"Más simple que el mecanismo de un chupete". Así describe el refranero popular al que probablemente sea, junto con el sonajero, el primer objeto desarrollado por el ser humano.
-Pues yo pensaba que eran las armas de caza. -No se puede ir uno a cazar con los churumbeles montando una juerga del 15, así que lo primero era mantenerles calladitos.
Y sí, el mecanismo es de lo más sencillo. Consiste en un elemento para succionar, o al menos intentarlo, y un tope para que el chupete no termine en el estómago del chupón. Posteriormente, se le han ido añadiendo otros elementos, algunos de carácter útil como un sistema para poder tirar de él como una argolla o accesorios que permiten sujetar una cadena, cuerda, tripa o longaniza que evite estar recogiéndolo del suelo cada tres minutos. Otros son más estéticos, como el color, forma y tamaño que hacen que nuestro bebé vaya perfectamente conjuntado y convierten a este apreciado objeto de deseo en un mero complemento de moda (todo lo que toca un diseñador pierde su función inicial a favor del "antes muerto que sencillo").
Todo un mundo alrededor del chupete, ese amigo inseparable.
Vale, pero es que yo quiero un chupete para mi hijo
Estamos de acuerdo. Llevar un bebé, y otros que ya no lo son tanto, en el pecho 24x7 no es el 'leitmotiv' de la mayoría de madres y está claro que no todos los bebés se acostumbran a no utilizar ningún sustituto así como así. Algo hay que darles y así comienza nuestro viaje por el maravilloso mundo de los chupetes.
No olvidemos que el chupete no es otra cosa que un mero sustituto de esa obra maestra de la naturaleza conocida vulgarmente como pezón.
Sí, esa misma que cuando en un descuido, o no, queda al descubierto en las playas o en ciertas tiendas de ropa o páginas de internet es capaz de abrir las mismísimas puertas del infierno, o eso parece al menos por el revuelo que se forma en torno a semejante visión. Al menos lo que sí abre son las bocas de aquellos que no tienen otra cosa en qué gastar el tiempo - el de ellos y el nuestro, claro está-. ¿Será quizás este un acto reflejo que, al igual que andar en bici, permanece latente en nuestra memoria provocando que la mera visión de un inocente pezón nos abra la boca a ver si cae algo?
Y, claro, ya sabemos que ciertos individuos en cuanto abren la boca rebuznan tengan o no razón, no vaya a ser que al cerrarla de nuevo se muerdan la lengua y terminen envenenándose.
Perdóneme el lector este lapsus. Estábamos hablando de una obra maestra de la naturaleza que, al igual que la señora que trató de "arreglar" el Ecce Homo, toda empresa de puericultura que se precie ha intentado imitar con mayor o menor éxito.
Y así, hoy en día tenemos multitud de diseños que combinan diferentes formas, colores y texturas que proclaman ser el sustituto perfecto para lo natural. Adjetivos como fisiológico, ergonómico, natural, sin elementos artificiales y hasta BIO he llegado yo a ver en algunos.
Pero ¿cuál le compro?
Todo este circo parece busque como objetivo confundir a los padres que ante semejante despliegue de opciones no saben cuál es el mejor modelo para sus hijos y el que más se ajusta a las características morfológicas de su paladar. Póngamelos todos y terminamos antes.
No todos los peques soportan el mismo tipo de tetina. Por ejemplo, mis hijos utilizaron chupetes con formatos diferentes incluso en sus diferentes etapas de desarrollo.
Estoy viendo ya cómo algún avispado empresario será capaz de diseñar una máquina que escanee y haga un mapa morfológico del interior de la boca de nuestros bebés para, posteriormente, generar un chupete con la forma fisiológica perfecta. Y si no me creen, dejemos que el tiempo haga su papel.
Pero no todo es estética y aquí nuestro amigo ha sufrido evoluciones más serias y profundas, son las llamadas modificaciones y ajustes ergonómicos - en nuestros días los departamentos de diseño de chupetes no tienen nada que envidiarle a la división de I+D de Apple - y así tenemos chupetes de silicona, látex y, conociendo a algún bebé que yo me sé, espero que pronto los hagan de kevlar.
¿Y si luego no podemos quitárselo?
¿Ustedes conocen a algún adulto que siga aún con el chupete? Otra cosa es que nos haya quedado algún tipo de trauma promovido por la propia naturaleza, a la que le gusta jugar al doble sentido y nos lo convierte en un claro objeto de deseo sexual. Pero eso es otra historia y no es el sitio ni el lugar para hablar de ello, y ya nos estamos de nuevo desviando del tema - lo siento, es mi cromosoma Y -. Pero, ¿quién sabe?, a lo mejor esa manía que tenemos muchos de tener algo en la boca y que se agudiza en los momentos de estrés sea un efecto secundario de una mala experiencia en la separación del pecho materno. ¿Reminiscencias de tiempos mejores? ¿Quién sabe?
¡Se lo doy y lo escupe!
¿Y qué esperas? ¿Le has estado dando jabugo y ahora quieres que se conforme con mortadela? Al menos un poco de jamón de bodega, mujer. Prueba con otro tipo de modelos, tarde o temprano encontrarás uno que le guste o se acostumbrará a no usar chupete.
Creo que por mucho que avancemos, el chupete seguirá siendo el amigo inseparable de los más pequeños. ¿Y vosotros qué opináis?
Foto | sovgunga y daquellamanera en Flickr, chupetes
En Bebés y Más | Elegir el chupete, Recomendaciones de la AEP sobre el uso del chupete