Amnesia infantil: ¿por qué no recordamos cuando éramos bebés?

Amnesia infantil: ¿por qué no recordamos cuando éramos bebés?
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Seguramente muchas veces os habéis hecho estas preguntas: ¿Cuándo comenzamos a tener recuerdos de lo vivido? ¿Por qué no recordamos los primeros años de vida? ¿Cómo puede un niño pequeño recordar cosas que sucedieron ayer pero luego no tiene recuerdos de ese día una par de años más tarde?

Se cree que la memoria no empieza hasta que tenemos aproximadamente tres años, este curioso fenómeno de no recordar lo anterior, recibe el nombre de amnesia infantil. Una nueva investigación ahonda en los argumentos científicos de por qué no recordamos cuando éramos bebés.

El estudio, realizado con roedores, concluye que el gran número de neuronas que se forman en los primeros años de vida, proceso conocido como "neurogénesis", al producirse en cerebros todavía pequeños "arruinan" los procesos encargados de generar recuerdos.

Dicho de otro modo, el tamaño del cerebro de un niño pequeño es aún limitado para el proceso de generar nuevas células y almacenar recuerdos a la vez, por lo que éste prioriza, sabiamente, lo primero.

La neurogénesis en los mamíferos tiene lugar durante toda la vida, pero en los bebés de algunas especies, incluidos los humanos, se produce a un ritmo mucho mayor. Este proceso es particularmente activo en el hipocampo, parte del cerebro que se ocupa de los recuerdos y el aprendizaje.

Las tasas extremadamente altas de neurogénesis observadas en cerebros muy pequeños pueden aumentar el olvido. Estas nuevas neuronas podrían ir desplazando a los viejos circuitos que tienen recuerdos.

A medida que el cerebro del niño va creciendo, estos dos procesos se van ajustando hasta conseguir un equilibrio entre la producción de nuevas neuronas y los recuerdos. Así, alrededor de los tres años (algunos antes, otros después) el cerebro del niño comienza a guardar vivencias en el cajón de los recuerdos.

Ratones bebés capaces de recordar

El estudio se realizó en ratones, por poseer una estructura cerebral similar a la de los humanos. ¿Cómo lo hicieron? Primero, los científicos generaron recuerdos en los ratones creando una asociación entre un lugar y una suave descarga eléctrica. Luego se ajustaron las tasas de neurogénesis de los animales y vieron lo que pasó con esos recuerdos más adelante.

Al impulsar la neurogénesis en ratones adultos, observaron que tenían mayor dificultad para recordar las cosas. Por el contrario, al frenar la neurogénesis en ratones bebés, es decir frenar el nacimiento de nuevas neuronas, consiguieron que fueran capaces de recordar. Eliminaron así la amnesia infantil.

También experimentaron con otras dos especies de roedores que son más maduros que los ratones al nacer: el conejillo de Indias y el degú, un animal chileno, ambos con menores tasas de neurogénesis. Estas especies no suelen experimentar amnesia infantil, pero cuando los investigadores aumentaron artificialmente las tasas de neurogénesis en cobayos jóvenes y degú, no podían aferrarse a los recuerdos.

No recordamos, pero las vivencias quedan marcadas

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Según Freud, la amnesia infantil es un mecanismo que ayuda a reprimir los recuerdos traumáticos de los primeros años de vida, que puede ser una teoría perfectamente compatible con la que nos explican actualmente los científicos.

De cualquier modo, aunque no guardemos recuerdos de las vivencias que tenemos en los primeros años de vida debido a que la prioridad del cerebro infantil es la neurogénesis, estoy convencida que aunque no pueda ser recordado, lo vivido por un ser humano en el periodo prenatal y durante los primeros años de vida queda registrado en nuestro inconsciente e influye decisivamente en nuestra forma de ser.

Es lo que queremos transmitir desde Bebés y más: aunque no puedan recordar imágenes, queda una profunda marca emocional a través de las vivencias que les proporcionamos. La forma en la que tratamos a nuestros bebés desde que están en el vientre, la crianza que les damos a base de cariño, respeto, mimos, brazos, atendiendo siempre sus necesidades, haciéndoles la primera infancia lo más feliz que podamos, lo mejor que nos salga... Eso, sin duda, queda marcado a fuego aunque no puedan recordarlo.

Vía | Vox
Fotos | Flora Westbrook from Pexels y Alex Smith
Más información | Science Mag En Bebés y más | ¿Por qué nuestra memoria no empieza hasta que tenemos tres años?,

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