Los expertos aconsejan tener la habitación del bebé preparada unos meses antes de su nacimiento, con dos objetivos: en primer lugar para que la madre esté mentalizada de la llegada del niño a través de una serie de actividades físicas. En segundo lugar, pero no menos importante, por si el nuevo miembro de la familia decide adelantarse a su fecha prevista.
Por lo tanto, es esencial priorizar y comenzar desde el principio eligiendo el mejor cuarto, donde el niño esté más tranquilo y más seguro. Es cierto que los primeros meses el bebé dormirá en la misma habitación que los padres, pero es necesario dedicarle un espacio para poner todas sus cosas y para realizar tareas tan cotidianas como cambiarle de pañales, darle de mamar o para que duerma algunas siestas durante el día, con el fin de que el niño vaya acostumbrarse a tener su propio espacio.
Es fundamental elegir la habitación idónea para el pequeño basándose en varios parámetros. Veamos los más importantes: * Amplitud: no es necesario que la habitación del bebé sea la más amplia de toda la casa. La mejor elección es un dormitorio que esté cerca de la que ocupan los padres para poder oírlo durante la noche en caso de que llore o tenga algún problema. Como hemos dicho, en los primeros meses el niño dormirá con los padres, pero en el cuarto debe haber espacio suficiente para colocar todos los elementos imprescindibles, como una cuna, un cambiador, un espacio para guardar su ropa y, a ser posible, un lugar para darle de comer. Procura tener a mano todo lo imprescindible, o poder acceder a lo que más uses con pocos movimientos, ya que mientras estás cuidando al bebé necesitarás desviar tu atención de él lo menos posible.
Luz: la habitación debe ser luminosa durante el día, porque la mejor luz siempre es la luz natural. No obstante, recuerda que el sol directo molestará al niño, así que recuerda ponerle tanto una persiana como unas buenas cortinas que tamicen la luz y den al cuarto un aire relajado donde el pequeño se sienta cómodo tanto para dormir de pequeño como para jugar según pasen los meses. Las lámparas serán una parte importante de la luz que recibe el niño en la habitación, sobre todo si no le llega el sol durante el día. Os recomendamos que os decantéis por las lámparas que cuelgan del techo y que descartéis las lámparas de pie y de mesa que corren peligro de caerse con los golpes que le puede dar el niño.
Calor: el bebé necesita una temperatura de entre 22 y 24 grados centígrados para estar cómodo, como ya explicó Lola en otro post. Procura que no pase calor pero asegúrate de que tampoco pasa frío. Ten en cuenta que durante la noche esta temperatura debe ser ligeramente menor, hasta 18 grados dependiendo de qué clase de ropa de cama tiene. A la hora de elegir la habitación, elige la que tenga mejor aislamiento en las ventanas para que no oscile mucho la temperatura o directamente haz una remodelación para que cuando nazca el niño lo encuentre todo listo. El cuarto del pequeño debería tener un termostato para asegurarte de que no cambia mucho en invierno y en verano. Recuerda que en verano el niño no debe dormir con el aire acondicionado encendido y nunca debe quedar bajo el flujo de aire.
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