El postparto es un momento crucial para las mamás, ya que tienen que adaptarse a su bebé y a unas nuevas rutinas, mientras su cuerpo aún se está recuperando del embarazo y el trabajo del parto. Y aunque muchas veces no hay tiempo ni para la ducha tienen que cuidarse.
Y eso empieza por acudir a sus revisiones postparto para comprobar que se están recuperando bien o plantear las dudas de su nueva vida (siempre hay).
La primera visita será a los 10 días del parto, con la matrona si accedes por la Seguridad Social, y con el ginecólogo, si vas por la sanidad privada. Sara Cañamero, matrona y directora de Maternatal nos cuenta qué se hace en cada visita.
Diferencias entre sanidad pública y privada
La matrona nos especifica los protocolos postparto, teniendo en cuenta que los tiempos pueden variar algo dependiendo de la maternidad o la Comunidad Autónoma:
Si has dado a luz por la Seguridad Social, deberás pedir una cita con la matrona de tu Centro de Salud, más o menos a los diez días después de nacer tu hijo.
Si el parto ha sido vaginal, ya no verás al ginecólogo hasta tu próxima revisión ginecológica rutinaria.
Solo si te han practicado una cesárea, pasarás por su consulta para comprobar el estado de la herida de la incisión, y la retirada de los puntos.
Si has elegido la sanidad privada, los papeles están totalmente invertidos: la matrona no tiene papel alguno y es el ginecólogo el que te verá a los diez días del parto y cuando sea necesario.
La primera revisión con la matrona
La mamá acude con su bebé, ya que se valora a los dos. Según Sara Cañamero sirve para:
Comprobar el estado general del recién nacido: sus deposiciones, cordón umbilical, hábitos de sueño... Así se pueden solucionar los posible problemas cuanto antes.
Asegurarnos de que la lactancia funciona bien. La mamá puede preguntar sus dudas.
Revisar la salud emocional y física de la madre.
Por eso, la matrona tiene que:
Hacer una revisión de la historia de la madre y del parto: natural o inducido, cuánto pesó el bebé, su estado al nacer...
Preguntar por los hábitos de vida, dando pautas para mejorarlos y resolviendo dudas de la madre sobre la alimentación, inicio de relaciones sexuales, métodos anticonceptivos, ejercicio, hábitos tóxicos, estado de la vivienda, adaptación familiar de los padres y hermanos mayores.
Revisar la herida quirúrgica, si el parto ha sido por cesárea, y asegurarse de que los puntos están bien.
Tocar los pechos de la madre para ver si están blandos y observar cómo se agarra el bebé si durante la consulta el pequeño pide pecho. Así se puede corregir o detectar algún problema en el paladar que dificulte su alimentación.
Palpar los pechos de la madre si el bebé se alimenta de biberón, para comprobar que la medicación para retirar la leche funciona bien: que los pechos no están duros y por tanto no hay una ingurgitación.
Comprobar el periné (y los puntos, si los hay por episiotomía), la altura del útero y si el sangrado (los loquios) son normales.
Valorar el abdomen para asegurarse de que no hay diástasis; es decir, que los músculos del abdomen no están más separados de los normal.
En casos de hemorragias muy grandes en el parto, se puede pedir un análisis de sangre. En las maternidades privadas, se realizan antes de dar el alta a la mujer.
Según explica la matrona,
"Está recomendada otra revisión al mes del parto y a demanda, dependiendo de cómo se encuentre la mujer o si sufre alguna patología".
Revisión ginecológica
Según explica Sara Cañamero, "esta consulta sirve para comprobar cómo evoluciona el puerperio y el estado general de la mujer, para descartar cualquier posible anomalía en su recuperación". La valoración del bebé, en la sanidad privada, corresponde al pediatra.
Es aconsejable que la mamá lleve apuntadas todas las dudas que tenga: las relacionadas con la lactancia, la reanudación de la regla y de las relaciones sexuales, la elección del método anticonceptivo, cuándo hacer dieta y ejercicio, etcétera.
El médico palpará el abdomen y te realizará un tacto vaginal, con el fin de conocer la altura y el tamaño del útero y comprobar se se está recuperando bien.
Examinará el estado de las trompas de Falopio, de los ovarios y del canal vaginal. Puede realizar una citología para revisar el cuello uterino.
Comprobará el tono de tus músculos pélvicos.
Se asegurará de que la herida de la episiotomía o de la cesárea están cicatrizando bien, en caso de existir.
Tomará la tensión, para asegurarse de que ha vuelto a sus niveles normales antes del embarazo, sobre todo si la mamá ha sufrido tensión alta provocada por la gestación.
Realizará un examen de las mamas para detectar la presencia de quistes, rojeces o hinchazones. Podrían ser síntomas de una mastitis o de cualquier otro tipo de infección.
Si no se hizo un análisis de sangre a la madre antes de salir de la maternidad, puede ser que lo solicite ahora, para comprobar que no sufre anemia.
¿Por qué no tenemos acceso a los dos profesionales?
Sara Cañamero, tras explicar qué se hace en cada consulta, quiere resaltar el hecho de que los reconocimientos de ambos profesionales son complementarios, y deberían ofertarse juntos a las madres.
El hecho de que no sea así lo justifica con:
"la presencia nula de la matrona en el postparto, en caso de la sanidad privada; y por la sobrecarga de trabajo y recortes que se están llevando a cabo en la pública".
Y quiere hacer un recordatorio a las mamás recientes, al que nos unimos:
"Es muy importante no saltarse las visitas postparto, a las que no siempre acudimos. Cuando tenemos un bebé nos colocamos en un segundo plano y no nos preocupamos de nuestras necesidades. Pero estas revisiones son fundamentales para que nos ayuden en caso de que algo no marche bien".
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