No identificar a tiempo las altas capacidades podría provocar en el niño desequilibrios emocionales y somatización
Desequilibrios emocionales, dolores de cabeza, lesiones cutáneas o escapes cuando ya se controlaban esfínteres son sólo algunas de las manifestaciones de somatización que pueden experimentar los niños con altas capacidades, según ha alertado la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST).
Por ello, la AEST ha hecho un llamamiento a los pediatras para que, cuando se encuentren con cuadros así, valoren también la posibilidad de estar ante un niño con altas capacidades intelectuales que no han sido identificadas y que necesita de la ayuda inmediata del entorno familiar y escolar.
La necesidad de un apoyo y atención adecuados
Un niño de altas capacidades no sólo tiene una inteligencia muy superior a la media, sino una personalidad, creatividad, sensibilidad y temperamento que se desarrollan de forma diferente al resto de niños de su edad, por lo que en ocasiones pueden llegar a ocultar sus talentos para ser aceptados por el grupo.
Pero la realidad es que los niños de altas capacidades tienen unas necesidades específicas, tanto emocionales como educativas, que si no son detectadas -y por tanto, no reciben la atención que necesitan- puede influir de forma muy negativa en su día a día.
La AEST explica que muchos de los niños de altas capacidades que no han sido identificados sufren con cierta frecuencia desequilibrios emocionales, como estrés, tristeza e incluso depresión. También pueden producirse somatizaciones que cursan en forma de dolores abdominales, de cabeza, vómitos, fiebres rebeldes, eccemas, soriasis, sangrados nasales, incontinencias cuando ya existía un control de esfínteres...
Por eso desde la Asociación Española para Superdotados y con Talento se quiere alertar a los pediatras para que tengan en cuenta que este tipo de cuadros podrían esconder unas altas capacidades no identificadas que necesitan de atención y apoyo, tanto por parte de la familia como del centro educativo.
"La AEST ruega a los pediatras que, en caso de aparecer este tipo de síntomas en alguno de sus pacientes, valoren la posibilidad de que pudiera tratarse de un menor con Altas Capacidades Intelectuales sin identificar, que esté necesitando apoyo en el colegio y comprensión por parte de sus padres y/o profesores, y por tanto le deriven a Salud Mental Infantojuvenil para realizar una valoración psicológica completa."
Recordemos que los niños con altas capacidades destacan desde muy pequeños por su amplio vocabulario, su gran memoria y creatividad, su intensidad emocional o su empatía. También manifiestan un gran sentido de la justicia, pensamiento crítico y divergente y una curiosidad insaciable por aprender.
La importancia de una detección precoz
Como explican desde la AEST, a menudo se suelen confundir las Altas Capacidades con el alto rendimiento académico, y creemos erróneamente que estos niños no sólo son precoces intelectualmente, sino también responsables, callados y atentos en clase.
Pero curiosamente, la inteligencia puede implicar justamente lo contrario: inquietud tanto física como mental, rebeldía y dificultad para aceptar las normas cuando no son razonadas. En el colegio, pueden mostrar una gran energía y entusiasmo hacia todo aquello que les interese, pero aburrimiento y desmotivación hacia lo que no despierte su interés.
"En muchos momentos se confunde su deseo de conocer y su intensidad con otra serie de características o incluso patologías que no son tales. Por eso, hay que comprender cómo es la persona y darle la respuesta emocional que necesita" - explica Pedro Fernández, psicólogo sanitario de la Asociación Española de Superdotados y con Talento.
Según el Ministerio de Educación y Ciencia, este aburrimiento y desmotivación lleva al 70% de los alumnos superdotados a rendir muy por debajo de sus capacidades, y al 30-50% a presentar fracaso escolar.
Por eso es fundamental identificar de forma temprana las altas capacidades, para evitar posibles problemas personales, sociales y académicos, anticipando medidas psicoeducativas entre las que estaría, por ejemplo, la adaptación curricular.
En el caso contrario, y tal y como hemos visto, podríamos incluso llegar a hablar de fracaso escolar y otros problemas emocionales, sociales o personales.