Hemos visto que existen una serie de factores de riesgo perinatales que se producen en el momento de dar a luz y queson determinantes para el correcto desarrollo del bebé recién nacido. Hoy hablaremos de uno de esos factores que muchas veces no se considera como tal, pero que tiene un gran peso en la evolución del bebé.
Cuando se acaba de ser madre o padre, lo que más desea es que el niño salga sano y llevárselo a casa lo más pronto posible. Pero en ocasiones esto no es así, ya que el bebé ha de ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal (U.C.I.N.).
La U.C.I.N. es una sala de cuidados especiales para aquellos recién nacidos que requieren algún tipo de cuidado especializado. Las infraestructuras son especiales y el personal están altamente cualificado, pero es necesario pararse a pensar cómo influye el ambiente de la U.C.I.N. en el bebé.
Se ha demostrado que el ambiente de esta unidad especializada, que es muy distinta al que tenía el bebé dentro del útero materno (niveles de luz, de sonidos…), tiene influencia en el futuro desarrollo de los bebés.
Por ejemplo, la U.C.I.N. cuenta con unos niveles de ruido muy distintos a los que el niño estaba acostumbrado a sentir, y la presencia de luz brillante fluorescente, sin variaciones día y noche, así como las personas que están presentes en la sala también influyen.
Por otro lado, los recién nacidos son manipulados (con sumo cuidado y dedicación, todo hay que decirlo) una gran cantidad de veces a lo largo de las rutinas diarias. No obstante, estos contactos con el bebé no dejan de estar repartidos de forma uniforme a lo largo del día y de la noche, siendo realizados por personal sanitario en lugar de por los propios padres.
Esta elevada frecuencia de manejo de los recién nacidos que se encuentran en la U.C.I.N se traduce en que se les permite poco tiempo para el sueño ininterrumpido. Esto es muy importante ya que el feto de entre 29 y 32 semanas de vida duerme aproximadamente el 80% del tiempo, siendo la mayor parte del mismo en sueño REM.
Este sueño ininterrumpido es muy importante para una correcta maduración cerebral, por lo que se plantea que los niños que se encuentran en la U.C.I.N. podrían experimentar una escasez de sueño que les puede afectar, en mayor o menor medida, en su desarrollo cognitivo.
A estos factores debemos añadirle la gran cantidad de equipos tecnológicos que se requieren para el cuidado de estos pequeños, los cuales crean un ambiente bastante distinto de aquel lugar, más o menos oscuro y tranquilo, en el que se encontraban en el vientre materno.
Es decir: aunque el bebé está siendo constantemente estimulado (de forma visual, auditiva y táctil), a mi modo de verlo, la U.C.I.N. parece ser un ambiente poco social y poco acogedor para los recién nacidos.
Por suerte, actualmente existe una tendencia bastante extendida y generalizada a permitir que los padres permanezcan cada vez más tiempo en estas unidades. Esto se traduce en una mejoría en la atención a los niños de riesgo, en el que intervienen no sólo los aspectos médicos, sino también los cognitivos, comunicativos, físicos y sociales tan importantes para el desarrollo del bebé.
Así, vemos que el ambiente de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal influye en el bebé de una forma bastante importante, ya que al tener que pasar aquí algún tiempo, es preciso que la estimulación que reciban sea lo más favorable posible, por parte de sus cuidadores sanitarios y, obviamente, por sus padres.
Foto| Yager-Madden en Flickr
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