Los padres nos preguntamos a menudo cuál es el efecto de nuestros actos y en general de nuestra manera de educar sobre la salud emocional y psíquica de nuestros hijos. Si bien la mayoría de nosotros somos capaces de decir de viva voz que nuestros padres hicieron esto o aquello y no estamos traumatizados, sí hay adultos que no pueden decir lo mismo o que, directamente, no son capaces de asociar su vida actual con lo que pasó cuando eran niños.
La realidad es que es muy difícil predecir cómo será un niño concreto cuando crezca, porque no todos los niños reaccionan igual ante las adversidades. Sin embargo sí se observa una tendencia desfavorable para aquellos niños que han sufrido maltrato, y es que se ha visto que los niños que son maltratados tienen el doble de riesgo de padecer depresión cuando son mayores.
Esta es la conclusión a la que han llegado profesionales del King's College de Londres, que además se han dado cuenta de que estas mismas personas tienen menos probabilidades de mejorar del modo esperado tanto si son tratados con medicación como si son tratados con atención psicológica.
Para obtener estos resultados los investigadores han trabajado con 16 estudios clínicos con más de 20.000 participantes y con 10 ensayos clínicos con una muestra de más de 3.000 sujetos.
Según han comentado, la depresión es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes, siendo una de las causas de ello que uno de cada diez niños está expuesto a algún tipo de maltrato en casa (maltrato físico, psicológico, por omisión o negligencia, abusos psicológicos, físicos o sexuales,...). De hecho, la OMS ya prevé que en el año 2020 sea la segunda causa global de enfermedades en personas de cualquier edad.
Esta investigación se suma a otras anteriores, que mostraban que las personas maltratadas tenían más probabilidades de presentar anomalías en los sistemas biológicos sensibles al estrés (el cerebro, el sistema endocrino y el inmunitario), tanto en la infancia como en la edad adulta. Es decir, los niños que son maltratados de pequeños tienen más probabilidad de desarrollar enfermedades asociadas al cerebro, al sistema endocrino y al inmunitario (nuestro sistema defensivo) porque el estrés altera su correcto funcionamiento.
En resumen, cada vez queda más claro que los primeros años de los niños son una oportunidad para sentar unas bases maravillosas para el futuro de nuestros hijos o una oportunidad para cagarla hasta el fondo y jorobar definitivamente su futura salud mental y física. No lo digo por asustar, porque cualquier persona que lea esta entrada demuestra que se preocupa por sus hijos, y un padre preocupado por la salud física y emocional de los niños difícilmente hará un estropicio irreparable, pero no está mal que de vez en cuando pensemos en estas cosas.
Vía | Noticias de la Ciencia Foto | Ulrica (@Ullie) en Flickr En Bebés y más | Documental: El cerebro del bebé por Eduardo Punset (1), El cerebro del bebé: los niños también se estresan, Maltrato por omisión: un modo de maltrato poco conocido