Hace unos meses un pediatra me explicaba que hace unos años era muy normal recibir a un niño en urgencias del hospital, cigarro en mano, preguntando a la madre qué le pasaba, y dando una calada mientras ella explicaba que al niño le costaba respirar. ¡Se fumaba en los hospitales!
Esto, que nos parece una auténtica locura que ningún médico haría ya, parece que no es tan grave cuando lo hacen los padres en casa, o eso veo en la consulta de enfermería, donde muchos padres (minoría, pero muchos) me dicen que fuman dentro de casa, pero que "los niños no corren riesgo porque fuman en la cocina con el extractor puesto".
¿Cocina? ¿Extractor? ¿Qué?
Ahora ya no me sorprendo, pero al principio no podía creer lo que oía. ¿Fumar en la cocina con el extractor? A ver, si volvemos al hospital, ¿cuál es el lugar en que nos parecería una locura fumar? Exacto, un quirófano. Imaginad que finaliza una operación, entra el equipo de limpieza para preparar el quirófano para la siguiente intervención y, en un descanso, se fuman un cigarro ahí. O imaginad que en plena operación el cirujano dice "sudor... cigarro...". Pues si me preguntarais cuál es el lugar de la casa donde nunca fumaría yo diría la cocina: ¡es el quirófano de los alimentos!
Claro, los padres no piensan en eso, ellos sólo piensan en el extractor. Fuman en la cocina porque el extractor se lleva el humo. Ahora bien, ¿esto es cierto? Porque el día que freímos algo, ya puedes tener el extractor a tope, que la cocina huele a fritos que da gusto. Y como no te cambies la ropa, vas a ir todo el día oliendo a fritanga.
Y eso que nosotros limpiamos por debajo el extractor cada vez que cocinamos, y cada cierto tiempo limpiamos los filtros, pero hay gente menos pulcra que acumula capas de grasa en el extractor y eso lo único que hace es ruido, porque extraer ya no extrae nada.
Los niños, fumando sin escogerlo
Entonces pasa lo que no tiene que pasar, que luego el producto de lo fumado queda en la cocina, lugar donde los niños hacen mucha vida porque, o comen ahí, o entran cuando tienen hambre, o simplemente están ahí porque también estamos nosotros.
Son fumadores por culpa de los padres, porque ellos no lo han escogido siquiera. Fumadores pasivos, lógicamente, pero con sus síntomas asociados. ¿Que cuáles son? Pues tal y como nos dice la Biblioteca Nacional de Medicina de los EEUU:
- Asma: más riesgo de que los niños tengan asma y, cuando son asmáticos, los niños tienen que ir de manera más frecuente al hospital, por sufrir más crisis asmáticas.
- Infecciones: más riesgo de sufrir infecciones víricas de vías respiratorias altas, bronquitis, otitis y neumonía.
- Daño pulmonar (toxicidad pulmonar aguda): los pulmones tienen un comportamiento deficiente y no hacen correctamente su función.
- Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL): mayor riesgo cuando hay bebés en casa.
¿Qué es seguro?
Así que, hablando de seguridad, lo seguro es no fumar ni dejar que nadie fume dentro de la casa. No puede ser que esté prohibido fumar en lugares públicos y que gracias a eso haya menos bebés prematuros y menos casos de asma infantil y que luego en casa se fume.
Sales a la calle, sales al balcón, a la terraza, y cuando acabas entras en casa, te cambias de ropa, te lavas las manos y con ello habrás conseguido minimizar los riesgos para aquellos niños que no tienen ninguna necesidad de respirar tabaco.
¿Fumar con la ventana abierta?
No, tampoco. La ventana abierta es mejor que la ventana cerrada, claro, pero de igual modo que el extractor no aspira el aire de la cocina llevándose todo el humo (ni mucho menos) el exterior no se lleva el aire de la habitación, así que solo es una solución a medias. No hay que fumar en casa. Es una frase corta y una regla simple que debe seguirse por el bien de los niños.
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