Uno de los conflictos más habituales entre hermanos es aquel en que si les das cosas diferentes, se pelean; y si les das lo mismo, se pelean igual porque el otro tiene más.
Hace unos días compré un pijama para Aran, el mediano, y otro para Guim, el pequeño. El del mediano era de Dragon Ball y el del pequeño de Los Vengadores. Pues bien, sabía que habría conflicto, así que opté por cambiar uno y comprarlos iguales.
Ahora bien, ¿cómo evitas que uno se queje porque al otro le has puesto más? Por ejemplo, les das un filete de pollo y se fijan en cuál es más grande; cortas un pastel y comparan; les pones cereales e intentan coger del otro, para igualarse... pues llevando su queja al extremo.
Dos opciones con dos resultados diferentes
Pues bien, tienes dos opciones. Una, intentar igualarlo lo máximo posible. ¿Funciona? Perfecto. ¿Siguen pensando que está desigualado? Pues lo típico: "otra vez a ti te tocará más", "yo creo que tenéis lo mismo", "es imposible que tengáis exactamente lo mismo", "para qué os ponéis así si luego no os lo acabáis", "para qué os ponéis así si hay más", "como sigáis así os lo quito y no coméis ninguno de los dos", y todo lo que se te va ocurriendo mientras desde tu posición de adulto intentas comprender y solucionar una situación tan absurda.
La otra opción es ponerte a su nivel y llevarlo al extremo. Dice un consejo que cuando alguien te ataca o te amenaza, puedes librarte de él haciéndole creer que estás mucho más loco y temes menos por tu vida que él. Yo no sé si lo intentaría, pero como con los niños no hay peligro de muerte, siempre puedes entrar en su juego y aceptar lo que te piden.
¿Queréis igualdad? De acuerdo, vamos allá:
En realidad es un gag, un vídeo que representa a una mujer y sus hijos en clave de humor. Pero, ¿solucionado o no? Seguro que estos dos niños no se volverán a pelear jamás por que el otro parezca tener más cantidad de lo que sea.
Vía | Wow
Foto | iStock
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