Siguiendo con nuestro Especial Embarazo, hoy nos detenemos en uno de los ejercicos que más beneficios pueden traer a la futura mamá, la natación. Hacer ejercicio dentro del agua es una de las formas más cómodas y eficaces de mantenerse en forma durante el embarazo.
La natación, junto a otros ejercicios acuáticos como aquagim o ejercicios en el agua, natación de resistencia o ejercicios de flexibilidad, además de mantener a la embarazada en forma elevará su ánimo al proporcionarle bienestar de una manera poco cansada y al sentirse ágil y activa. Es un ejercicio que, salvo contraindicación médica, podremos realizar hasta el momento del parto. Muchas son las ventajas de realizar natación durante el embarazo.
Gracias al efecto del agua, se pesa sólo una décima parte de lo habitual, lo cual es estupendo una vez avanzada la gestación, cuando los movimientos "en seco" se hacen cada vez más dificultosos. Entonces, el agua nos permite hacer ejercicios más duros y largos sin cansarnos.
La posición horizontal de la natación evita que se recargue una parte del cuerpo en particular: se reparte el esfuerzo de modo equilibrado.
Además, las articulaciones no se resienten tanto como lo pueden hacer en los ejercicios fuera del agua, por lo que es más difícil que aparezcan las lesiones.
Otra ventaja, sobre todo para el verano, es que los ejercicios en el agua no producen calor excesivo si el agua no está muy caliente, lo cual tampoco sería bueno.
El sistema cardiorespiratorio de la futura mamá mejorará gracias a la actividad aeróbica.
La natación puede aliviar la presión sobre el área pélvica, lo cual conlleva varios beneficios implicados. Se alivia la presión sobre el nervio ciático, por lo que supondrá una enorme ventaja para las mujeres embarazadas que tengan la molesta ciática. También se alivia la presión en el recto, por lo que se reducirán las hemorroides.
Los dolores de espalda también se alivian gracias a la natación, por los movimientos de estiramiento, la mejora de la circulación y el masaje del agua sobre las zonas doloridas.
Esa mejora de la circulación es muy beneficiosa también para los problemas de pesadez en las piernas, varices y retención de líquidos, que disminuirán gracias a la natación. El edema con todas sus consecuencias es una de las molestias del embarazo que puede prevenirse y mitigarse gracias a la natación.
Que se active la circulación en piernas y brazos también es bueno para aliviar los síntomas del túnel carpiano, porque se descompresionan las articulaciones que estrechan el túnel.
La natación tonifica los músculos sin forzarlos y permite que las articulaciones se liberen, manteniéndonos flexibles y fuertes de cara a la fase final del embarazo y el parto.
Además, ayuda a controlar el aumento de peso durante el embarazo, ya que se queman las calorías de más que no necesitamos.
La mayor oxigenación de nuestra sangre también llega, por supuesto, al bebé, así que él o ella también notará bienestar.
Ante todo, hemos de tener en cuenta que habremos de seguir los dictados de nuestro organismo, sí, pero también de nuestro médico que podría considerar que, aunque sea infrecuente, el ejercicio de natación no es adecuado para nuestro caso por alguna razón específica.
Algunos embarazos requieren de precauciones particulares (casos de hipertensión arterial, cardiopatías, asma, bronquitis, gripe, obesidad, diabetes...) y también se tendrá en cuenta si la madre hasta ese momento ha sido sedentaria para tener un plan de ejercicio adecuado. El especialista médico será el que autorice y aconseje el ejercicio a seguir.
Y, en cualquier caso, la natación durante el embarazo es una actividad que debemos disfrutar de manera relajada para que también resulte placentera para el bebé y todos sus beneficios se hagan efectivos.
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