Cuando estalló la pandemia en marzo del año pasado, las embarazadas a punto de dar a luz se sintieron especialmente preocupadas sobre sus partos. ¿Cómo afectaría la pandemia por Covid a los partos? ¿Cómo serían los nuevos protocolos?
En ese entonces había muchas dudas y pocas certezas sobre el virus SARS-CoV-2. Y ahora conocemos un estudio multicéntrico de la primera ola de la pandemia liderado por el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en el que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que ha identificado que la infección y el desarrollo de neumonía están relacionados con un mayor riesgo de cesárea y de parto prematuro.
El riesgo a desarrollar neumonía grave
El estudio, publicado en la revista 'BMC Pregnancy and Childbirth', se realizó entre el 15 de marzo y el 30 de julio de 2020 en 13 hospitales españoles. En él participaron 105 mujeres embarazadas y diagnosticadas de Covid-19 con una edad media de 34 años y 107 recién nacidos. El 30,8% de las gestantes padecieron neumonía y el 4,8% ingresaron en la UCI con necesidad de ventilación mecánica.
"La infección de SARS-CoV-2 puede suponer una mayor morbilidad para la mujer embarazada si se desarrolla neumonía, con distintos perfiles de gravedad", advierte Itziar Carrasco, investigadora de la Facultad de Medicina de la UCM y del Servicio de Enfermedades Infecciosas Pediátricas del Hospital Gregorio Marañón.
Los cambios anatómicos, fisiológicos e inmunológicos que acompañan al embarazo pueden aumentar la susceptibilidad de la mujer embarazada a los virus y aumentar el riesgo de desarrollar neumonía grave por SARS-CoV-2.
Esta infección puede obligar a trasladar a la paciente a la UCI o a intubarla, dos situaciones que en el caso de las embarazadas ponen en riesgo su vida y la del bebé.
Todas las PCR efectuadas a los recién nacidos fueron negativas al nacer, una dio positivo a los 15 días de vida, y dos bebés murieron, uno por causas relacionadas con la prematuridad y otro debido al síndrome de muerte súbita durante las primeras 24 hs desde el parto.
"El estudio supuso todo un reto al necesitar muestras de las mujeres embarazadas infectadas en el momento del parto, como sangre y placenta, en un momento en el que la situación era completamente desconocida y había mucha incertidumbre sobre las posibles vías de transmisión", reconoce Carrasco.
El desconocimiento de la primera ola
Actualmente, se están investigando las olas posteriores desde julio de 2020 y ya han podido advertir "menos impacto y morbilidad" en las embarazadas, gracias al mayor conocimiento del virus y al anticipo de medidas de seguridad.
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