Seguimos con las entrevistas en las que vamos a ofreceros la opinión de algunas profesionales que se dedican a diferentes artes y que nos están explicando como hacer de ellas un medio de aprendizaje y expresión para los niños. Hoy vamos a hablar con la fotógrafa Rebeca López, especializada además en ayudar a los niños a dominar esta disciplina.
Rebeca López es fotógrafa y dirige Kisikosas, una página dirigida a la fotografía familiar de una manera novedosa: cursos para padres y para niños, banco de fotos y diseño para quienes emprenden un blog o negocio online además de otros servicios de diseño web y de imagen.
Especialmente interesantes para nuestros lectores son sus cursos de fotografía para niños y "Héroes", un curso para los padres que quieren aprender a retratar a sus hijos.
¿De qué manera fomenta la creatividad la fotografía en los niños?
La fotografía puede ser muchas cosas, la mayoría de la gente lo utilizamos para guardar recuerdos de algunos momentos, lugares o cosas, porque nos gusta recordar cómo ha pasado el tiempo, y cómo nosotros hemos pasado por él. Pero la fotografía es mucho más que eso.
Gracias a ella, los niños pueden aprender a observar su entorno con más consciencia, a ver su belleza, y a capturarla en la cámara.
Además, las técnicas fotográficas son de lo más variado, por lo que se puede experimentar con ella de una forma muy fácil y divertida.
Y ahora con la fotografía digital, les será más sencillo experimentar, ¿verdad?
La fotografía digital ha abierto una puerta inmensa a la creatividad y a la popularización de este arte. Con una cámara réflex y con algunas nociones sobre técnica, los niños pueden crear maravillas.
También podemos incluir la parte de edición fotográfica, con la que el cielo es el límite.
¿Por qué recomiendas la fotografía para niños?
Bueno, para mí la fotografía ha supuesto un cambio importante en mi vida, me ha dado muchas cosas que deseaba y que creía que no podía poseer.
Y no hablo de cosas materiales, hablo de la creatividad, de las ganas de jugar de alguna manera, y sobre todo una forma de expresión muy importante para mí.
Si los niños se acostumbran a contar sus propias historias con su propio lenguaje visual, será otra forma de canalizar todo aquello que en muchas ocasiones no podemos expresar. Aprenderán a conocerse más, a saber lo que les gusta y por qué.
Una cámara de fotos puede convertirse en una herramienta de trabajo personal, en una herramienta para la creatividad, para la expresión, para la diversión, y cómo no, para guardar bellos momentos. ¡No se le puede pedir más!
¿A partir de que edad podemos fomentar esta afición?
Como todo, depende del niño. A mí no me gusta forzar las cosas, por eso creo que el adulto debe disponer, y el niño aprenderá cuando quiera y le apetezca.
Pero hoy en día los niños viven casi a diario entre cámaras, por eso desde muy pequeños pueden tener ya mucha curiosidad por aprender. A partir de los 3 podemos dejarles una cámara y que saquen lo que les apetezca. Si nos ven continuamente con la cámara en la mano, querrán imitarnos, como con el resto de las cosas.
Con esa edad incluso podemos empezar a mostrarles algunas cosas divertidas de la fotografía. Por ejemplo que si se mueven muy deprisa y la velocidad de obturación no es lo suficientemente rápida (esto ellos no lo saben, pero no importa) el resultado es que apenas se les ve, y les llama mucho la atención.
¿Y más adelante?
Pero es a partir de los siete u ocho años cuando pueden empezar a asimilar ciertas cosas de la fotografía. Acercarse un poco más a este mundo, aprender un poco de técnica, composición, y algunas pautas sencillas sobre la luz natural, por ejemplo.
¿Con que cámara es conveniente que comiencen?
No soy partidaria de las cámaras para niños. Este tipo de cámaras suelen tener precios muy parecidos a una compacta y el resultado es mucho mejor en estas últimas. Además, las cámaras infantiles ocupan y pesan mucho más. Una camarita compacta, normal, es una buena cámara para que se familiaricen con ella.
Además los niños quieren lo mismo que nosotros, los sucedáneos que se han inventado para que compremos, no les suele satisfacer más allá de los primeros momentos.
¿Cómo enfocas tú los cursos y clases para niños?
Cuando me plantee diseñar y escribir un curso para niños quise hacerlo desde la diversión y el juego que supone siempre fotografiar. Los niños que se apuntan a este curso son de edades muy variadas, por eso tenía que ser un formato que valiese tanto para los más pequeños, como para aquellos que son un poco más mayores.
Y en mis cursos infantiles siempre busco la diversión, por encima de todo, más tarde, si quieren seguir investigando y aprendiendo, pueden utilizarlo y enfocarlo de mil maneras distintas. Pero mi objetivo es que aprendan los conocimientos básicos a través de experimentos y juegos.
Hay también una parte técnica, que se puede seguir en función de la edad, pero no es imprescindible para hacer fotos.
¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos en la introducción de este arte?
Creo que lo más importante, como en cualquier aprendizaje, es que el niño demuestre interés por ello. Eso es lo primero, a partir de ahí, facilitarles una cámara que sea fácil de manejar y dejársela a mano para que pueda acceder a ella siempre que lo desee.
No les demos muchas indicaciones, sobre todo de pequeños, con tres, cuatro, cinco años, los niños pueden desarrollar poco a poco su propia forma de mirar. No debemos indicarles reglas de composición, porque además las más tradicionales no son del todo ciertas.
Ya habrá tiempo de mostrarles cosas técnicas, otra vez, cuando ellos muestren un interés más profundo por la fotografía.
Podemos animarles y crearles un álbum con sus fotos. Hoy en día podemos hacer cosas muy chulas por precios asequibles, y seguro que a ellos les encanta tener ese recuerdo, y ver su ARTE impreso.
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