Rebecca Ann Sedwick se suicidó el martes pasado saltando al vacío desde el edificio de una cementera, vivía en Lakeland (Florida); tenía 12 años y toda una vida por delante… ahora ya no. Las autoridades están investigando a las autoras del ciberacoso a que estaba siendo sometida, que parecen ser las mismas compañeras que hace un año motivaron que la familia de Rebecca la sacara de la escuela debido al continuo hostigamiento que recibía la niña.
Fue al continuar sus estudios en Crystal Lake cuando la vida de Rebecca adquirió otros tintes porque debido a motivos que dudo que nadie pueda entender, un grupo de compañeras inició un acoso sistemático a través de las redes sociales, mediante frases insultantes que incluso alentaban a la víctima a quitarse la vida. Unos cortes en las muñecas y un ingreso hospitalario fueron el detonante para que Tricia Norman (la madre) decidiera educarla en casa, y posteriormente encontrar plaza en la Academia Lawton. Adoptando un comportamiento imposible de explicar ni justificar, las otras niñas continuaron haciéndole llegar comentarios humillantes con una clara intención de mermar la autoestima de Rebecca. Estamos hablando de chicas preadolescentes que saben diferenciar perfectamente entre conductas que son o no aceptadas socialmente, a las que podemos atribuir una intencionalidad clara, otra cosa es que puedan prever las consecuencias, pero eso no debe exime la adopción de las normas sociales que posibilitan una buena convivencia.
La niña no pudo más, y tras enviar un mensaje a su amigo cibernético Judd que vivía en Carolina del Norte, se suicidó. La nota no era un aviso, era el último grito desesperado de quien piensa que no existe otra solución
Hemos leído que las familias de las chicas que supuestamente son autoras del delito de ciberacoso, están colaborando con la policía; no es una postura extraordinaria, sino lo mínimo que pueden hacer. Las acosadoras ya no tienen nada que reparar, pero - independientemente de las consecuencias legales de su acción - alguien debe molestarse en que adquieran conciencia de lo que han provocado: es decir, matar a una persona.
Porque aunque muchos puedan pensar que el suicidio es una acción individual, se sabe que durante la adolescencia, y precisamente por estar en un período delicado del desarrollo, los chicos y las chicas se pueden llegar a sentir muy vulnerables. En este post hablábamos sobre la prevención del suicidio adolescente, dando mucha importancia a la familia, ¿solo?, evidentemente no, por algo somos seres sociales que necesitamos de comunidades para vivir.
Lamentamos esta pérdida (como hicimos en el caso de Amanda Todd) y nos preguntamos si no sería el momento de iniciar un debate social 'en serio' sobre esta terrible realidad, porque (al fin y al cabo) responsabilidad tenemos todos: los padres de los acosadores, los otros padres que saben lo que ocurre pero no dicen nada, los profesores, las escuelas, los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto. Para víctimas y sus familiares no siempre es fácil hallar la solución, al menos sin apoyos.
Nos queda por último, recordar que ante cualquier problema grave que nuestros hijos tengan con sus relaciones a través de Internet, lo primero que se debe hacer es bloquear los contactos, también se deben dar de baja los perfiles guardando pruebas para la denuncia ante las autoridades.
Vía | Daily Mail En Peques y Más | 'Today is dark tomorrow will be black': una canción para sensibilizar contra el acoso escolar, Los colegios están obligados a proteger a los niños frente al bullying, Los adolescentes están en contra de la violencia, aunque utilizan Internet para insultar y amenazar