A los ocho o nueve meses probablemente tu bebé va a descubrir un modo de desplazarse, su primer modo de desplazarse, el gateo. El gateo es una fase imprescindible en el desarrollo de la persona y del cerebro y además es un gran paso para su autonomía antes de los primeros pasos.
Hay muchas razones por las que un niño debería gatear y nosotros no impedírselo, y hoy vemos como, entre ellas, están las primeras conquistas de la autonomía: a nivel motor y también psicológica.
El gateo es el primer paso para la autonomía motora del niño, que empieza a producirse cuando existe cierta madurez evolutiva (por eso cada niño puede empezar en un momento distinto) y cuando el cerebro es capaz de entender cómo sortear los obstáculos. Existen diferentes estilos de gateo, y casi todos preparan al bebé para la etapa posterior en sus desplazamientos, es decir, para caminar, correr, saltar... Los músculos de las piernas y los brazos se fortalecen mediante estos movimientos y el cerebro cada vez establece conexiones más complejas para realizar movimientos diferentes. Incluso, la motricidad fina se ve estimulada con el gateo, ya que brazos y manos también intervienen en estos avances a gatas.
El bebé también adquiere autonomía a nivel psicológico, porque es la primera vez que puede desplazarse autónomamente, elegir dónde ir, "separarse" de mamá y papá, explorar... y hacerse unos verdaderos expertos en el suelo de casa y todo lo que contiene. Y ojo, porque esto también nos recuerda que no hemos de obviar las medidas de seguridad para los niños que empiezan a gatear. Lo que está claro es que en la mente del bebé se van a producir muchos sentimientos ante este nuevo mundo que se abre a su alrededor, ante esta nueva y nunca antes sentida "independencia": miedo, dilema, emoción... Además, esta primera habilidad física del gateo del niño es una muestra de su inteligencia cuando aún no hablan, ya que es el pensamiento sensorial-motor el que está más desarrollado.
Recordemos que cada bebé tiene su ritmo y empezarán a gatear cuando esté preparado, intervienen muchos factores, incluso los bebés que nacen en invierno empiezan a gatear antes debido probablemente a que tras unos meses, con el buen tiempo tienen más oportunidades de estar en contacto con el suelo, con menos ropa... y esto favorece su motricidad.
En cualquier caso y en cualquier época, nosotros podemos facilitar que nuestros niños se arrastren, con seguridad, ofreciéndoles un entorno adecuado y animándolos a moverse desde el suelo.
Permite a tu bebé que experimente estas conquistas en su autonomía gracias al gateo, ya que se están preparando de forma natural para seguir creciendo, para seguir conociendo su entorno, a nosotros mismos, a él mismo. ¡Y existen muchos juegos para estimular el gateo al tiempo que lo pasamos en grande!
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