Cambiar de asiento durante un viaje porque hay niños cerca, ¿lo hiciste alguna vez?

Cambiar de asiento durante un viaje porque hay niños cerca, ¿lo hiciste alguna vez?
6 comentarios

Empezaré diciendo que yo también lo hice. Cuando ni mis amigos ni yo teníamos hijos, cuando los bebés que conocía mejor eran los de los anuncios, cuando aún llevaba libros o música para intentar relajarme durante un viaje… me he cambiado de asiento para evitar estar cerca de los niños.

Por eso, aunque mucha gente considere que este comportamiento es indigno de seres humanos que fuimos niños, hoy me lo tomo con humor cuando veo que otras personas emprenden esta pequeña y más o menos disimulada “huida” cuando se sientan cerca de mi ruidosa familia.

Los entiendo, y por suerte el barco o el tren son lo suficientemente grandes para escoger sitio y todos quedar más o menos contentos. Al final, parece que las familias nos agrupamos, inmunizadas al “barullo”, aunque en temporada alta pocos “solteros” pueden estar con esa tranquilidad y silencio idílicas…

Si vas en avión el asunto cambia, tal vez por eso se ha llegado al extremo de complacer a todos y crear espacios “child free” en vuelos, al modo de los hoteles que no aceptan niños. Pero esas son otras historias.

Siempre que se respete y se comprenda a los niños (por ejemplo, que no se les increpe cuando lloren) o que los padres velen para que los niños guarden un comportamiento que no moleste al resto, la convivencia comprensiva va a ser posible en espacios comunes, o eso quiero creer.

No me gustaría que el año que viene hubieran hecho en el barco una sala exclusiva para familias con niños, o que me encontrara con algunas dificultades para la reserva como las que hay en ocasiones al intentar reservar alojamiento. Al contrario, he observado con agrado que nos han dejado embarcar antes (cuando la fila estaba a pleno sol) o que a bordo hay un nuevo programa de animación infantil.

Me gusta convivir con las personas que tienen y que no tienen hijos, y de entre las que no tienen hijos, con las que se interesan por las mías y les hablan simpáticos junto con las que se cambian de asiento para buscar un poco de tranquilidad.

A muchas de ellas, como a mí, les llegará el momento de “traspaso” de los libros y la música por pañales y potitos. Y seguirán teniendo junto a ellos personas que se cambian de asiento porque tienen a sus hijos cerca

Foto | Eva Paris en Bebés y más
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Comentarios cerrados
    • Cada vez que ocurría, no sólo cambiar de asiento, si se daba la oportunidad hasta cambiaba de vagón en el tren. Temía más a las madres que a los alborotadores niños, pensaba que vaya vida más aburrida y monotemática debían llevar esas pobres "marujas" con sus niños que se te sentaban al lado y no hacían más que hablarte de papillas, logros absurdos de gateos, alabanzas a unas babitas o al haber hecho una apestosa caca... Madre del amor hermoso, cómo te cambia la vida!!!!!, ahora soy yo la que ve a los jóvenes sin descendencia huir de nosotros como de la peste, y me hace muchísima gracia por que imagino sus pensamientos...Horrorrrr, ahora soy yo la "maruja".

      Aclaro que las madres no somos marujas, era una idea muy errónea de mujer emancipada, independiente y tristemente solitaria.

    • Yo al contrario, me encantaba que hubiera niños cerca y me ponía a jugar con ellos,, jeje.

    • Pues a mi siempre me encantó tener niños alrededor, me hacían el viaje más ameno, parea lo bueno y para lo malo... Creo que esto depende de si te gustan los niños o no; si no te gustan está claro que lo último que querrás es que te "amenicen" un viaje. Ahora que soy mamá y lo veo desde el otro lado, si se diera el caso preferiría que a la otra persona le dieran la opción de cambiarse, no sólo por no molestarle, también para que no nos moleste a nosotros.

    • Yo sigo pensando igual.... No me he cambiado nunca de asiento, pero si a veces me he sentido molesto, no por los niños sino porque pensaba que los padres no controlaban o pasaban de que sus hijos "molestansen" al resto de personas. Por ejemplo que este dando patadas al asiento de alante donde yo estaba sentado, etc.... Aún no soy padre, me quedan (+-) 4 meses pero sigo pensando que es cuestión de tener suerte con niños/as traviesos, sumado a educación de los padres que de manera indirecta/directa afecta a la educación de sus hijos (siempre que esos sea posible). Yo veré si cambio de pensar o de parecer y lo que parece sencillo y fácil desde fuera no resulta dificil o diferente desde dentro. Je,je.

    • Mi marido es francés y vamos al menos tres veces al año a Francia a ver a los abuelos de mi nena. Es extraordinariamente difícil controlar a un niño menor de dos años en un avión. Les molestan los oídos, aunque les ofrezcas agua, pecho o chupete, y lloran. El espacio es muy reducido, el niño va incomodo, se mueve, y como va encima de la madre o el padre es muy complicado no molestar al menos un poco al viajero de delante. Hemos tenido viajes buenos, regulares y terribles. Y comprendo perfectamente que la gente prefiera estar lejos... de hecho las compañías aéreas tienden a agrupar a las familias con niños. Nos toleramos mejor porque conocemos las dificultades. Dicho esto, hay algo que también está muy claro: los niños no son criminales. Tienen el mismo derecho que cualquiera a viajar.

    • demasiado cierto.

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