"Mamá, no sé cómo lo haces con los niños": es sencillo, tú también sabes hacerlo

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Hoy os hablo de un anuncio que probablemente haya llamado vuestra atención y que podéis ver en el vídeo en su versión larga. Un anuncio que me lleva a reflexionar sobre lo que les ofrecemos a nuestros hijos en su rutina diaria (o les ofrece nuestro entorno), la diferencia con la vida que disfrutábamos hace unos años, el valor de los abuelos…

El anuncio empieza con una madre que llama “pidiendo auxilio” a la abuela para que se quede con los niños porque no puede más. Los niños están todo el día aburridos, enganchados a la tele y al ordenador (¿es que no podrán hacer otra cosa en su casa, en su ciudad?).

Todos alguna vez creo que nos hemos sentido en esa situación, desbordados, cuando parece que no podemos con la casa y los niños, acabamos muy cansados. Otra cosa es que pidamos ayuda a los abuelos (porque no podemos, o porque no queremos, o porque sabemos que no nos la van a ofrecer…).

Y otra cosa es que se lo pidamos por toda una semana, como hace la madre del anuncio, “¿Puedo dejarte a los niños esta semana?”. ¿No os parecen un poco caraduras los padres del anuncio? Parece que estén de vacaciones…

Y otro asunto más es que le pidamos que se queden con tres niños, pues se trata de familia numerosa. ¡Muchos conocemos casos de abuelos que saldrían corriendo!

El caso es que estos abuelos “idílicos” (no vamos a negarlo, están disponibles, felices y además viven en un sitio bucólico) aceptan y van a pasar unos días con sus tres nietos. Lo que para la madre iba a ser un desastre, se convierte en una gran aventura para los niños, hasta el preadolescente rebelde parece dar un vuelco a su vida.

Un anuncio poco real pero con grandes verdades

En realidad, basta una guerra de agua y el descubrimiento de una antigua motocicleta (junto a un cambio estratégico en la banda sonora del anuncio) para animar a esos tres niños que eran tan “insoportables”. Risas, diversión, animales de granja, disfraces, cuentos y fogatas a la luz de la luna, campos de trigo, excursiones, nidos de pajaritos, niños cocinando, paseando en caballo…

Como hemos avanzado, los abuelos del anuncio son “idílicos” y poco propensos a sufrir el síndrome del abuelo esclavo, pues no son de los que cuidan diariamente a los nietos. Están disponibles y dispuestos, pero en la vida real la relación con ellos no siempre es sencilla, y ya hemos reflexionado sobre qué pasa si los abuelos se entrometen demasiado o cuando conceden todos los caprichos.

Viven en un entorno idílico, bucólico, en el que no muchos de nosotros nos veremos reflejados (¿cuántos abuelos viven en una granja similar?). Pero precisamente a ese entorno no le doy mucha importancia para la alegría y el disfrute de los pequeños. Porque muchos de sus elementos, los tenemos cerca.

Seguramente ni nosotros ni los abuelos tienen una granja con campos de trigo, vacas y caballos, una moto que restaurar o un lugar donde hacer una hoguera. Pero probablemente todos tengamos globos, disfraces, cuentos… Las cosas sencillas son las que importan, y eso es lo que quiero destacar de este anuncio, las cosas sencillas que hacen felices a los niños.

“Tú también puedes hacerlo”, nosotros podemos hacerlo

Precisamente lo mejor que los abuelos le ofrecen a sus nietos es tiempo, atención, juegos. Algo que a menudo se olvida en nuestras casas sumidas en un ritmo de trabajo y horarios enloquecedores.

Y es que se nos olvida que también en casa podemos cocinar con los niños, hacer manualidades, jugar a los disfraces… También en nuestra ciudad podemos recolectar hojas, descubrir los pequeños animalillos, contar cuentos al aire libre…

Por eso, cuando la madre regresa a la granja y observa sorprendida lo contentos que están sus hijos (¡incluso ayudan a poner la mesa!, ¿alguien se lo pidió antes?), le dice a la abuela “Mamá, no sé cómo lo haces con los niños”. La abuela contesta: “Hazme caso, tú también sabes hacerlo”.

Lo único es que los abuelos viven probablemente sin demasiado trabajo, sin pantallas y con todo el tiempo del mundo para dedicar a sus nietos que además no están acostumbrados a estar en el campo. Los abuelos saben jugar y divertir a los niños sin pantallas, con lo más tradicional, lo más “auténtico” (y aquí el punto de encuentro con el producto que se anuncia, del que no hemos hablado todavía, pero que se quiere vender con ese reclamo de autenticidad).

Y ahí está la clave de la cuestión, todos sabemos hacerlo, podemos hacerlo, podemos disfrutar de las cosas sencillas con nuestros hijos que no se cansan de descubrir y de pasar tiempo con nosotros, no tal vez en una semana intensa como la que muestra el anuncio, no en ese lugar paradisiaco, pero sí cada día, cada fin de semana, a nuestro ritmo, en nuestro entorno.

Está claro que no todos tenemos unos abuelos así, y que al fin y al cabo es un anuncio donde lo peor se convierte en lo más “happy”, pero es un anuncio que toca la fibra sensible porque nos dice que “todos podemos” y sobre todo nos ha hecho reflexionar sobre todo lo que los abuelos pueden ofrecerle a los niños, las cosas más sencillas como los juegos, un día de campo y el cambio de rutina… Y que nosotros también podemos hacerlo evitando que estén aburridos pegados a la tele y los videojuegos.

Vídeo | Youtube
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