Repasando la guía práctica de cuidados en el parto normal de la Organización Mundial de la Salud me encuentro con un dato curioso que se comprobó hace unos años y que asegura que una mujer primípara de bajo riesgo obstétrico puede ser vista durante un parto de seis horas por hasta 16 personas diferentes en un hospital.
A pesar de esas "revisiones", la mujer está sola la mayor parte del tiempo, y se siente sola cuando no hay un acompañante continuo o no es un mismo profesional quien le acompaña y guía en el proceso del parto.
Este estudio fue elaborado por Hodnett y Osborn, de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Toronto, allá por 1989, cuando se dedicaron también en otras investigaciones a comprobar que el acompañamiento continuo y directo a la mujer es beneficioso para el desarrollo del parto.
Este trato continuo profesional (en concreto,el de una monitora de enfermería) se asociaba a un menor intervencionismo y una menor solicitud de métodos farmacológicos de alivio del dolor. Las madres recordaban haber tenido más medidas físicas de confort y un mayor apoyo emocional en comparación con otras madres que recibían el acompañamiento habitual.
Han pasado mucho años desde que se tuviera conocimiento de estos factores, sin embargo hoy en día a la mujer durante el parto le siguen viendo demasiadas personas. Personas a las que nunca ha visto, con la que nunca han hablado, lo cual hace que se sienta más extraña y menos acompañada.
Puede que en mi caso no fueran 16 personas diferentes, pero sí recuerdo esa extrañeza y ese miedo a lo desconocido cuando llegaba alguien "nuevo" que no sabía a qué venía exactamente mientras estaba dilatando en la habitación.
Realmente pienso que hubiera sido diferente si hubiera sido el ginecólogo o el comadrón al que conocía el que "se asomara" cada tanto para comprobar que todo iba bien, para resolver mis dudas. O una misma persona que hiciera presencia más a menudo. Pero era ver abrirse la puerta y pensar... "¿Qué tocará ahora?"
Y es que este es uno de los riesgo del hospital, aunque tiene otras partes positivas que otorgan seguridad y hace que la mayoría de mujeres se decida por este lugar para dar a luz.
Pero la rutina, la presencia de extraños, y el ser dejada sola durante el parto causan estrés en la madre, lo cual puede interferir con el proceso del parto prolongándolo y desencadenando las intervenciones.
Son múltiples los estudios acerca del apoyo ofrecido durante el parto por una persona, doula, matrona o enfermera, que demuestran que un apoyo continuado y físico durante el parto acarrea grandes beneficios, entre ellos, partos más cortos, uso menor de medicación y analgesia epidural, menos partos instrumentales...
¿No merecería la pena preocuparse por este tema más en los hospitales? Sin duda muchos lo intentan ya, pero queda camino por recorrer.
Foto | Emery Co Photo en Flickr Más información | Junta de Andalucía, PublMed En Bebés y más | ¿Qué esperas del personal sanitario durante el parto?, ¿Cómo elegiría nacer un bebé?