calles. Y en esas va transcurriendo la acción cuando Patricia se despierta olvidando una acción cotidiana que tuvo lugar justo antes de acostarse, y sin saber de qué forma la gente del circo (que están acostumbrados a tantas cosas) se sorprenderían - cuando no alterarían - a consecuencia de ese olvido.
Os pienso hacer partícipes de este embrollo sin apenas contaros nada, ¡pero es que tenéis que leerlo para recordar qué es eso de reír ‘a pierna suelta’! También anda por ahí Osorio al que escandaliza un poco el ruido que arma su vecina con la música de 'cha cha cha', y cuyos golpes en la pared provocan un inicio a destiempo de las fiestas locales.
A partir de ahí, que nadie se sorprenda si ve tigres subidos en la farola, jirafas que comen geranios de los balcones, y marcianos que desisten en su intención de conquistar la Tierra (¡con la de planetas tranquilos que habrá por el Universo y han escogido este pequeño lugar del nuestro!)
Seguro que si no llega a ser por el volcán, aún reinaría el caos en ese pueblo, y Patricia… entiende por fin por qué no oía su música preferida por más que subiera el volumen.
Es este un relato encadenado que recuerda levemente a Historia de la Manzana Roja, aunque resulta bastante más hilarante, y también es verdad que va dirigido a niños más pequeños que aquel. Se llama “Ruido” y ha sido escrito con un sentido del humor muy fino por Pablo Albo, para después ser ilustrado con dibujos divertidos y que parecen cobrar vida, por Guridi (quien dice que sus padres le enseñaron a amar el silencio, casualidades de la vida: como los míos a mí).
Publicado por editores Narval, lo recomiendo a padres que están cansados de leer las mismas historias a los niños, y a hijos que piden lecturas inteligentes. Se lo puedes leer a tus hijos a partir de los cinco años, y seguro que ellos lo leen con soltura si tienen siete o más.
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