Besarse delante de los hijos: tranquilos, no los vais a traumatizar y es bueno para ellos
Llegas a casa del trabajo. Tu pareja está preparando la cena mientras tu hijo “hace de pinche de cocina”. Agarras al peque y le levantas en el aire al tiempo que le das mil besos en la cara, le haces pedorretas en el cuello y de paso cosquillas en los sobaquillos. Te diriges a tu pareja y... ¿dónde le das el beso? ¿Estará mal si nos besamos en la boca delante del niño? ¿Es apropiado o le estamos mostrando algo que no debe ver?
Hay parejas a las que les da cierto pudor besarse delante de sus hijos. Hay personas para las que es algo que no debería hacerse. Hay quien piensa que el dormitorio es el lugar para las muestras de afecto en pareja cuando se tienen hijos... A todas ellas, por favor, lean esto (hasta el final).
Empecemos con unas preguntas: ¿Besas a tus hijos? ¿Y a tus hermanos, padres o amigos? ¿Qué es un beso? ¿Para qué sirve?
Los besos no son más que una de las formas de mostrar afecto que hemos convenido socialmente en nuestra cultura (y en otras muchas). Sí, afecto. Cuando besamos estamos dando cariño, mimo, demostrando a la otra persona que nos importa y que la queremos. ¿Qué hay de malo en eso?
Bésame mucho (que no pasa nada)
No, mostrar afecto a la pareja delante de los hijos no es nada malo, al contrario, se trata de algo absolutamente saludable, tanto para nosotros como pareja como para ellos, nuestros peques.
De lo que ven, del modelo que transmitimos en casa con nuestra manera de comportarnos, los peques aprenden qué y cómo han de ser las relaciones. Si nos besamos (con cariño), si nos abrazamos y queremos delante de ellos, estamos haciendo algo maravilloso: mostrarles cómo es una relación sana. ¿Y acaso no es eso lo que queremos que tengan ellos en el futuro?
Tengamos en cuenta que van a estar expuestos a otros muchos modelos, en la tele, en las películas, en la calle... Modelos que no son tan saludables (sexistas, abusivos, agresivos...). Así que más nos vale querernos mucho delante de ellos, ¿no te parece?
Por otra parte, cuando papá y mamá no están bien, cuando discuten, cuando están tensos, los niños lo notan en seguida. Lo notan y lo sufren. Pues igual sucede, pero en sentido contrario, cuando papá y mamá están estupendos, cuando se quieren y se lo demuestran.
Al ver cómo nos demostramos afecto en pareja los peques entienden rápidamente que estamos bien, lo que les hace sentirse seguros, tranquilos y felices.
¿Dónde está el límite?
El límite lo marcaría pasar de una conducta afectiva (de muestra de cariño) a una erótica y/o sexual, que no sería tan apropiada para los ojos de los más pequeños de la casa. Los peques no tienen capacidad para entender el componente erótico, éste pertenece al mundo adulto.
De esta forma, todas aquellas conductas que crucen esa línea (por ejemplo besar con lengua, con pasión...) mejor lo dejamos para cuando (oh, milagro) los niños se hayan dormido o los abuelos hayan sido maravillosamente generosos y se hayan quedado con ellos un rato.
¡Nos han pillado!
Si nos vieran realizando alguna conducta que consideremos no apropiada (estas cosas pasan), es importante que hablemos con ellos y les expliquemos, porque todo lo que no digamos lo rellenarán con su imaginación y..., Bueno, ¡a saber qué inventan!
Por otra parte, y esto es importante, no tiene sentido mentir al respecto o tratarlo como algo secreto y sucio, no es el mensaje que queremos transmitirles. Lo que queremos es que tengan una relación sana tanto con su propio cuerpo como con los demás, así que tratemos con naturalidad estas cosas.
¿Nos han “pillado”? Pues vamos a explicarles lo que han visto, sin problema, sin drama, adaptando el lenguaje a su edad. ¿Un ejemplo? Mira, estábamos haciendo algo que los adultos hacen cuando están a gusto con otra persona, con su pareja, que es algo que nos gusta porque es una forma de disfrutar y mostrar afecto cuando somos mayores.
Si lo tratamos con naturalidad seguramente no le den más importancia, lo van a entender a la perfección sin darle muchas más vueltas. Los niños son así, cosas de las que creemos que van a hacer un mundo luego pasan, y detalles que a nosotros nos parecen anecdóticos para ellos son enormes.
Si hacemos de esto un drama, si ponemos el foco sobre ello, pensarán que algo pasa, por lo que no es la mejor estrategia.
A nivel de pareja es importante mostrar el afecto
Cuando nos convertimos en padres nuestros días parecen tener menos horas, no nos queda tiempo para ver tantas películas como antes, para leer como antes... o para estar en pareja como antes. Sí, antes de ser padres parecía que no había que esforzarse mucho para encontrar momentos en los que ser pareja, ¿verdad? Pero ahora... Ahora tener un rato para nosotros nos puede resultar toda una misión imposible.
Sin embargo, es vital que cuidemos a la pareja, que mimemos nuestra relación. Precisamente por esos aspectos “menos apetecibles” que acompañan a la paternidad (la falta de tiempo, el cansancio, etc.) merece más la pena que nunca que mimemos nuestra relación, para estar estupendos, para ser equipo y afrontar todo de la mejor manera posible: con amor.
Así que no, no dejéis de daros besos con vuestra pareja, al contrario, ¡festival de besitos! Besos de abuela, piquitos, en la cara, en los labios, en el hombro al pasar. Y no solo besos, demostrarse el afecto es maravilloso y hay mil y una formas de hacerlo: darse la mano, agarrarse de la cintura, acariciar el cuello del otro al pasar por su lado en la mesa, reír juntos... Quereos y queredles. Demostrar el amor nunca está de más.
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