El pescado es un alimento muy saludable que aporta múltiples beneficios a nuestro organismo, por lo que no debería faltar en la dieta de los niños ni tampoco durante el embarazo. Sin embargo, debemos prestar atención al tipo de pescados que consumimos (algunos tienen alto contenido en mercurio), así como a la forma de cocinarlos y conservarlos ya que podrían transmitirnos anisakis.
Según los últimos datos el número de reacciones alérgicas por anisakis ha aumentando en los últimos años, y aunque no se trata de una alergia típica entre la población infantil, es importante saber cómo podemos prevenirla y qué hacer en caso de entrar en contacto con este temido parásito.
¿Qué es el anisakis?
El anisakis es un parásito con forma de gusano que vive en el tubo digestivo de peces, cefalópodos y mamíferos marinos. Suele medir entre tres y cinco centímetros de largo, y su color es blanquecino, casi transparente.
Este parásito puede convertirse en un problema para el hombre en el momento en que entra a formar parte de la cadena alimentaria a través del consumo de peces y cefalópodos infestados, aunque en la mayoría de las ocasiones no provoca daños en el ser humano.
¿Dónde se encuentra el anisakis?
Las larvas de anisakis se encuentran en la cavidad abdominal de entre un 40 y un 80 por ciento de los peces marinos y cefalópodos de todos los mares y océanos del mundo:
En los peces que habitualmente consumimos, como la merluza, la sardina, el arenque, el rodaballo, la caballa, el salmón, la anchoa, el atún, la pescadilla y el bacalao.
En los cefalópodos, como la sepia, el calamar y el pulpo.
El anisakis no parasita a los moluscos bivalvos (mejillones, ostras, berberechos, almejas), a los mariscos crustáceos (gamba, langostino, camarón, bogavante, cangrejo), ni a los peces de río (como la trucha o la carpa).
En cuanto a los peces criados en piscifactorías se tiene la creencia errónea de que están libres de anisakis, pero lo cierto es que es difícil poder afirmarlo con rotundidad, y en algunos casos estos peces también podrían albergar el parásito en su interior si han sido alimentados con especies infestadas.
¿Qué síntomas produce la alergia al anisakis?
Lo primero que debemos señalar es que la alergia al anisakis no debe confundirse con la alergia al pescado, pues son cosas totalmente diferente.
Lo más habitual es que la mayoría de nosotros hayamos ingerido larvas de anisakis presentes en los pescados que consumimos sin que este hecho nos haya provocado ninguna alteración ni complicación de salud.
Sin embargo, en otras ocasiones la ingesta de anisakis puede traer las siguientes consecuencias:
Infección por anisakis o anisakiasis: ocurre cuando las larvas vivas penetran en nuestro tubo digestivo, adhiriéndose a la mucosa y provocando síntomas como dolor de tripa intenso pocos minutos o días después de consumir pescado infestado, vómitos, diarrea e incluso sangrado digestivo.
Alergia al anisakis: este parásito vivo o muerto puede provocar un cuadro alérgico que se presenterá de diferentes formas, como urticaria (picor y habones en la piel), rinoconjuntivitis alérgica (picor de nariz y ojos, estornudos y conjuntivitis), crisis asmática y, menos frecuentemente, reacción anafiláctica.
¿Cómo se diagnostica?
Aunque la alergia al anisakis era algo excepcionalmente raro hace unas décadas, ahora cada vez son más los casos diagnosticados, siendo muy frecuente en Japón y, dentro de Europa más prevalente en nuestro país, en Francia, en Holanda y en Alemania.
Según explica la Doctora Pilar Cots, alergóloga del Hospital Ruber y autora del blog No sin mi alergia, la forma de dictaminar si existe alergia al anisakis es realizando un test cutánteo (o prick test) y analíticas para determinar los niveles de IgE específica en sangre. En ocasiones también puede ser necesario la realización de una endoscopia para detectar y extraer las larvas.
¿Cómo afecta la alergia al anisakis a niños y embarazadas?
Según los expertos, a diferencia de otras alergias alimentarias convencionales la alergia al anisakis suele presentarse de manera inesperada en adultos de entre 40 a 70 años que no tienen antecedentes alérgicos.
En este artículo publicado en Web Pediátrica podemos leer como al no ser una alergia común entre la población infantil, a los pediatras les resulta difícil diagnosticarla de forma rápida, y lo primero que tienden a pensar es que se encuentran ante alguna de las alergias más frecuentes en niños, como la alergia a la leche, al huevo, al pescado, a la fruta o las legumbres.
Pero una vez descartadas estas posibilidades, y en función del tiempo que haya transcurrido entre la ingesta de pescado por parte del niño y la aparición de los síntomas, es posible que el especialista comience a tener sospechas de encontrarse ante un caso de alergia al anisakis.
En cuanto a las mujeres embarazadas, es importante extremar la precaución a la hora de ingerir pescado, ya que precisamente esta alergia puede evitarse con las medidas preventivas adecuadas.
En la mayoría de las ocasiones, el tratamiento será sintomático y consistirá en antiácidos, antihistamínicos y corticoides para mitigar las reacciones alérgicas. Si fueran reacciones graves, se requerirá el uso de adrenalina inyectable. Todo ello, guiado siempre y prescrito por un médico especialista.
En los casos en los que el anisakis esté provocando graves problemas de salud será necesario extraerlo de la mucosa intestinal a través de una endoscopia. No hay que suprimir la ingesta de pescados y cefalópodos, pero sí consumirlos atendiendo a unas medidas de seguridad que a continuación explicamos.
Medidas preventivas para evitar el contagio
La medida más eficaz para matar las larvas de anisakis y evitar su contagio es comprando el pescado congelado (ultracongelación en alta mar) o bien congelándolo en casa durante un mínimo de 72 horas a -20º. De esta forma, una vez descongelado podremos preparar o consumir el pescado como más nos guste: poco hecho, crudo, en vinagre...
Si compramos pescado fresco y no queremos o podemos congelarlo, debemos seguir las siguientes medidas preventivas:
Cocinarlo a 60º durante al menos dos minutos, asegurándonos que queda muy hecho por dentro y evitando técnicas culinarias como la plancha o el microondas.
No consumir pescado crudo o elaborado con las siguientes técnicas: ahumado, en vinagre, escabechados, marinados, carpaccios, el sushi...
Pedir en la pescadería que nos limpien bien el pescado y nos quiten las vísceras, o bien elegir la parte del pez más alejada de su zona abdominal (por ejemplo, la cola).
No consumir peces pequeños con vísceras, como sardinas o boquerones.
Fotos |iStock
En Bebés y Más | El pescado en la alimentación infantil, ¿Están nuestros niños más expuestos al mercurio que los del resto de Europa?, Cómo saber si mi bebé podría tener alergia a las proteínas de leche de vaca, Consejos para una alimentación segura en el embarazo, ¿Puedo comer sushi estando embarazada?