¿Diríais que whatsapp es para niños? En verdad los mensajes a través de esta red social sustituyen algunas de las conversaciones presenciales de los adolescentes (incluso cuando están juntos físicamente); y también es cierto que lo utilizan para mantener contacto con sus iguales, o compartir mensajes / imágenes. O sea que, independientemente de lo que pensemos, ya forma parte de sus vidas.
Teóricamente no es malo mantener sus relaciones, o divertirse utilizando el smartphone (siempre que no sustituya ni se anteponga a la vida real). Y sin embargo existe algunos peligros asociados: el principal de ellos es la imposibilidad de separarse del terminal, ‘por si llega otro whatsapp’, o para estar a la última, con la pérdida de la parcela de ‘vida propia’ que esto supone. Sin contar con que fácilmente se pierden horas de sueño. Además, según relata Guillermo Cánovas (presidente de Protégeles), el mal uso de una herramienta destinada a facilitar las relaciones personales y sociales, puede desvirtuar el sentido que se le de. Y esto es porque en algunos casos se usa para acosar, amenazar, difundir calumnias, fotografías sin autorización. De hecho, muchos menores que empiezan Secundaria (y disponen por primera vez de un teléfono) se enfrentan al acoso a través de whatsapp desde las primeras semanas de curso.
Pero si creíamos que son todos los problemas potenciales que le podemos atribuir a esta aplicación móvil, os debo contar (porque estar informados es lo mejor que podemos hacer) que el whatsapp es el sistema más utilizado en los casos de sexting.
A finales de este año se publicará un estudio realizado por el Centro de Seguridad de Protégeles, y en un adelanto de sus resultados, estos días hemos podido leer que el 76% de los niños de 11 a 14 años utiliza habitualmente la herramienta de la que hablamos (desde su propio smartphone, o utilizando el de sus padres). ¿Sabemos los adultos o saben los niños qué utilidad le da a nuestra información personal? , decimos esto porque a Whatsapp no se le exigen las mismas responsabilidades que a otras redes sociales, y tampoco es equiparable su seguridad a estas.
Aún así, debemos ser conscientes de que “el mal uso se lo damos nosotros”, según advierte Pere Cervantes, coautor de “Tranki pap@s”. Porque ¿cuántos adultos revisan el whatsapp decenas de veces al día aún sin haber escuchado el sonido de entrada de mensajes?, ¿cuántos de nosotros hemos utilizado grupos para divulgar información poco relevante para los intereses del grupo?, ¿no hay mayores que se dirijan a sus contactos en Whatsapp con malas formas? Entonces, empecemos por dar ejemplo.
A saber: “Whatsapp” es…
Tienes un hijo de 11, 12, 13, 14 años y le vas a comprar un smartphone (porque dos días a la semana va a la academia después del insti), se quiere descargar la aplicación (“si la tienen todos”… no le vas a negar la evidencia ¿no?). Hay cosas que debes saber,
Whatsapp es una red social. No es un simple servicio de mensajería, como así creen algunos padres, permite hacer grupos, enviar imágenes, vídeos, links…. Sin embargo no está registrada como tal y esto hace que esté sometida a pocas presiones y que su seguridad no sea tan precisa.
La edad. Según la legislación española, un niño con menos de 14 años no puede autorizar a que alguien obtenga sus datos personales. Ni puede autorizar a que se obtengan fotografías suyas. Esto sólo puede hacerse con la previa autorización de los padres. Es decir, las autorizaciones que conceden los niños menores de 14 años no son válidas… pero en Whatsapp sí. Por lo tanto al darse de alta automáticamente en la aplicación los niños proporcionen su nombre, su foto, su geolocalización... y a partir de ahí todo lo que se les ocurra compartir con sus grupos de amigos.
La cuestión de la inmediatez es extremadamente delicada, y es muy fácil que si se actúa con tanta celeridad se equivoquen y no tomen buenas decisiones.
¿Qué sucede con toda esa información? ¿Qué pasa con todos esos mensajes, más privados y menos privados, que los niños se intercambian entre sí? ¿Qué sucede con las fotografías que se hacen y se envían unos a otros? ¿Alguien puede acceder a ellas? Nadie sabe a donde va lo que se comparte. No se sabe si Whatsapp guarda una copia de seguridad de todos los datos enviados y recibidos, es una de las características de seguridad que más se le reclama al servicio.
Puede facilitar el bullying. Los expertos de Pantallas Amigas aseguran que el hecho de que cualquiera tenga nuestro teléfono grabado ya deja expuesta la foto de perfil, sin contar con que accede a datos como si estamos o no contectados o la hora del último mensaje. A no ser que se sepa ocultar parte de la información.
Pero también cabe la posibilidad de que tu hijo tenga entre ocho y 10 años, ¿para qué puede necesitar el teléfono? ¿es que hay mucho espacio temporal en el que está sin la supervisión de un adulto? ¿es que cuando queda para dar una vuelta con sus compañeros no le puedes dejar el tuyo por una hora?. Y por otra parte ¿los niños de edad superior necesitan un móvil con las mismas prestaciones que un adulto? ¿para qué? ¿para avisarte de que ha perdido el autobús de las seis y llegará un poco tarde a casa?
Cada uno tiene sus razones, pero intentemos que sean consistentes…, no tenemos que pensar como los demás, ni estamos obligados a aceptar peticiones de los niños basadas en percepciones personales (no siempre el cierto el “todos lo tienen”)
¿Necesitas recomendaciones?
Los niños que utilizan esta aplicación, deben actuar como si sus conversaciones fueran públicas, esto es: como si sus fotografías fueran a ser vistas por terceros a los que no conocen de nada, y como si la información que allí vuelcan fuera a salir del entorno meramente privado. Los padres deben enseñar a los hijos a proteger su intimidad. Que no tengan la falsa sensación de que están hablando con sus amigos, ‘porque es muy fácil que envíen una foto al grupo y en él esté incluido un mal amigo’.
Es aconsejable informar a sus hijos de lo que supone enviar una foto que atente contra su dignidad o la de otros menores. El simple hecho de enviar por Whatsapp una foto donde aparece un menor desnudo o con una pose sugerente es distribución de pornografía infantil.
¿Qué tal si empezamos por explicar la diferencia entre broma y delito?
- Es muy difícil que los menores que ya utilizan smartphones dejen de utilizar una aplicación que les permite comunicarse de una forma tan sencilla, inmediata y prácticamente gratuita como es Whatsapp, y además está en todos los sitios. Los niños lo son aunque dominen el uso de la tecnología, y si no entendemos en esto favorecemos que nuestros hijos se conviertan en “huérfanos digitales”. Los padres debemos ponernos al día y ser capaces de ejercer nuestra capacidad educativa, ¿piensas que no sabes?, es cuestión de ponerse al día, tener ganas e invertir unas horas.
Me gustaría remarcar que si hay conversaciones de whatsapp que supongan un acoso para nuestros hijos, son justamente esas las que no se deben eliminar, ya que constituyen en sí misma una denuncia para presentar en la policía.
Para concluir, y a la espera del informe de Protégeles que nos llegará en pocas semanas, me gustaría decir que en mi opinión Whatsapp no es para niños, porque para salvaguardar la privacidad y cuidar la intimidad utilizando esta aplicación, se requiere de una forma de actuar que es contraria a la búsqueda de resultados inmediatos (algo muy propio de la infancia). Pero tenemos una realidad consistente en un porcentaje muy elevado de menores que lo utilizan, lo menos que podemos hacer es dejar de ser espectadores e involucrarnos.
Imágenes | Abul Hussain, MIKI Yoshihito Vía | Tranki Pap@as, ABC En Peques y Más | En la adicción a Internet se observan síntomas similares a los que aparecen con las drogodependencias. Entrevistamos a Clara Marco, Tuenti y el INTECO en el Día de Internet: Decálogo de consejos sobre privacidad y seguridad en las Redes Sociales