Nutrir el cerebro del bebé: energía para pensar

Nutrir el cerebro del bebé: energía para pensar
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Hemos hablado de la nutrición del cerebro del bebé. En este tema abordaremos en concreto sus necesidades de energía para pensar y funcionar. El cerebro gasta el 30% de la energía que usa el cuerpo, además del 40% del oxígeno que inhalamos con la respiración. Es la parte más importante de su cuerpo.

Proporcionar, mediante una dieta adecuada, la correcta cantidad y distribución de los hidratos de carbono en la alimentacíón del bebé y el niño, que tienen mayores exigencias que los adultos, les permitirá que su cerebro realice las conexiones neuronales en las que usa, prioritariamente, toda esa energía.

El hidrato de carbono que usa incialmente el cerebro del bebé es la lactosa, el “azúcar” de la leche. Resulta interesante destacar que la cantidad de lactosa de la leche de cada especie está directamente relacionada con el tamaño de su cerebro porcentualmente a su peso corporal; es decir: a mayor cerebro, más lactosa en la leche. En los seres humanos la leche el contenido energético de la leche materna proviene en un 40% de la lactosa.

La energía de la leche

La lactosa está formada por glucosa y galactosa, y supone el 90% de la cantidad de hidratos de carbono de la leche (hay otros, pero en un porcentaje mínimo). La cantidad de lactosa se mantiene constante en la leche materna, día y noche. La leche humana tiene también oligosacáridos, que tienen una función protectora del tracto intestinal y evitan la adhesión de bacterias (factor bacterioestático).

Por este motivo la leche debe ser el alimento fundamental del bebé y si se le alimenta con leche de fórmula ésta debe ser aconsejada directamente por el pediatra.

En el caso de los bebés, siendo la leche su principal alimento, deberemos seguir las recomendaciones del pediatra pero con flexibilidad. Con esto quiero decir que no importa si en vez de agrupar los alimentos en una sola toma de papilla los dividimos en todo el día en pequeñas raciones la alimentación correcta del pequeño será igual de buena.

También, en parte por este motivo, hay que respetar los requerimientos de alimentación nocturna de los bebés, que pueden pedir leche durante la noche, entendiendo que su necesidad de alimento no cesa en el sueño. Especialmente en los lactantes las tomas nocturnas tienen mucha importancia, tanto para mantener una correcta producción de leche materna como para evitar bajadas de glucosa en la noche.

Clases de carbohidratos

Los carbohidratos (hidratos de carbono) el organismo los descompone en glucosa y los usa como fuente de energía. El cerebro, aunque necesita las grasas para otras funciones, saca su energía de la glucosa.

Los carbohidratos llamados simples, de forma sencilla, podemos decir que proporcionan una cantidad estable de glucosa en el torrente sanguíneo y por ese motivo son muy necesarios para los niños. En cambio, las azúcares refinadas proporcionan un nivel de glucosa de rápido aumento en la sangre pero poco mantenido, por lo que no son el nutriente óptimo para ellos.

Las fuentes de hidratos de carbono básicas, además de la leche materna o de fórmula, son los cereales y los tubérculos. Los cereales son un tipo de plantas llamadas gramíneas, que se caracterizan porque semilla y fruto son la misma cosa prácticamente. El hombre se hizo sedentario cuando aprendió a cultivarlas ya que, además de ser una fuente de energía segura, son fáciles de preparar, consumir y conservar. Deben ser la base de una alimentación sana tanto para la nutrición en general como para proporcionar al cerebro la energía que necesita.

Fuentes de carbohidratos

Los cereales más habituales de consumo humano son el trigo, maiz y arroz, además de otros cereales como la avena, la cebada, el centeno, el mijo o el sorgo. Al refinar los cereales para consumo y convertirlos en harinas más blancas se elimina el gérmen (rico en proteínas, vitaminas y grasas) y el salvado (que tiene fibra y vitamina B). El núcleo contiene almidón y en el caso del trigo y otros cereales, gluten, un tipo de proteína que en los bebés debe ser introducida cuando el pediatra lo indique.

Los cereales los podemos tomar en forma de pan, galletas, harina, pasta o cocidos directamente. Existen además productos industriales preparados para bebés, que unen la facilidad de preparación con una digestibilidad sencilla, pero en los que hay que vigilar la no inclusión de azucar o grasas y que no deben substituir necesariamente a la alimentación natural.

En cuanto a los tubérculos son una excelente fuente de carbohidratos para los niños, cocidos o preparados en forma de pastas para cocer. Las patatas, tapioca (harina de mandioca) o boniato son los más usados.

También las legumbres son fuentes excelentes y equilibradas de carbohidratos. Los garbanzos, lentejas, judías y guisantes, además de la soja, proporcionan un 60% de sus calorías como hidratos de carbono, además de proporcionar otros nutrientes esenciales. Contienen polisacáridos o azúcares complejos como el almidón y azúcares simples como la sacarosa, glucosa, fructosa y galactosa.

Conclusiones

Los lactantes necesitan un aporte adecuado de hidratos y lo sniños pequeños deberían tomar carbohidratos en todas las comidas para mantener constante el nivel de glucosa en su sangre, no dejar más de tres o cuatro horas entre ingesta e ingesta y comenzar el día con una ración adecuada a su peso corporal y apetito.

Como hemos visto, nutrir el cerebro del bebé de forma completa incluye proporcionarle la energía adecuada, que deberá ser en forma de carbohidratos. En los temas siguientes analizaremos otras substancias que necesitará su cerebro para estar bien alimentado y funcionar en este mundo nuevo que se abre ante ellos.

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