El papel del padre en la lactancia

El papel del padre en la lactancia
8 comentarios

Hace casi seis años que escribo en Bebés y más y nunca hasta ahora había hablado de este tema. He pensado muchas veces cómo abordarlo y nunca lo he hecho porque siempre he sentido que no tenía mucho que decir por una sencilla razón: los padres, cuando la madre amamanta, no tienen que hacer nada concreto, o al menos nada más allá de apoyar a la madre. Algo así como ser un actor secundario que no interviene en la ecuación a menos que alguien trate de molestar.

Con el tiempo me he dado cuenta de que sí hay más cosas que se pueden hacer, o como mínimo se puede definir un poco más el término "apoyar a la madre". Para hablar de ello voy a explicar cómo fue mi papel como padre en la lactancia, para que veáis que no tiene por qué ser tan diferente del de cualquier padre.

No por ser enfermero...

Seguro que pensáis "si, claro, pero tú eres enfermero, así que ya sabías de lactancia" a lo que os respondo que es posible que ahora los estudiantes de enfermería sí reciban una formación sobre lactancia adecuada, pero yo os aseguro que no. No la recibí. Con deciros que en mis apuntes pone que a los tres meses ya se recomienda empezar a dar zumo de naranja ya os lo he dicho todo.

Con esa escasa y errónea formación llegó mi primer hijo y la enfermera nos preguntó cómo lo íbamos a alimentar, si le íbamos a dar pecho o biberón. No lo habíamos hablado, no habíamos tratado el tema porque nos parecía a los dos que lo lógico y normal era dar el pecho, y en caso de no poderse, biberón. Es lo que habían hecho nuestras madres y es lo que considerábamos normal.

Jon tenía frenillo, la lactancia no iba demasiado bien y la reciente paternidad nos abrió una puerta a un mundo desconocido en el que teníamos muchas dudas y muchas ganas de aprender. Empezamos a buscar información en internet a través de foros y blogs, y así empezamos a leer.

Nos hicimos con el libro "Un regalo para toda la vida", de Carlos González, y a partir de ese momento me di cuenta de cuán equivocados estábamos en muchos aspectos con respecto a la lactancia.

Quise saber más, sobre todo como padre, y me apunté a un curso que hacían en Barcelona para formar a asesoras de lactancia materna. Fue estimulante, fue divertido y fue curioso ver que muchas de las cosas que aprendías no eran de dominio público pero, lo que es peor, no eran tampoco del dominio de los profesionales de pediatría.

Todo ello me ayudó a entender que no hay alimento equiparable a la leche materna, que dar el pecho es mucho más que dar de comer, que es normal que un niño mame con dientes, que un niño que camina mame e incluso que un niño que corre y salta mame.

Y con toda esa información pude ir con mi mujer y mi hijo, ya con dos años, allí donde hiciera falta sabiendo que lo que hacía mi hijo era normal y lógico y sin ningún reparo en plan "anda, no le des aquí al niño que nos van a mirar todos...". No, nunca hice algo así porque yo entendía que una de las maneras que tenían ambos de relacionarse era esa, amamantando ella y mamando él (o viceversa).

Cuando las tetas cambian de "dueño"

Entendí, obviamente, ya que por suerte no todos los hombres entramos en el estereotipo de neandertales que sólo piensan en satisfacer sus instintos, que durante esa época los pechos de mi mujer tenían una misión mucho más importante que la de hacer de su busto una bonita forma o de ser un elemento erótico.

El papel del padre en la lactancia 2

Las tetas cambiaron de dueño y a partir de ese momento se destinaron a hacer aquello para lo que se desarrollan: para amamantar.

Que sí, que hay mujeres que prefieren no retirar el "funcionamiento" erótico de sus pechos y lo anteponen al acto de crear leche y alimentar a un bebé. Pues sí, de igual modo, hay hombres que piensan igual. Como siempre, cada cual con su cuerpo que haga lo que considere mejor, pero el peor parado, o el perjudicado en este sentido, es el bebé, que nace necesitando células inmunitarias que se le pueden hacer llegar a través de la leche materna y se queda sin ello por una cuestión estética.

¿Por qué no dar de mamar?

Como padre también me dediqué a buscar las respuestas desde un prisma diferente al habitual. Siempre se dice lo importante que es dar el pecho y se explica todo como una respuesta a la pregunta: "¿Por qué dar de mamar?".

Esto es un error, porque parece que lo lógico y lo normal es no hacerlo y que las madres tengan que recibir una información privilegiada para hacerte miembro VIP de algo y con una cuota mensual mínima ser tratada con mayor premura. Algo así como "si no lo haces no tendrás queja alguna, pero si lo haces te atenderemos un poco antes". Algo así como "los bebés se tienen que criar con leche artificial, pero si quieres mejorar un poco más su salud, puedes darle leche materna".

No. Yo me hice la pregunta al revés: "¿Por qué no dar de mamar?". Y a partir de ahí busqué las respuestas, incluso en los consejos de los demás, esos que te dicen "a partir de los seis meses ya no le hace falta", "a partir del año ya casi no alimenta", "ya tiene dos años, eso no puede ser normal". Y yo pensaba, "¿por qué no?", y nunca veía una razón clara que contraindicara la lactancia en mi hijo ni, de hecho, en ningún bebé o niño.

Lo normal es dar leche materna. Es lo lógico. Es lo que su cuerpo espera para seguir desarrollándose tan bien como lo hacía dentro de la barriga. ¿Por qué no darle el pecho? No soy capaz de encontrar ninguna razón (si no es por alguna razón médica o porque la cosa finalmente no funciona, que algunos casos hay).

Apoyar a la madre (y no a tu madre)

Así los padres se convierten en protectores de la lactancia, en figura de apoyo y en ese hombro donde una madre se cobija cuando alguien le echa una mirada por dar el pecho en público (que no tiene por qué pasar, pero a veces pasa), cuando el pediatra o la enfermera te dicen algo como "estás loca, tu hijo ya tiene un año, deja de darle el pecho o tendrá problemas de salud" (que no tiene por qué pasar, pero a veces pasa) y cuando la madre, mi madre, la suegra de la madre que amamanta, considera que "le estás dando demasiado pecho, ya es grande, no es normal" y ahí es donde los padres debemos tener claro que tenemos que apoyar a la madre del bebé y no a nuestra madre.

Que sí, que ella nos parió y quizás amamantó, que es la más grande, nuestra madre, la que nos crió en las duras y las maduras, pero su poder no debe sobrepasar límites como ese, y a nosotros que nos digan lo que quieran, pero a ellas no.

Y si lo hacen, apoyamos a nuestra mujer y con todo nuestro saber hacer (ya he dicho que no éramos neandertales más arriba, ¿verdad?) les decimos eso de "gracias por tus consejos mamá, pero preferimos hacerlo a nuestra manera. No insistas, por favor".

Como veis, el papel del padre en la lactancia es simple, pero importante. Estar ahí velando para que nada ni nadie moleste a la madre ni al bebé, y estar ahí dando apoyo para cuando sientan que lo necesitan. Ni más, ni menos, creo yo.

Fotos | Thinkstock En Bebés y más | El papel del padre durante el embarazo, El papel del padre en el parto: la madre y el bebé te necesitan, El papel del padre en los cursos de preparación al parto

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    • ¡Qué importante es el apoyo del padre en la lactancia! Y es que como bien dices no sólo resulta complicado compatibilizar el nuevo papel de los pechos con el "tradicional", sino que van pasando los meses y empiezan a llover los comentarios y las críticas sobre lo grande que es el niño y a ver cuándo le vas "a quitar la teta". Y es entonces cuando el padre puede intervenir y dejar "descansar" a la madre (y no precisamente llevándose al bebé para que le dé un biberón) explicando que será hasta que la madre y el niño quieran porque seguir mamando con dos años no tiene ningún inconveniente, porque no le muerde, no, y sigue saliendo, sí...

      Pero creo que te has dejado un pequeño detalle que ahora, y desde hace unos meses, me preocupa un poco. En algún sitio he leído que se le ha bautizado como agitación del amamantamiento, y es algo que ocurre especialmente cuando la madre lactante está nuevamente embarazada, pero no sólo (como es mi caso). Se trata de que en ciertos momentos la madre llega a rechazar a su hijo que le pide pecho (Armando, ya lo explicaste muy bien en un post). Lo estoy escribiendo y se me quieren salir las lágrimas. Y es que anoche mismo tuve un episodio muy fuerte de ello.

      Es un rechazo irracional, porque obviamente a tu hijo le sigues queriendo y no te gusta verle llorar (gritando teta, teta, teta…), pero no puedes contenerte para apartar a tu hijo de ti y literalmente salir corriendo. Es una sensación muy difícil de explicar, y cuando se pasa lo único que sientes es una tremenda vergüenza además de compasión por el niño. Llegué a pensar que ojalá hubiéramos estado solos mi hijo y yo, pero es al contrario, es en estos episodios cuando el papel del padre es fundamental para sostener y hacerse cargo del niño hasta que se pasa, sin ponerse nervioso y “aguantando el tirón”.

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    • Avatar de iskandervv Respondiendo a iskandervv

      Pues tienes razón, no lo he comentado pero es cierto. Parte del papel del padre en la lactancia pasa por entender que existe ese fenómeno y hacer de sostén a la madre cogiendo al niño y contándoles los mil cuentos que hagan falta para que, al menos por un rato, se le quite de la cabeza el pecho de mamá...

      Un abrazo de apoyo, por si sirve de algo ;)

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    • interesante

      Gracias por el apoyo. La verdad es que se pasa mal pero ponerle nombre y saber que les pasa a otras madres consuela un poco porque en esos momentos te sientes un bicho raro y un ogro. A veces pienso qué dura hubiera sido la maternidad sin Internet... y en concreto esta web. Qué importante es la tribu y saber que no estás sola ante las dificultades...

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    • Avatar de iskandervv Respondiendo a iskandervv

      No mujer, para nada estás sola. En casa lo hemos vivido con los tres niños. Ella lo pasa fatal, el niño también, y yo... pues hago lo que puedo, claro.

      Bss!

    • Avatar de iskandervv Respondiendo a iskandervv

      A mi me ocurrió una noche, hará un año. Me sentí fatal, no sabía lo que era eso. La niña quería mamar y yo, no podía, me faltaba el aire cuando se me enganchaba, sentía una presión horrible en el pecho, una ansiedad tremenda. Sólo quería quitármela de encima. ¡Déjame! ¡Déjame!, le decía, y la niña claro, a llorar. Mi marido el pobre no sabía qué era aquel jaleo a las tantas de la madrugada y me dijo: ¿pues no te gusta tanto darle teta? Pues ahora te aguantas. Total, que dejé que la niña mamara, pero no podía parar de llorar, era una sensación horrible, como si me estuvieran haciendo algo horroroso. Gracias a Dios nunca ha vuelto a pasar. De hecho ahora la niña se está destetando ella solita (faltan días para su tercer cumpleaños), y estoy hasta triste por ello. Así que no te preocupes, son cosas que pasan. A mi también me ha ayudado mucho pertenecer a esta tribu virtual, y eso que hasta no hace tanto tan sólo leía.
      En descargo de mi marido decir que él en realidad ni se enteró exactamente de lo que me pasaba, creo que tan sólo pensó que yo estaba extremadamente cansada y que quería dormir, de hecho a la mañana siguiente me pareció que ni se acordaba del incidente.
      Desde luego, el apoyo de mi marido ha sido primordial en mis lactancias, y hacía oídos sordos e incluso contradecía a mi madre, que no gana a nadie en prejuicios sobre la lactancia. Si él hubiera pensado como ella, no habría podido.

    • Hola! Pues yo no creo que el papel del padre sea de actor secundario, creo que es fundamental que esté totalmente implicado para obtener una lactancia exitosa. Hay momentos muy duros: entre el bajón hormonal, la subida de leche que puede tardar más de lo que esperas, presiones por parte de familiares que no han dado el pecho (de verdad ocurre, por increíble que parezca), que no todos los niños se agarran igual de buen, las visitas opinando, etc si el padre no está al pie del cañón la lactancia peligra. Gracias por tu opinión, besos

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    • Avatar de alio2 Respondiendo a alio2

      Bueno, cuando hablo de papel secundario me refiero a eso, a un papel no activo, sino expectante, por si hace falta aparecer en escena para todo lo que comentas.
      Un saludo!

    • Lo has definido genial. El papel es apoyar a la mamá, perfecto. Y lo celebro porque es bueno que cada vez haya padres más implicados, pero también es cierto que muchos no saben cómo hacerlo y confunden los términos. Mi cuñado (marido de mi hermana) fue a las clases pre-parto y estaba tan involucrado que cuando hablaba con mi hermana de lactancia o le preguntaba algo ¡Me contestaba él! ¡Le tocaba las tetas para ver cuál tenía más dura y cual debería darle!!!! Igual yo soy muy tradicional pero... no lo veo... ¿Es que no se daba cuenta de que quedaba ridículo hablar con mi hermana de estrategias para mantener a salvo los pezones y que contestara él?. Los hombres tienen su papel, importante no importantísimo, pero creo que en las clases post-parto no se lo hacen ver del todo.. Ante esta situación, que aparte de mi hermana la he visto en algunos hombres que de buena fe e implicación se convierten en una media-suegra más... simplemente agradecí no haber ido a las clases pre-parto.

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