Las infecciones de orina son relativamente frecuentes en la infancia. En los más pequeños son difíciles de diagnosticar, pues los síntomas suelen ser más inespecíficos. En los niños más mayores, en cambio, los síntomas se parecen más a los de los adultos. Aunque en la mayoría de los casos el pronóstico es bueno, en algunas ocasiones pueden ocasionar daño renal. Por ello es importante saber identificarlas e instaurar el tratamiento pronto.
¿Qué es una infección de orina?
Empecemos por el principio. La orina se fabrica en los riñones y baja por los uréteres hasta la vejiga, donde se almacena. Cuando hacemos pis, sale por la uretra. La infección de orina puede afectar a cualquiera de estos órganos.
Si afecta a los riñones, hablamos de pielonefritis o infección de vías urinarias altas. Si, por el contrario, la infección afecta a vejiga y uretra hablamos de cistitis o infección de vías urinarias bajas.
¿Cuáles son los síntomas de la infección de orina?
La infección de orina en niños puede no manifestarse con los mismos síntomas que en los adultos. Especialmente en los lactantes y niños más pequeños, los síntomas pueden ser totalmente inespecíficos: fiebre sin foco, irritabilidad, vómitos, escasa ganancia de peso…
De hecho, antes un niño o niña menor de 2 años con fiebre sin foco (tras preguntaros y explorarle no encontramos la causa de la fiebre), debemos descartar una infección de orina. Cuando los niños son más mayores, aparecen con mayor frecuencia los síntomas típicos de infección de orina.
En las infecciones de vías urinarias bajas (cistitis), suele aparecer dolor al orinar, necesidad de ir al baño muchas veces aunque hagan muy poca cantidad de pis, incapacidad para aguantar la orina y dolor en la parte superior del pubis. En este caso no suele haber fiebre. En el caso de las pielonefritis (infección de vías urinarias altas), se asocia además fiebre, malestar general y puede existir dolor lumbar.
¿Cómo se diagnostica?
Para diagnosticar la infección de orina, necesitamos analizar una muestra de orina. Podemos realizar una valoración inicial rápida mediante una tira reactiva de orina o un sedimento de orina, pero el diagnóstico definitivo debe hacerse mediante un cultivo de orina (urocultivo).
Si existe infección de orina, podremos identificar en el cultivo al microorganismo causante de la misma y analizar también qué antibióticos son los más adecuados para su tratamiento (antibiograma). Este proceso tarda unos días, por lo que si la sospecha es alta (alteración de la tira reactiva o sedimento, síntomas típicos...) podemos iniciar el tratamiento antibiótico mientras esperamos el resultado definitivo.
La forma de obtener la orina que vamos a analizar es una parte muy importante del proceso. Para los niños que ya no llevan pañal, tan sólo necesitamos recoger parte de la orina (el chorro medio, si es posible) en un bote estéril y enviarla a analizar. Es importante hacer una buena higiene de los genitales previamente.
Esta tarea se complica en el caso de los bebés y niños pequeños que no son continentes. En estos casos, podemos recoger orina mediante una bolsa, que se coloca alrededor de los genitales. Si la prueba inicial (tira reactiva de orina o sedimento) sale alterada, necesitamos obtener una muestra de orina estéril, mediante sondaje.
¿Cuál es el tratamiento?
Las infecciones de orina se producen por una bacteria por lo que se tratan con antibiótico. Es importante recoger una muestra de orina para cultivo antes de empezar el tratamiento antibiótico. En muchos casos, el tratamiento puede ser oral y realizarse en el domicilio. Es importante que se valore la evolución a las 48 horas.
En el caso de bebés o niños muy pequeños o que tengan mucha afectación, puede ser necesario permanecer ingresado unos días para recibir tratamiento intravenoso.
¿Cuál es el pronóstico?
Las mayoría de las infecciones de orina no tienen repercusiones a largo plazo y el pronóstico es muy bueno, especialmente si se trata de cistitis (infecciones de vías urinarias inferiores).
Sin embargo, en algunos casos de pielonefritis (infección de las vías urinarias superiores), especialmente si son repetidas o si el tratamiento se demora mucho, sí podrían aparecer lesiones en los riñones y que éstas ocasionen problemas a largo plazo.
Si mi bebé ya ha tenido una infección de orina, ¿puedo prevenir que tenga más en el futuro?
Beber agua abundante, evitar malos hábitos como la retener voluntariamente la orina (niños mayores) y un correcto tratamiento del estreñimiento son medidas encaminadas a prevenir nuevos episodios de infección de orina.
Aunque se habla mucho de los arándanos, por el momento no hay evidencia de que su consumo evite las infecciones de orina. Tampoco hay evidencia de los probióticos o los cambios frecuentes del pañal.
Por el momento no existe evidencia de que los arándanos, los probióticos o los cambios frecuentes de pañal eviten la aparición de nuevas infecciones de orina.
Existen algunas malformaciones de la vía urinaria así como determinadas patologías (por ejemplo, un mal funcionamiento de la vejiga). que pueden favorecer la aparición de infecciones de orina, Por ello, en determinados casos (bebés de poca edad, infecciones de repetición o atípicas) es probable que realicen alguna prueba de imagen a vuestro hijo. Y, aunque muchos casos pueden ser manejados desde el centro de salud, algunos niños precisarán estudio y seguimiento por el especialista en nefrología infantil.
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