El vídeo del padre que no puede contener la risa al reñir a sus hijos llenos de pintura

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Llevaban un rato en silencio y no has recordado la regla básica de la paternidad que dice que "si están en silencio, corre, pues no están haciendo nada bueno". Así que cuando acudes ya es demasiado tarde. Te los encuentras llenos de pintura, de arriba a abajo, en el pelo, la cara, las manos, la ropa, y te han dejado la habitación completamente decorada.

Tienes dos opciones, dejar que la rabia que crece exponencialmente desde tu interior salga por tu boca y por tu cuerpo diciéndoles lo mal que lo han hecho, tensando tus músculos y sacándoles de ahí enérgicamente para meterlos directos en la ducha o respirar hondo, decirles que no se muevan, coger la cámara y acompañarles a la ducha para hablar con ellos y que te pase lo que a este padre, que no puede contenerse la risa al reñirles.

El vídeo en cuestión

Se han puesto que dan pena y lo primero que te viene a la mente al verlos es "madre mía, cómo habrán dejado la habitación". Me lo puedo imaginar porque soy padre y seguro que vosotros también os lo podéis imaginar. El enfado es inevitable, pero en esta ocasión, el padre protagonista ha optado por la segunda opción, la de tratar de tomárselo con calma.

El vídeo es muy interesante en varios sentidos, vemos a un padre paciente dialogar con los niños para que ellos vean el error. Vemos a un hermano mayor que no tiene muy claro quién es el culpable y a un hermano pequeño, el típico secundario gracioso de las películas, que asiente o niega según hace su hermano.

Al principio te asombras de verles así, pero a medida que pasa el tiempo les vas cogiendo cariño, te vas ablandando y te pasa como al padre, que empiezas a reírte.

Y esto le debe haber pasado a mucha gente, porque el vídeo original, subido a Youtube por Mihai Patriche, lleva ahora mismo casi 5 millones de visitas en tan sólo 4 días.

¿No os ha pasado nunca?

Seguro que en más de una ocasión os ha pasado esto. Vas serio para explicarles que lo que han hecho no te gusta pero al mirarles no logras evitar reírte de las pintas que tienen. A mí me ha pasado más a menudo de lo que me gustaría, y eso que a veces exploto y opto por la primera opción, la de gritar y cogerlos sin saber muy bien qué hacer, descontrolado por haberse acabado la paciencia.

Pero me dura unos segundos, entonces reflexiono, llega a mi mente la pregunta clave "¿Acaso lo han hecho con la intención de molestar?" y entonces lo abordo de otra manera, porque recordad, parece que no tiene importancia, pero la tiene, y mucha, si los niños no lo han hecho con maldad, con la intención de hacerte daño, de provocarte, sólo estaban jugando, probando o explorando.

Quizás si hubieras estado con ellos podríais haber explorado juntos y eso no hubiera pasado. Quizás si hubieras estado con ellos podrías haberles dicho que no, que eso los niños no lo pueden tocar. Quizás... pero estaban solos, llegaron a algo que quizás no debería haber estado a su alcance y, simplemente, jugaron con ello, porque son niños. Y los niños hacen eso, jugar con las cosas que encuentran, sin pensar en las consecuencias.

Y los padres están para eso, para sentarles y para explicarles que eso de pintarlo todo y pintarse enteros no está bien, que se manchan enteros y que lo manchan todo, y que luego hay que limpiarlo y eso da mucho trabajo. Y están también para coger una cámara y grabarles, y grabar el diálogo, y reírte de la que te acaban de liar, porque esa trastada se convertirá en un momento cómico que perdurará años y años y que los niños, cuando crezcan, recordarán con humor y cariño, agradeciendo incluso a su padre que reaccionara de ese modo y no de uno mucho más violento.

¿Pero aprenden algo así?

Ya, ya, si lo sé. Aún habrá quien diga que estos niños lo volverán a repetir, que así no se enseña a un niño, que mejor un castigo severo, que un cachete a tiempo y un buen par de gritos obra maravillas y no sé cuántas tonterías más. Pues ya digo, que a mí a veces se me va la cabeza (esto me pasa más desde que tengo tres hijos) y grito más de lo que quisiera, pero trato de reconducir rápido la situación para no acabar haciendo ninguno de esos métodos prehistóricos.

Los niños del vídeo no creo que vuelvan a hacer algo así. Al menos no harán lo mismo. Quizás otro día hagan otra cosa igual de terrible y se ganen otro vídeo y otro sermón, pero será diferente. Y lo harán porque siguen siendo niños y siguen queriendo explorar, aprender y jugar. Y el padre volverá a grabarles, a explicarles por qué no está bien y a reírse del momento. Y así, poco a poco, irán aprendiendo lo que está bien y lo que no está bien.

Con los otros métodos, si se van repitiendo, se corre un riesgo demasiado elevado de lograr que los niños, al final, dejen de querer aprender y dejen de querer explorar: "mejor no toco nada, no sea que hagamos algo mal y papá nos riña, nos grite o nos pegue", y ese será el primer día del fin de la curiosidad de los niños y el primer día que los niños dejan, en cierto modo, de ser niños.

Vía | La voz muro
Vídeo | Youtube
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