A raíz de la entrevista en la que la madre de Dani nos explicaba que su hijo sufría parálisis cerebral a causa de falta de oxígeno durante el parto, descubrimos el interés que despierta este tema entre los padres.
De ahí que nos pusiéramos en contacto con un especialista para que nos explicara cuándo se produce la hipoxia neonatal, nombre que recibe la deficiencia de oxígeno en los tejidos antes, durante y después del parto. Pero también, cómo actúan los médicos cuando se presenta y cómo puede afectar a la salud del bebé.
Hablamos con el doctor Jackie Calleja, ginecólogo y director de Bmum, clínica de atención integral a la mujer y al bebé.
La importancia del oxígeno para el bebé
El oxígeno es fundamental para las funciones vitales. Su disminución deriva en una reducción del metabolismo de la glucosa, elemento que sirve para que las células produzcan energía. Al no recibir la glucosa necesaria, la célula no puede mantenerse y termina muriendo.
La hipoxia o reducción de oxígeno provoca que el organismo del feto reaccione reconduciendo el poco oxígeno que recibe hacia el cerebro y el corazón, dos órganos vitales. Pero si el déficit dura mucho tiempo, la muerte celular es más amplia y llega a afectar al cerebro y al corazón.
Por esa razón, para evitar lesiones irreparables, el personal médico actúa con la máxima rapidez ante partos complicados o aviso en monitores de pérdida de bienestar fetal, acelerando el parto o realizando una cesárea de urgencia, a fin de evitar graves consecuencias para la salud del bebé.
Según la Asociación Española de Pediatría, la falta de oxígeno durante el nacimiento es una de las principales causas de muerte perinatal, pues casi un millón de niños mueren cada año en el mundo por asfixia perinatal y otro millón queda con discapacidades permanentes.
Causas de la hipoxia
Entre las situaciones que comprometen que el oxígeno llegue al flujo sanguíneo del bebé se encuentran:
- Enfermedades cardiopulmonares maternas o anemia.
- Desprendimiento prematuro de la placenta o insuficiencia placentaria.
- Hipotensión materna o anomalías en la contracción uterina.
- Cordón umbilical comprimido.
- Problemas del feto: anemia fetal y anomalías cardíacas (como arritmias).
- Tamaño pequeño del bebé o nacimiento prematuro.
- Trabajo de parto muy largo, con pujos demasiado seguidos, que no dan tiempo a recuperarse.
Consecuencias
La falta de oxígeno afecta a todos los órganos y sistemas en diverso grado: renal, respiratorio, digestivo, metabólico, cardiovascular y cerebral. El daño depende, sobre todo, del nivel de alteración de la entrega de oxígeno a los tejidos.
Según el tiempo que el bebé ha estado privado de oxígeno y de qué cantidad de este, la afectación en el niño será más o menos leve.
Si el déficit ha sido leve, el niño se recupera rápidamente y las alteraciones en su organismo son transitorias y reversibles.
Son mas graves si el pequeño ha estado privado de oxígeno durante más tiempo (entre 5 y 15 minutos, aunque no se puede establecer con exactitud). En estos casos tiene repercusiones a nivel neurológico como convulsiones y parálisis cerebral. Hay que tener en cuenta que el cerebro es especialmente vulnerable, ya que está aún en desarrollo.
Pero hay más causas de la vulnerabilidad del Sistema Nervioso Central (SNC), como su pobre capacidad de regeneración, ya que las células dañadas no se reparan y las secuelas son irreversibles.
La manifestación clínica más característica se ha englobado bajo el término de encefalopatía hipóxica-isquémica (EHI), y se considera la causa conocida más frecuente de lesión cerebral neonatal.
La EHI se define como el trastorno provocado por la reducción del suministro de oxígeno combinado con reducción del flujo sanguíneo al encéfalo del recién nacido. Sus síntomas más frecuentes son:
Problemas respiratorios
Dificultades en la alimentación
Reflejos deprimidos
Tono muscular bajo o alto
Convulsiones
Diagnóstico de EHI
Cuando se intuye que el bebé ha podido sufrir un déficit de oxígeno durante el parto, se le traslada de inmediato a la UCI de neonatos. Las sospechas se producen tras una labor y parto traumáticos o con complicaciones, que se reflejan en los monitores.
El personal médico proporciona todo el cuidado de apoyo que el recién nacido pueda necesitar: terapia de respiración, controlar y prevenir las convulsiones, bajar el nivel de azúcar en la sangre o minimizar la inflamación del cerebro, entre otros.
Allí se realiza un análisis del pH del bebé, realizando una pequeña incisión indolora en su cuero cabelludo. Se le extrae una gotita de sangre para comprobar su grado de acidosis metabólica y por tanto la afectación que puede tener su cerebro.
Valorado el caso (incluso con un diagnóstico por imagen) se puede realizar un tratamiento llamado terapia de hipotermia, antes de las seis horas de vida. El cerebro o el cuerpo del bebé se enfría durante 72 horas por debajo de temperaturas normales para ralentizar el metabolismo del bebé (mínimo consumo de recursos), estabilizado las células cerebrales y previniendo (o frenando) la inflamación.
Después de una lesión por privación de oxígeno, la oxigenación rápida puede causar mayor inflamación y la liberación de ciertos compuestos que pueden dañar más a las células.
Por desgracia, a pesar de las pruebas realizadas, en algunos casos, el daño cerebral relacionado no será palpable hasta que el niño dé muestras de un control motor pobre o retraso en su desarrollo.
Además, por contactos que hemos tenido con padres de niños con consecuencias graves a causa de la falta de oxígeno durante el parto, hablar con otros padres que están pasando por lo mismo ayuda y mucho, pues dicen que compartir el día a día de tu hijo con personas que saben de lo que hablas y en centros especializados, logra que los niños alcancen metas que, cuando te dan el diagnóstico, parecen inalcanzables.
La parálisis cerebral es una de las consecuencias más comunes y hay asociaciones de afectados por toda España que ofrecen recursos, asesoramiento y terapias.
Más información | El Centro de ayuda de IHE. Este organismo de EE.UU., proporciona, según sus propias palabras, "material educativo a familias de niños con IHE para ayudarlos a navegar en el diagnóstico".
La Confederación ASPACE. Reúne a 80 entidades, y puede ser un buen punto de partida, aunque hay más posibilidades.
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