Imagina que eres un niño de 12 años, vas a un museo a ver una exposición de cuadros que probablemente ni siquiera te interesa demasiado, tropiezas por error y te apoyas en una obra hasta el punto de hacerle un agujero. Seguro que el susto no se te quita en la vida.
Esto es lo que pasó este fin de semana en Taiwan, como podéis ver en el vídeo que os dejo a continuación. Por eso, cuando vayáis a ir a un museo, ¡cuidado!
El terrible momento, grabado por las cámaras del museo
El chico caminaba tranquilamente, sin atender demasiado a nada en concreto, con una bebida en la mano, cuando tropezó con una plataforma que pretendía separar a los visitantes del cuadro. Trató de no caer hasta apoyarse en el cuadro y romperlo.
La obra en cuestión, de título Flores, es un óleo del siglo XVII que fue pintada por el artista italiano Paolo Porpora. Es una obra valorada en 1,5 millones de dólares, así que si el gesto del niño en el vídeo es de "y ahora qué hago", imaginad cómo debió de quedarse al conocer el valor del cuadro.
Según leemos en The Guardian, los responsables no pedirán a la familia el pago de la restauración de la obra porque forma parte de una colección privada que está asegurada. De hecho, Sun Chi-Hsuan, el organizador de la exposición, dijo que el niño estaba muy nervioso y que no le echaban la culpa, que la obra en realidad lleva tiempo en mal estado y que a la hora de restaurarla lo primero que van a hacer es reforzar la estructura.
A lo que yo digo: bravo por él. El niño, como he dicho al principio, solo sufre un accidente. Lo hace sin querer. Y viendo que estaba muy nervioso, culparle o buscar responsabilidades haría que no se lo perdonara en la vida. La pintura está asegurada, así que yo creo que han dicho aquello de "tranquilo, si total, ya estaba fatal... además, nos vamos a poner a arreglarla y hay cosas más importantes a reparar (antes que ese pedazo de agujero que le has hecho)" para quitar hierro al asunto y tratar de restarle importancia, precisamente para que el niño no se torture con ello.
¡Cuidado!
Quizás estáis aún preguntándoos para qué os cuento todo esto, por qué en un blog de bebés y niños hablamos de un accidente de un chaval que se carga un cuadro tan caro, si no había modo alguno de evitarlo. Por más cuidado que tengas, no es una travesura ni es un niño que tengas que controlar. Tiene 12 años y es lo suficientemente mayor como para no tener que andar diciéndole todo el rato cómo caminar o por dónde hacerlo.
Pues bien, estoy aquí escribiendo sobre ello para que veáis cuál ha sido mi reacción, porque ha sido Miriam, mi mujer, la que me ha dicho mientras leía el móvil: "Uff, un niño se ha cargado un cuadro en un museo", y yo he pensado enseguida "es que la gente no tiene cuidado con los niños". Sin saber de qué iba la historia, en mi cabeza ya la tenía: un niño corriendo por un museo, que debería estar bajo el control o tutela de sus padres, que al no ser vigilado acaba rompiendo un cuadro. ¡Irresponsables!
Pero no, al ver el vídeo me he dado cuenta de que los que tenían que haber tenido más cuidado eran los del museo. Vale que el cuadro mide 2 metros pero, ¿de verdad las medidas de seguridad de una obra así son una cuerda y una plataforma de madera? Porque le ha pasado a un niño, pero perfectamente le podría haber pasado a un adulto, o a una persona mayor. De hecho, una persona mayor con menos reflejos podría incluso haber apoyado el cuerpo entero, y no quiero imaginar el destrozo.
Así que como conclusión extraigo lo siguiente (tres lecciones que me llevo hoy):
- Mi falta de confianza en los padres me ha hecho pensar que la gente no tiene cuidado con sus hijos, o que los niños son tan irrespetuosos que pueden llegar a hacer algo así (y tendré que revisar, pues, mis creencias, para no hacer juicios de valor tan rápidamente).
- En este caso fueron los del museo los que probablemente tendrían que haber tenido más '¡cuidado!' a la hora de asegurar sus obras: ¿un niño ha roto un cuadro, es que en el museo no tienen cuidado con las obras? (vale, tampoco es eso, pero lo digo para que os deis cuenta de que a veces, con los niños, no todo es lo que parece).
- No todos los adultos reaccionan también igual. Podrían haberle dicho eso de "si es que no miras por dónde caminas", "esta juventud de hoy que no tiene respeto por nada", "los jóvenes sin interés no tendrían que venir a los museos" y en vez de ello le dijeron que estuviera tranquilo, que lo arreglarían, que era un cuadro muy viejo y en mal estado.
Y vosotros, ¿qué habéis pensado al leer el titular?
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