Como padres es importante que nos alegremos de sus logros, pero también lo es enseñarles desde pequeñitos a colaborar en las tareas del hogar. Es esencial que asuman que todos los miembros de la familia colaboran en las labores cotidianas, y que no se trata de “ayudar a mamá o papá”, sino que es cosa de todos.
Aunque aún sean pequeñitos, podemos empezar a involucrar a los niños de una forma paulatina en las tareas domésticas. Pero, ¿cómo hacerlo para que que sea ameno y empiece a formar parte de su rutina de manera normalizada?
Mucha paciencia
A partir de los dos años, empiezan a desarrollar el juego simbólico, que consiste en imitar acciones que hacen los adultos en la vida real, así que es una gran oportunidad para que empiecen a colaborar en tareas sencillas. Pueden, por ejemplo, ayudar a colocar la ropa en la lavadora o las servilletas en la mesa, por deciros algunas de las cosas que más disfrutan.
Cuando son algo más mayores pueden ayudar poniendo y recogiendo la mesa, colocando los platos en el lavavajillas, o pasando una bayeta. Al principio pueden resultar tareas un poco complejas para ellos, pero con el tiempo aprenden a hacerlas cada vez mejor y se acaban automatizando.
No hay que olvidar que colaborar en las tareas del hogar es un proceso de aprendizaje, por tanto debemos tener paciencia ante los errores o que en ocasiones molesten más de lo que nos solucionan.
Tenemos que dedicar el tiempo necesario a enseñarles a hacer las tareas, explicándoles como se hacen y confiando en que lo harán bien. Aunque a veces se equivoquen, debemos ser pacientes y no criticarles, porque así intentarán superarse.
Adaptar la casa a los niños
También es muy importante que adaptemos la casa a los niños, facilitándoles así el alcance a todo lo que ellos puedan ir haciendo por sí mismos. No es coherente tener los vasos en los armarios más altos si tienen que poner la mesa, por ejemplo. La autonomía es clave para que ellos tomen la iniciativa y sean capaces de hacer las cosas sin nuestra ayuda.
Motivación, un ingrediente clave
La motivación es esencial para que los niños se involucren en las tareas del hogar, así que activad la imaginación como colocar pegatinas en los cestos de la ropa para clasificar la ropa blanca y la de color. Algo que en casa me funciona bastante bien para ordenar los cajones de los armarios es colocar pegatinas con dibujos de las prendas que hay dentro, o colocar gomets de colores en los cajones de los cubiertos, por ejemplo.
Enseñarles a los niños a colaborar en las tareas del hogar es una educación que le servirá para el resto de su vida. No se trata de “hacerlos trabajar”, sino en que asuman la colaboración de labores comunitarias.
Si hacemos las cosas por ellos no aprenderán a hacerlas y estaremos retrasando el desarrollo de sus capacidades y disminuyendo la confianza en sí mismos. En cambio al hacerlos partícipes de las tareas cotidianas se sentirán útiles y valorados como miembro de la familia.
Ejemplos de tareas por edad
Menores de tres años
Desde pequeñitos pueden comenzar a hacer tareas sencillas en casa como pedirles que recojan sus juguetes y coloquen los libros en su lugar después de usarlos.
De tres a seis años
- Ordenar sus cosas: guardar los juguetes y ordenar su habitación.
- Poner la ropa sucia en el cesto.
- Elegir su ropa y vestirse solos.
- Ayudar a la hora de la comida: poner la mesa (los más pequeñitos, ayudarán con cosas sencillas como las servilletas o vajilla de plástico) o ser tu asistente mientras preparas la comida.
- Asistir en la compra del súper. Ayudarte a elegir lo que llevarán, pídele que busque algún producto o déjale que te ayude a colocar la compra en la cinta del súper.
De seis a doce años
- Regar las plantas.
- Ayudar con el cuidado de las mascotas.
- Ayudar en el jardín.
- Recoger su habitación.
- Estirar la cama.
- Cocinar juntos.
- Separar la ropa de la colada.
- Colocar la ropa en los armarios.
- Fregar los platos o colocarlos en el lavavajillas.
- Ir a comprar cosas sencillas: a partir de los nueve o diez años dependiendo de su nivel de madurez.
- Sacar la basura.