Muchos se habla del poder transformador de la maternidad, pero no tanto del de la paternidad, que también lo es. Cuando llega un hijo, seas madre o padre, tu vida da un completo vuelco.
Hoy celebramos el Día del Padre y hemos querido darles voz a ellos. Preguntamos a 15 padres cómo les ha cambiado la vida la paternidad, y esto es lo que nos han respondido. Hay reflexiones filosóficas, comentarios cómicos y situaciones de la vida cotidiana que han cambiado al convertirse en padres. Testimonios sinceros y repletos de emoción, y sobretodo, de amor por sus hijos.
"Tienes ya tantas vidas como hijos tengas"
Fernando, 40 años, fotógrafo, padre de dos niñas de 9 y 6 años:
"La vida ha cambiado, mucho. De hecho nos dimos cuenta mi mujer y yo cuando las mandamos durante quince días a un campamento en Peguerinos (Ávila). Desde que eres padre tienes la responsabilidad de ayudar a tus hijos a ser independientes en el futuro. Y tienes que volcarte. Tienes ya tantas vidas como hijos tengas. Y hay que tratar de conseguir que sean compatibles en una sociedad que trata de impedirlo con todas sus fuerzas. Es cansado, muy cansado. Pero no lo cambiaría por nada del mundo".
"La rutina paterna se vuelve tu nuevo gimnasio"
Kiko, 41 años, realizador de cine y televisión, padre primerizo de una niña de 2 meses:
"Llevo 2 meses de papá. De momento la vida cambia, en mi caso, a la hora de ir al cine. Soy realizador y parte del equipo de Espinof y he pasado de ir al cine tres veces por semana a una al mes, aunque todo irá volviendo a su lugar. Es cierto que también se instala un chip que me dice que en lugar de gastar 200 pavos en la nueva edición de Expediente X, a lo mejor le viene bien a la pequeña un montón de pañales.
Físicamente también cambia y la rutina paterna se vuelve tu nuevo gimnasio. Además, vivimos fuera y no disponemos del comodín de los abuelos, así que cambia de manera radical. Cuando decidimos ir a por el bebé dejamos de fumar. Mi mujer fumaba mucho, yo poco, pero no queríamos olores en casa y tampoco creíamos que fuera justo para la pequeña".
"No pude desear mejor compañera de viaje"
Arturo, 35 años, diseñador gráfico, padre de una niña de seis años:
"Cuando mi pareja me confirmó que estaba embarazada me quedé en shock casi un día entero. No sabía qué pensar. No habíamos buscado el bebé y nuestra situación económica no era la mejor, pero una vez que decidí que quería intentar ser padre, mi vida cambió, aunque no fue hasta que tuve a mi hija en brazos que me convertí en padre.
Sin pretenderlo, comencé a sonreír más y a estar de mejor humor durante el día (incluso después de una mala noche) y procuraba no entretenerme tomando café o de charla para terminar el trabajo cuanto antes y así poder llegar cuanto antes a casa para disfrutar de mi pequeña. Y sigo haciéndolo, compartiendo mis aficiones con ella y ahora son de los dos: las motos, los rallies, los caballos...
No pude desear mejor compañera de viaje: nos vamos juntos a la sierra con el perro, acampamos junto al mar en verano, hacemos las reparaciones de casa juntos o nos manchamos en la cocina. Supongo que un día nuestra relación cambiará pero, de momento, soy el padre más feliz del mundo".
"Una sonrisa de tus hijas vale mucho más que un largo aplauso del público"
Miguel Ángel, 42 años, comercial y músico, padre de dos niñas de ocho y tres años:
"No voy a negarlo. Era una ave nocturna: me gustaba salir de noche con mis amigos y mi pareja, los conciertos, la gran ciudad... Hoy vivo en una localidad pequeña de Asturias, llevo a mis hijas cada mañana al colegio (y me encanta) y tengo un trabajo fijo, algo que ni me imaginaba antes de convertirte en padre, cuando solo quería vivir de mi música.
Y lo más curioso de todo, es que lo he hecho sin que nadie me lo exigiera. Me he convertido en padre de día y de noche porque yo lo he decidido solo cuando las prioridades cambian y una sonrisa de tus hijas vale mucho más que un largo aplauso del público. Ahora preparo comida sana para toda la familia, tengo un coche familiar y mis amigos son otros padres del colegio cuyos hijos se llevan bien con mis hijas, y quedamos todos juntos durante le día.
Por supuesto sigo tocando en un grupo de jazz los fines de semana y mi hija mayor ha empezado a acompañarme a los conciertos cuando son en espacios abiertos. Y lo mejor de todo es que nunca había sido tan feliz como ahora".
"Ahora puedo decir sin temor a equivocarme que soy feliz"
Miquel, 36 años, padre de una niña de 16 meses:
"La paternidad me ha cambiado de una manera tan sencilla como profunda: ahora puedo decir sin temor a equivocarme que soy feliz. Puedo estar triste o alegre, estresado por el trabajo o más relajado, puede que a última hora no tenga fuerzas ni para mover un dedo mientras mi hija corre por toda la casa… Pero siempre soy feliz".
"La paternidad superó con creces mis expectativas a todos los niveles"
David, 41 años, consultor, padre de tres niños de 9, 5 y 3 años:
"Antes de convertirme en padre por primera vez, me imaginaba lo que podía suponer tener hijos, pero la paternidad superó con creces mis expectativas a todos los niveles. Ser padre ha supuesto un enfoque radical en mi manera de entender la vida: pasas de ser tú como persona, a formar parte fundamental de la vida de otras, tus hijos, con toda la responsabilidad y la satisfacción que eso conlleva".
"Una auténtica revolución en forma de bebé que despertó instintos y cosas que no sabía que tenía dentro"
Armando Bastida, enfermero pediátrico, fundador de Criar con Sentido Común y padre de tres niños:
"¿Sabes esa sensación de sentir que la vida te está dando una segunda oportunidad? Pues eso es lo que sentí cuando nació mi primer hijo. Una auténtica revolución en forma de bebé que despertó instintos y cosas que no sabía que tenía dentro, y quizás otras que un día estuvieron pero se escondieron o fueron apagadas... somos muchos los que crecimos poniéndonos corazas y aprendiendo a navegar en un clima de autoritarismo que nos hacía daño y tuvimos que protegernos para salir adelante y los bebés van directos ahí, a lo más hondo del corazón.
Desde el primer día te dicen que no valen máscaras, que no te quieren remendados, que te necesitan sinceros, puros, en tu esencia... te piden que te arranques los miedos, las sombras y cojas al toro por los cuernos, porque ellos te necesitan así, para aprender desde ahí, desde la pureza y la inocencia y no desde tus flaquezas.
Siempre digo que los adultos somos niños que hemos olvidado demasiadas cosas, y es que cuando llegó mi primer hijo me tuve que dar prisa en recordar, en desandar y desaprender, para poder sintonizar con él, comprenderme, conocerle y conocerme. Y desde ese punto común, iniciamos un camino juntos: él como bebé, hijo, yo como hombre, padre, que nos ayudó a salir adelante con responsabilidad, humor y mucho amor".
"El disfrute está en el camino, no hay una meta"
Eduardo Prádanos, fundador de la agencia FLUOR Lifestyle y autor del cómic transmedia 100 crisis de un papá primerizo. Tiene 36 años y un hijo de dos años y medio:
"Hay un antes y un después en mi vida, sin duda. No hay nada más intenso, más duro ni más complejo que ser padre. Pero, sin duda, y esto es lo más importante: no hay nada más bonito. Y, sobre todo, el disfrute está en el camino, no hay una meta, eso es lo que más me gusta".
"Decidí dejar mi trabajo y quedarme en casa para ocuparme de los niños"
Paco, 36 años, ilustrador, padre de Gabriel (12 años), Raquel (8 años) y Sonia (6 años):
"Fuimos padres muy jóvenes, pero nos adaptamos bien al nuevo reto y “acoplamos” a Gabriel a nuestras rutinas, con algunos cambios. Pero no daba ni chispa de guerra, así que salíamos con él al Rastro, de cañas con los amigos y de vacaciones. Y si queríamos salir solos mi pareja y yo, nuestros padres se quedaban con él.
La vida nos cambió totalmente cuando llegó Raquel. Tiene Síndrome de Down y las visitas a los especialistas médicos se convirtieron en nuestra rutina. Su madre tiene un puesto ejecutivo importante, así que decidí dejar mi trabajo y quedarme en casa para ocuparme de los niños. Y me siento feliz por haberlo hecho. Incluso nos animamos a darles otro hermanito.
Estoy con ellos en todos los momentos importantes de su vida y ¡disfruto tanto de ellos! Añoraba un poco la faceta profesional, así que ahora que ya son más independientes, he vuelto a dibujar para periódicos y revistas. Eso sí, siempre desde casa mientras mis hijos están en el colegio".
"Si toca jugar a las cocinitas y disfrazarnos, adelante"
Juan, 50 años, técnico de ascensores y padre de Jorge (19 años), Martín (16 años) y Sandra (6 años):
"No quiero ser hipócrita. Fue su madre quien se ocupó más del día a día de mis hijos mayores: de llevarles al colegio, preocuparse de sus deberes, de los cumpleaños… Yo trabajaba muchas horas, e incluso fines de semana, y aunque mi mujer me contaba sus hazañas, no compartí tiempo con ellos.
Y entonces, sin planearlo, llegó Sandra y dio un vuelco a mi vida. Sin ser consciente de ello, se convirtió en la niña de mis ojos y todo lo que no había vivido con sus hermanos, lo empecé a disfrutar con ella. Yo que nunca he sido muy efusivo, necesito sus abrazos y besos, le leo cuentos, cocinamos juntos e incluso he reducido las salidas los fines de semana para llevarla a los partidos de tenis y conocer a sus amigos de clase. Y si toca jugar a las cocinitas y disfrazarnos, adelante. Mi hija ha hecho de mí una persona nueva y mejor".
"La paternidad para mí supone una adaptación continua"
Fernando (Papa Lobo), consultor informático, 45 años, padre de dos hijos de nueve y siete años:
"La paternidad para mí supone una adaptación continua, reinvención constante, subidas y bajadas, miedos, alegrías e ilusiones, días de no parar, de cosquillas, juegos y bicicletas. Días de papá, papá, papááááááá".
"Los hijos te llenan de satisfacción y orgullo, felicidad que prevalece sobre los momentos duros"
Jesús, 46 años, periodista y fotógrafo, con 2 hijos, de 13 y 10 años:
"Aunque sabes que el hecho de ser padre te va a cambiar, ya que te lo dicen a tu alrededor, especialmente cuando sabes que estás esperando tu primer hijo. En realidad no fui realmente consciente hasta que nació. A partir de ese día todo cambia mucho más de lo que esperaba. El centro de atención gira y las prioridades cambian, como tanto me avisaban, pero el día a día es lo que te hace de verdad consciente.
Al principio sentía una mezcla extraña entre felicidad, entusiasmo, motivación con preocupación e incluso miedo. Se hace duro en las primeras semanas, me cambió el ritmo de sueño, que es algo que te afecta también físicamente y mentalmente para el resto de actividad diaria, el trabajo... pero poco a poco se llena de satisfacción y todo se lleva mucho mejor. Especialmente cuando nació mi segundo hijo, eso fue mucho más llevadero. Ya sabía de qué iba "el asunto". Y cuando han ido creciendo, pues te llenan de satisfacción y orgullo, felicidad que prevalece sobre los momentos duros, que también los hay y te curten como persona y te enriquecen".
"El ser padre es un continuo aprendizaje"
Carlos Escudero Arás, autor del blog "Un papá como Vader", con dos hijos de 8 y 5 años:
"La paternidad me ha hecho crecer como persona tanto personal como profesionalmente. Por una parte, me he conocido mejor y es que, el ser padre es un continuo aprendizaje, y me ha hecho ser consciente de la importancia de una crianza respetuosa y una continua empatía hacia nuestros pequeños, consciente de que los niños son nuestro futuro.
Y profesionalmente, me ha dado la oportunidad de hacer lo que más me gusta: escribir. Creando un blog sobre paternidad que me ha dado muchas alegrías y escribir también dos libros de paternidad llamados "La libreta roja" y "Cría como puedas" editados por Lunwerg".
"Antes de los hijos yo era un niñato egoísta y machista, más"
José María Ruiz Garrido, autor del blog "La parejita de golpe" y padre de dos mellizos (niño y niña) de 7 años:
"Ser padre me ha cambiado mucho, tanto como puede cambiar a cualquiera. O incluso más. Porque con los años, puedo decir que he querido esos cambios, y hasta los he forzado. Y sigo haciéndolo.
Antes de los hijos yo era un niñato egoísta y machista, más. No tenía ni idea de lo que suponía la paternidad. Durante el embarazo e incluso los primeros meses de los bebés, estaba muerto de miedo. Pensaba en que no sería capaz de amoldarme a la nueva situación, que no estaría a la altura. Ni siquiera sabía lo que me venía encima. Sufría pánico escénico, y sobre todo resistencia a los cambios. Pero una vez superada la primera fase, todo se convirtió en un proceso de continuo aprendizaje, hasta el día de hoy.
He aprendido sobre crianza, sobre lactancia, sobre hitos del crecimiento y todas esas cuestiones que giran alrededor de los críos. Por encima de esto, como una capa más, también he asimilado e incorporados conceptos mucho más personales, y que me afectan a mí, como padre y como hombre; paciencia, tolerancia al caos, control de mis miedos, gestión de sentimientos...
Y luego llegaron cambios más profundos aún. Cosas que antes de ser padre ni me sonaban. O aún peor, me parecían bobadas e incluso majaderías. Los cuidados y todo lo que suponen, la carga de las mujeres y madres, la responsabilidad y corresponsabilidad, la igualdad y la equidad, el feminismo… E incluso fui consciente de mi machismo. Y eso te cambia, radicalmente.
Nunca hubiera imaginado hace ocho años que hoy disfrutaría de las cosas que disfruto, o que no echaría de menos las que entonces me obsesionaban. Que un trabajo que me encanta se convertiría tan solo en una forma de comprar tiempo. Tanto como para decidir acogerme a una reducción de jornada. Que el centro de mis días gravitarían en unas pocas horas, entre la salida de su cole y la entrada a mi trabajo…
Mis hijos y mi mujer siguen enseñándome, empujándome y acompañándome. Todos estos cambios en mis hábitos, mis ideas, y mis convicciones, en mi vida, han ido llegando paulatinamente desde antes de ser padre hasta ahora que vislumbro más cerca la preadolescencia, se van acumulando. Algunos han costado más, y otros los he buscado yo. Sigo intentando mejorar, ser mejor padre y mejor hombre. Sigo aprendiendo".
"Los gemelos me cambiaron la vida, y me quitaron sueño, mucho"
Carlos Wollenstein, autor del blog "Historias de un papá" y padre de gemelos de 3 años:
"Los gemelos me cambiaron la vida, y me quitaron sueño, mucho. Me hicieron una persona poco más paciente y consciente de mis acciones. No importa cuánto les digas, ellos aprenden más por lo que ven y cómo te comportas. Hacia ti mismo, hacia ellos, con tu esposa y los demás".
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