Los niños son curiosos por naturaleza, y a medida que van creciendo, su curiosidad sobre el mundo que les rodea les lleva a investigar y hacer continuas preguntas para saber más. Es importante que los padres sepamos manejar y atender esta curiosidad innata, que se hace especialmente patente en la edad preescolar.
Te contamos por qué es importante potenciar la curiosidad de nuestros hijos y cómo podemos hacerlo a través del juego y las actividades lúdicas.
Cómo evoluciona la curiosidad y las ganas de aprender en los primeros años de vida
En la Guia sobre Crianza, '¿Mucho, poquito o nada?, elaborada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, se define la curiosidad como una 'enorme potencia motivadora normalmente intensa en los niños en edad preescolar'.
Y es que desde el primer momento en que el bebé se descubre sus manos y comienza a experimentar con ellas (mirándoselas, moviéndolas, intentando agarrar objetos...), su curiosidad por todo lo que le rodea comenzará a ir en aumento. Poco a poco irá avanzando en su desarrollo y alcanzando importantes hitos, hasta que a partir del primer año, con la conquista del movimiento, descubra ante él un nuevo mundo repleto de posibilidades.
Así, entre los 12 meses y los tres años, el niño experimenta un importante incremento de su curiosidad. El mundo y todo lo que le rodea llaman poderosamente su atención, como también su propio cuerpo y el de los demás.
A partir de los tres años, aproximadamente, comienza la famosa etapa de los "¿por qué?", que alcanzará su máxima expresión en torno a los cinco o seis años. A esta edad, el niño querrá saberlo todo, descubrir por su cuenta y experimentar al máximo para satisfacer esas ansias de saber que le llenan la cabeza.
A medida que va creciendo, su curiosidad por conocer detalles del mundo que le rodea se vuelve cada vez más compleja, pues comienza a asimilar conceptos abstractos y profundos que le llevan a plantearse dudas que nunca antes se había planteado, como la muerte, el origen de la existencia del hombre o el sexo.
Cómo potenciar la curiosidad de los niños
Potenciar su curiosidad repercutirá de forma positiva en su creatividad y en el desarrollo del pensamiento crítico, dos de las habilidades fundamentales para su vida adulta.
Pero, ¿cómo podemos potenciar la curiosidad en el niño? Os dejamos algunos consejos:
Dale libertad para explorar, sin limitar su movimiento ni condicionar su juego.
Procura al máximo el contacto con la naturaleza, pues es una de las mejores formas de fomentar el aprendizaje, la creatividad y la curiosidad innata de los niños.
Permanece siempre a su lado para guiarle de forma respetuosa cuando lo necesite, sin presionar.
Responde a todas sus preguntas de forma sincera, adecuando tu explicación y vocabulario a su edad y entendimiento. Si en algún momento desconoces la respuesta o simplemente no tienes claro cómo abordarla, explícaselo con naturalidad ("ahora mismo mamá no sabe cómo responder a tu duda. Déjame que investigue sobre ello y hablamos después") y abarca el tema más tarde, aunque el niño no vuelva a reclamarlo.
Fomenta el espíritu crítico de tu hijo, animándole a encontrar algunas respuestas por sí mismo, a formarse una opinión sobre un tema o a buscar la solución a un determinado problema.
En este sentido, los juegos de roles (en el que el niño se tiene que poner en el papel de otro y actuar ante una situación), investigar algo que le interese especialmente (acudiendo a libros, documentales, preguntando a gente experta en ese tema...) o hacerle preguntas de curiosidad que le inviten a pensar o experimentar ("¿tú cómo solucionarías esto?", ¿qué color crees que se forma si mezclas el rojo con el amarillo?...) son excelentes ejercicios.
Interésate por sus gustos y observa sus habilidades, de cara a ofrecerle juegos y actividades especialmente acordes a sus intereses.
Así mismo, también hay actividades que podemos hacer con nuestros hijos, -siempre atendiendo a su edad-, que permitirán potenciar su curiosidad innata y su creatividad, como por ejemplo: cocinar en familia, leer juntos, inventar historias, estimular sus sentidos con juegos sensoriales, visitar con frecuencia una biblioteca y animarle a investigar...
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