Hace unos meses supimos que Robin Wright, la protagonista de House of Cards, tuvo que luchar para conseguir el mismo sueldo que su compañero de reparto Kevin Spacey, siendo los dos igual de populares en la serie. Hace unos días, fue Natalie Portman quien reveló que le habían pagado la tercera parte de lo que percibió Ashton Kutcher en la misma película.
En España se calcula que la diferencia entre salarios, si se compara a los hombres de las mujeres, es cercana al 24%. Pues bien, no es algo que empiece en el momento que hombre y mujer empiezan a trabajar, sino que se ha visto que se inicia ya en la infancia: los niños reciben más paga que las niñas.
Un 20% más de paga cuando son pequeños
Según leemos en El Mundo, un estudio realizado en Reino Unido con más de 2.000 niños de entre 5 y 16 años demuestra una diferencia más que evidente en el trato a los niños y niñas, en lo que a la paga respecta.
Los niños perciben un 20% más de paga que las niñas, siendo la media de 12,59 euros para los niños, frente a 10 euros para las niñas.
Y un 30% cuando son más mayores
A medida que los niños y niñas crecen, la diferencia no sólo no queda difuminada, sino que se acrecienta aún más. En la preadolescencia y la adolescencia (entre los 11 y los 16 años), esta diferencia llega hasta un 30%, al establecerse la media en 14,5 euros para las chicas, y 20,64 euros para los chicos.
Jenny Ehren, directora de investigación de Childwise, empresa que realizó el estudio, explica las conclusiones de esta manera:
Los resultados del estudio muestran un desequilibrio en la manera en la que los padres educan a sus hijos en materia de independencia económica. Los niños reciben dinero de forma regular mientras que las niñas dependen más de sus padres, que les compran cosas o les administran su dinero.
La diferencia se atenúa con cosas materiales
Según los investigadores, los chicos son más independientes económicamente porque tienen más dinero para gastar en lo que quieran, mientras que las niñas disponen de menos, al destinarse ya dinero para la compra de cosas materiales como ropa, zapatos y productos de belleza.
Es decir, los padres invierten en cosas para sus hijas y por eso les dan menos paga, en vez de dar el mismo dinero a las niñas que a los niños y dejarles la libertad de administrarlo.
De nuevo en palabras de Ehren:
Los niños van percibiendo esas diferencias de género; algunas son sutiles y otras no tanto (...) Debemos ayudar a los niños a adquirir las competencias necesarias para que se conviertan en adultos confiados e independientes, sea cual sea su sexo.
Yo en este sentido, y como padre, no puedo opinar mucho porque no tengo hijas, y a mis hijos no les doy paga. Si necesitan algo, lo compramos. Y si creen que necesitan algo, pero preferimos no comprarlo, explicamos los motivos.
En cualquier caso, si lo hiciéramos, si les diéramos paga y hubiera niñas en casa, veo más lógico dar lo mismo a ambos y que con ello se administren, que crear la diferencia por el hecho de que las niñas pidan más para ciertas cosas. Lo haría así, básicamente, porque considero que los niños también piden para las suyas: cayendo de lleno en un estereotipo, y para poner un ejemplo, hay niños que no quieren productos de belleza pero sí una consola de videojuegos, y los padres a menudo la compran sin mucha resistencia porque a ellos también les gusta jugar, siendo un dinero que no se descuenta de la paga.
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