De un tiempo a esta parte son muchas las parejas que optan por llevar a sus bebés en portabebés en vez de hacer uso exclusivo del cochecito. Hacerlo tiene la ventaja de que no tienes que andar con un cochecito todo el día, con la incomodidad que puede suponer en algunos sitios y que el niño va más tranquilo porque está más cerca del cuerpo de papá o mamá.
Dentro del término portabebés se engloban las mochilitas, los fulares y otros sistemas similares que ayudan a poner al bebé o niño colgando de su porteador, algunos de ellos con varias posibilidades, admitiendo incluso la opción de que el bebé vaya mirando hacia afuera.
Hace ya algún tiempo que vengo leyendo (y diciendo en la consulta de enfermería) que llevar al bebé cara al mundo no es adecuado. Ahora, Mercedes Granda, de Mi Saquito Mágico, nos trae la traducción de un artículo de la Federación Alemana de Pediatría que viene a corroborar esto que os comento. Según dicen no es recomendable llevar a un bebé de cara al mundo en un portabebés.
Wolfram Hartmann, presidente de la Federación Alemana de Pediatría ha dicho lo siguiente al respecto:
Estos dispositivos son perjudiciales para las articulaciones de la cadera del bebe todavía maleable [...] Existen portabebés en los cuales los niños pueden ver todo lo que ocurre. Pero todavía son bebes, y lo que es realmente importante para los bebes es sentirse seguros. Es por esta razón que no deberíamos tener aprensión porque el bebe se pierda algunas cosas mientras es llevado de cara al porteador.
La mejor posición es de cara al porteador
La mejor posición para los bebés es la que adoptan cuando están con el rostro girado hacia la persona que portea al bebé, es decir, en posición de montar a caballo, con las piernas dobladas y algo separadas. Se dice también que es la posición de ranita, con las rodillas un poco más altas que el nivel del culete, pero con las piernas abiertas.
De cara al mundo: mejor no
Cuando van de cara al exterior el portabebés no sujeta del mismo modo al bebé, de hecho, es imposible que se ponga como una ranita de este modo, sino que va más estirado, con las piernas en extensión a causa de su propio peso, pudiendo así dañar la articulación de la cadera.
De este modo, además, la espalda no está en posición anatómica (lo ideal es que la espalda forme una C, como en posición fetal), sino que en algunos casos llega a quedar incluso invertida, con la columna forzada hacia adelante.
Otro hándicap es que el peso del bebé recae sobre su perineo, es decir, sobre su entrepierna, que no es precisamente la zona más preparada para soportar varios kilos. De cara a la madre o al padre y en posición de ranita, el peso se sostiene por el culete y las piernas, como si el bebé estuviera sentado en una sillita pero con las piernas abiertas (de hecho van sentados).
El tío de la foto me suena
Vaya si me suena el cenutrio ese, como que soy yo mismo con mi primer hijo, más felices ambos que unas castañuelas. Yo contento por llevar una mochila fashion pese a que me destrozaba los hombros, mi hijo feliz por ir mirando el mundo (aunque muchos bebés lo viven de otro modo, porque al mirar hacia afuera ya no miran hacia su cuidador y se estresan más) y por supuesto yo ignorando que le estaba llevando de un modo inadecuado y recibiendo más de una patada en mis partes nobles (las piernas cuelgan, la felicidad se desborda y talonazo que te va).
Por suerte para ambos y por suerte para la madre, descubrimos después las mochilas tipo Ergo o tipo Manduca, que reparten el peso de manera que la mayor parte se la lleve la cintura del porteador (mucho más cómodo que cargar los hombros) y que sólo permiten ubicar a los bebés de cara al padre o la madre, porque por la anchura de la tela se hace inviable intentar llevar al bebé de otro modo.
Si queréis saber más al respecto (y sabéis alemán o os la queréis jugar con el traductor de Google) podéis leer el artículo original aquí.
Más información | Red Canguro
Vía | Mi saquito mágico
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