Este es uno de esos titulares que coloco entre interrogaciones porque no me los creo demasiado. Una revisión sistemática de distintos estudios previos parece concluir que los hábitos alimenticios de los padres influyen poco en los hábitos de los niños.
¿Significa esto que debemos despreocuparnos de proporcionarles a nuestros hijos unos hábitos alimentarios saludables? Definitivamente, no, porque si hay unas buenas bases será más difícil que caigan en hábitos perjudiciales.
Muchas veces hemos hablado de la importancia del ejemplo paterno, y esta no es una excepción. Otros estudios confirman que los hijos de familias con peores hábitos alimenticios son más obesos, y que comer en familia es saludable para todos.
Investigadores de la Universidad de Baltimore piensan que los hábitos de los padres influyen poco en lo que comerán sus hijos, pues en este sentido tienen mucho más peso lo que comen en comedores escolares y el grupo de amigos con el que salen.
Así se recoge en un artículo publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community Health, que ha recopilado y comparado todo lo publicado sobre el tema desde 1980 hasta 2009. La conclusión es que los parecidos entre los hábitos dietéticos de padres e hijos son pocos.
Los informes se han recogido no sólo en Estados Unidos, sino en diversos países, y todos ellos coinciden en que, en contra de lo que pensamos, los hijos no copian a los padres a la hora de elegir cómo se alimentan. Los alimentos que se venden en su entorno, lo que comen en los comedores escolares y los hábitos de su círculo de amigos son mucho más decisivos a la hora de determinar sus hábitos futuros.
Y, aunque no se puede acceder al estudio completo y no aparecen las edades de los niños, se supone que son algo mayores, ya que parece que en el curso de los años el papel ejemplarizante de los padres pierde mucha fuerza en lo que se refiere a la comida.
Pero me parece que nuestros hijos pequeños no salen por ahí con los amigos a merendar lo que les apetezca... de momento. Muchos no van a comedores escolares y tampoco, en teoría, van comprando la comida ellos solos en máquinas expendedoras, pero por si acaso no está mal que las chucherías, la bollería industrial y los refrescos desaparezcan de los colegios.
La importancia de un menú escolar adecuado, como hemos comentado en tantas ocasiones, también se pone en evidencia con estos datos. La prevención de la obesidad se hace desde la escuela, desde la familia, la sanidad, y en definitiva toda la sociedad.
Con todo lo expuesto, pondremos nuestro granito de arena (que no creo que sea tan pequeño) y en casa seguiremos intentando dar ejemplo de buenos hábitos alimenticios a los hijos, igual que intentamos darles ejemplos positivos en tantos ámbitos. Que ya habrá tiempo cuando crezcan de que se les presente la posibilidad de tomar caminos diferentes (o no) y de escoger.
Vía | Telecinco Más información | Journal of Epidemiology and Community Health En Bebés y más | Expertos de salud infantil afirman que los comedores escolares no proporcionan menús equilibrados, El menú escolar y el menú de casa deben complementarse, Las máquinas expendedoras pueden y deben ser más sanas