En ocasiones podemos conocer noticias que nos dejan verdaderamente perplejos y nos muestran cómo la falta de sensibilidad anida en algunos hospitales españoles. Este es un caso muy doloroso que se vive como una verdadera agonía.
Una mujer que estaba embarazada de seis meses perdió a su hijo y además tuvo que esperar hasta 30 horas en las salas de espera de dos hospitales antes de que la atendieran para retirar a su pequeño muerto de su vientre.
Los especialistas justificaron la tardanza indicando que no se trataba de un caso vital, ya nos gustaría que esta persona pasara por el mal trago de llevar a su hijo muerto en su interior, a ver si era o no una situación de urgencia. El daño psicológico que se le ha podido infringir a la que era futura mamá puede ser realmente severo. Todo comenzó cuando en una revisión rutinaria los médicos no encontraron el pulso del vientre que indicaba el estado del pequeño, los especialistas derivaron a la futura mamá al centro de urgencias por si existía alguna posibilidad de salvar la vida del pequeño. La única solución era ya expulsarlo, el bebé había muerto y nada se podía hacer por él.
Los especialistas plantearon la utilización de una droga experimental que permitiría la expulsión sin necesidad de practicar una cesárea, lógicamente fue rechazada, de hecho no es un canal habitual y tampoco se informó adecuadamente sobre el proceso, por lo que la pareja decidió acudir a otro hospital. Esto es una decisión muy lógica, ya que en ciertos casos es conveniente contar con otra opinión.
Con gran asombro, la pareja tuvo que esperar durante horas sin que nadie los atendiera, a pesar de las reiteradas solicitudes de atención, eran desoídos. Para añadir mayor gravedad moral a la situación, el Hospital de La Paz en Madrid les indica que no pueden atenderles y los remiten nuevamente al hospital de origen, el Hospital Príncipe de Asturias.
Un total de 30 horas y sin embargo, los responsables hospitalarios indican que el trato fue el correcto, recordemos ahora la frase del principio y que según indica la pareja, manifestó la directora médica del Hospital de La Paz, "no se trata de un asunto tan vital el llevar un bebé muerto en el interior sin saber si esto podía afectar a la madre”.
Por fortuna, no se dan muchos casos de esta índole, pero no debería darse ni uno solo. La atención a las futuras mamás debe ser la tarea principal, cuidar su estado físico y mental y sobre todo proporcionar un trato humano, no como en este caso, tan, tan deshumanizado y falto de sentimientos.
Vía | El Mundo