Las consecuencias de los azotes

Las consecuencias de los azotes
7 comentarios

Darle un azote a un niño podemos pensar que no tiene consecuencias, se ha hecho toda la vida y no ha pasado nada. Posiblemente muchos lectores nos contarán que los recibieron, y están seguros del amor de sus padres y que ese comportamiento no dejó secuelas, se han convertido en personas pacíficas y no guardan rencor. Sus padres lo hicieron lo mejor posible y unos azotes o pescozones no dejaron marca en ellos, asegurarán. Pero si, los azotes tienen consecuencias.

Obviamente, si no rechazamos aquella conducta errónea de nuestros padres tenemos posibilidades de repetirla con menos dificultades.

Al fin y al cabo, dirán, que un azote no es maltrato, no es una paliza, y se sobrevive sin daño aparente. Pero es violencia, y la violencia no puede ser la medida del amor de los padres a los hijos ni es una buena manera de educar con el ejemplo.

No hay ninguna aportación científica seria que aporte datos a favor de los azotes. Más bien al contrario, las modernas investigaciones neurológicas y psicológicas aportan datos en el sentido contrario. El estrés, el miedo y el dolor si dejan marcas.

Un niño que recibe un comportamiento violento de sus padres interioriza que la violencia puede ser aceptable si se ejerce contra alguien más debil o aduciendo una buena causa. No se siente dueño de su cuerpo ya que aquellos en quienes más confían lo agreden “por su bien”.

castigo fisico

La paciencia y el agotamiento puede hacer mella en nosotros y también la tensión en una situación de peligro real. Entonces brota de nosotros esa violencia interiorizada en la infancia y la repetimos como medida extrema.

Pegar un azote o un pescozón es pegar, y del mismo modo que no consentiríamos que nadie nos ponga la mano encima bajo ninguna circunstancia, a nuestros hijos les debemos enseñar que nadie puede tocarlos a ellos ni pegarles, bajo ninguna causa, ni siquiera los adultos que tenemos autoridad sobre ellos.

Pegarle a un niño, insultarle, gritarle o amenazarlo con castigos físicos o abandono emocional no es un buen ejemplo. Puede servirnos a los adultos para que salga la rabia o el enfado, pero a costa de hacerlos recaer en el más debil.

La obediencia por miedo no es obediencia, es represión. La educación nace del ejemplo, la comprensión, la paciencia y el amor, no de perder el control y descargar la violencia en los niños.

En el estado emocional de miedo, rabia e impotencia en el que queda un niño que sufre un grito o un azote no hay nada que se pueda aprender ni interiorizar. Las normas o los comportamientos correctos que queremos inculcarles, el respeto hacia los otros, no hay forma de asimilarlo si ellos no están siendo respetados en su integridad física y moral.

El disimulo, la mentira, la desconfianza y la percepción del mundo como un lugar donde los actos no tienen consecuencias lógicas, sino castigos, no es el mejor modo de educar en la convivencia y la confianza. Lo que hará un niño al que se le pega será aprender a que no lo pillen por miedo, no a que su acción errada se autoexplica a si misma confortado por sus padres para asimilar el daño que ha podido realizar.

El niño no relaciona el castigo con el hecho acaecido, sino con la persona que lo agrede. Y muy raramente tiene éxito como medida que cambie el problema de fondo, si no es con el terror a un nuevo castigo.

Además, el castigo físico ya es un delito en España y no se tipifica su intensidad aunque se encuentre que una sociedad permisiva y acostumbrada a estos comportamientos no puede todavía controlar todos estos sucesos y la ley suele activarse solamente en los más graves o llamativos. Sin embargo, las autoridades son muy claras al respecto.
Pegar un azote, tirar del pelo, dar un pescozón o un pellizco ya no tienen refrendo legal alguno como medios de corrección adecuada.

Las consecuencias de los azotes a nivel psicológico y moral son inevitables, y nuestro papel como padres no es repetir los errores de quienes nos educaron lo mejor que sabían, sino educar a nuestros hijos en la canalización sana de los conflictos.

En Bebés y más | “Me molesta que los padres peguen a sus hijos”, La mitad de los padres pegan a sus hijos

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Comentarios cerrados
    • Muy buen artículo en América Latina también trabajamos por la prevención del maltrato infantil, un hecho tan cotidiano que se termina naturalizando el maltrato a los más débiles. Si interesa mas información sobre la experiencia latinoamericana pueden mirar http://www.facebook.com/pages/America-Latina-libre-de-Castigo-Fisico/168165690086 y también en Venezuela: http://www.cecodap.org.ve/campana.html

    • Cuanta razon hay en este articulo. El simple hecho de agredir a otra persona, que además está en inferioridad de condiciones, ya es algo terrible. Si ademas tenemos en cuenta que los padres somos las personas en las que confian, su referente, los que se supone que los queremos más que nadie... , el azote, ademas de rabia e impotencia, debe generar una confusion tremenda en el niño.

      Hace unos dias tuve la mala suerte de oir como una madre se quejaba de que su hijo de un año pegaba. Acto seguido contó que el niño era tan malo que ya no respondia a los azotes, que a ella le dolia la mano de pegarle y que lo unico que le hacia efecto al crio eran los tirones de pelo. ¡ Y las personas que estaban escuchandola asentian tranquilamente !. No pude evitar acercarme y hacer un comentario al respecto, aunque os imaginareis a donde me mandaron.... .

      Es una lastima que los padres pierdan el respeto hacia sus hijos y que gran parte de la sociedad, lo tolere permaneciendo impasible ante estos hechos

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    • Avatar de yasmin06 Respondiendo a Jasmin Bunzendahl

      Esta corriente actual que pretende desacreditar el castigo físico tiene un trasfondo bastante complicado. Resulta que el homo-sapiens no está plénamente capacitado aun para ejercer la educación de sus descendientes prescindidendo del castigo físico. O dicho de otro modo: "Un bofetada a tiempo es una victoria". Parece que esta frase no tiene cabida en los foros actuales sobre educación infantil pero cuando hablas con los padres te encontrarás con que hay muy pocos que rechacen frontalmente el castigo físico. Y son muchos los que lo rechazan pero no tienen hijos.

      Cabe hacer una aclaración: No hay que confundir castigo físico con maltrato y en la distinción de estas dos dos cosas está el quid de la cuestión. Es muy util observar el comportamiento de otras especies de animales (no olvidemos que los humanos no somos plantas, somos animales), y en esto es mucho lo que aun nos queda por aprender. Muchas hembras de mamíferos castigan físicamente a sus cachorros pero no les hacen ningun daño.

      En la mayoria de argumentos que ciculan por ahí en contra del castigo físico parece que se intenta confundir alevósamente ambas cosas. El contacto físico es necesario. Ya sea para castigar o para premiar. Si es para castigar ni siquiera tiene porque causar dolor. Incluso el mismo gesto puede tener los dos usos. Por ejemplo, si yo estoy pasando un rato ameno con mi hijo (2 años y 1/2) le puedo dar una palmadita en el culete como gesto de cariño; pues atención para los que no lo sepais: esa misma palmadita, con la misma intensidad y exáctamente en el mismo sitio pero acompañada de una reprimenda verbal sería castigo físico, ¡Ojo! no es maltrato. Si sabes ejercer tu autoridad paterna/materna muchas veces será suficiente con una mirada (¿Esto sería agresión????)

      También veo que en estos argumentos, al mencionar la integridad física, se pretende atribuir a los niños los mismos derechos que los adultos. Eso es una soberana incongruencia.

      En esta sociedad actual, hay un cierto interés oculto que busca deteriorar la Familia como institución. Se les están dando a los menores muchos derechos y pocos deberes. Los maestros están siendo continuamente desautorizados; ya no puedes reprender a cualqier niño que diga una palabrota por la calle (como hacian en mis tiempos, hace 30 años); por tanto no debemos de hacer mucho caso a estos argumentos que pretenden denostar un simple cachete.

      PREFIERO VER A MI HIJO LLORANDO AHORA Y NO LLORAR YO DENTRO DE 20 AÑOS. El objetivo seria no tener que dar ese cachete pero...créanme, el homo-sapiens no es tan sapiens, todavía.

    • Mireia no te puedes imaginar cuántos padres "normales" e incluso "modernos" y "abiertos de mente", recurren a los cachetes, capones, azotes y demás castigos físicos porque "con este niño no se puede hacer de otra manera". Mi pareja y yo estamos rodeados de padres en la treintena, como nosotros, amigos nuestros. Bueno, pues me sorprende e indigna ver que ahora que nuestros hijos están creciendo, Martín tiene 20 meses y los de ellos alrededor de esta edad, empiezan a recurrir al capón y al azote.

      Hablando con una madre sobre cuándo dejarán los nenes de lanzarlo todo desde la trona, me espeta: "Desde que le doy en la mano, ha dejado de hacerlo". Otro caso: bebé con 2 años, con rabietas, lógicamente, así estamos todas. El padre ya le ha pegado dos veces, dice: "Con este niño a veces es la única manera". Otra amiga, mi pareja y yo hablando con voz firme a Martín para tratar de marcar un límite entre algo bien y mal hecho. "¿Eso es todo lo que le gritáis? Jo, yo le meto unos berridos al pobre".

      Intento explicarles, pero la mayoría simplemente repiten patrones. Y no creen que eso sea malo, ni les importa el respeto que tienes que tener a un niño, ni nada de eso. Así es la realidad.

    • Yo no estoy a favor de los azotes, pienso que no se puede educar a un crio a base de azotes, si avisarles de las cosas, de lo bueno y de lo malo, ay mil formas de hacerles saber loq es bueno y lo q no, y sobretodo que azotando, o como a veces dicen "dando palmaditas" ellos aprenderan de nosotros, porque segun se dice, los padres somos el ejemplo de nuestros hijos, aunque los hijos muchas veces no querramos cometer los fallos que han cometido nuestros padres con nosotros

    • Que acertado el articulo, cuanta verdad. En mi caso los castigos eran muchos, y mas que el dolor de los chirlos y "sopapitos", era no saber realmente de que venia el castigo, no se daba una explicacion clara, era asi y se acabo y si preguntaba la razon el enojo iba en aumento(siempre fui muy contestataria y me rebelaban esos castigos que a mi entender de niña eran injustos, pero para mis padres no)y eso que en general yo era una nena bastante tranquila, me gustaba leer sola desde pequeñita, pero tambien tenia mi lado travieso, como todos los chicos. Esto genero en mi una violencia encubierta, un enojo hacia todas las formas de injusticia(ja, siempre soñando con ser una superheroe y darle una paliza a los malandrines)si bien siempre fui muy medida con mis enojos. De grande pude comprender muchas cosas y entender el proceder de mis padres y perdonarlos(ellos tuvieron una crianza casi desprovista de amor y de gestos cariñosos)mas no justificarlos. Entendi que sus enojos eran de ellos, aunque los descargaran en nosotras disfrazados de desobediencia, que habia otra forma de criar. Mis padres nos amaban y trataban de darnos lo mejor dentro de sus posibilidades, de que nuestras vidas fueran mejor que las de ellos. Pero sus enojos no sabian manejarlos y los desbordaba. A veces el instinto del amor no esta tan a flor de piel y cuesta sacarlo a flote. Cuando nacio mi hijo cambiaron tanto mis ideas de crianza, una de ellas fue que la crianza con apego era lo mejor del mundo y me gusto, me senti fluir, y costó, costó mucho. Gracias a los blogs de crianza que me ayudaron a sacar mi lado amoroso, a informarme y a quererme para poder dar lo mejor a mi bebe: una madre conciente de sus limitaciones, pero tambien de su gran poder de dar amor y respeto.

    • Cuánta razón, vibro totalmente con estas palabras, para mi es tan evidente que el maltrato es perjudicial que no puedo comprender que haya gente que piense que es una buena manera de educar a los hijos ¿pero es que hay alguien en este mundo que sea más feliz si le desprecian? A ver cuando se entera la gente...

      Precisamente hablo de esto en un artículo mío bastante reciente...

      http://www.portandootroangelito.com/2011/07/lo-que-se-sucede-en-un-nino-maltratado.html

      Saludos y gracias por tus letras

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